sábado, 3 de abril de 2010

HAWAII... TE VOY


¡Road Trip... Road Trip...!

¿Qué escribo? Me siento como en la película de Julie & Julia...

Pero bueno.. después de once horas de camino que hice el día de hoy a Acapulco, escuchando muy buena música en compañía de “Tita” y “Qué onda Patsy” me puse a pensar que este viaje sería una muy buena anécdota, la cual después les contaré.

Lo único que les adelanto es que el espíritu de Ojo Espía se hizo presente porque llegando a la Bahía escuchamos “Alone” y “Umbrella” canciones favoritas de mi amiga, con lo que no me queda nada más que esperar un buen auguro en este viaje.

Sin embargo paxis o patsis, por el mood que traigo en este momento, les contaré de mi aventura en Oaxaca para festejar mi cumpleaños hace ya como 8 años.

Debo reconocer que me la vendieron, Y BIENS, MUY BIENS, me dijeron: Toñito vamonos a acampar a la playa en Mazunte, vas a ver que no la vamos a pasar de pelos.

Tanto me insitieron (como 10 minutos) que accedí, sin pensar en las consecuencias que significa ir sin comodidades y lujos divinos.

Total, nos embarcamos en un camión que nos llevara a nuestro destino, pero antes Seba y yo muertos de hambre, fuimos por unos tacos al pastor que obvio los tuvimos que pedir para llevar porque si no, nos dejaban.

Después de apestar todo el autobus a taquería de quinta, se nos ocurrió que era buena idea empezar a tomar para celebrar.

ERROR... Son horas y horas incómodas de camino hasta Puerto Escondido. Imagínense la cruda en la mañana al llegar a nuestro primer destino.

Por si fuera poco, crudísimos, tuvimos que tomar otro pecero para llegar hasta Mazunte.... Sin palabras.

Ya en el lugar y después de que mis súbditos, jajaja, acomodaran las casas de acampar, decidimos juntar todo nuestro capital y tener una albacea para que el dinero nos rindiera.

La elegida fue Penny, mejor conocida por ustedes como PEINI, o la srita. “Swarovsky's para mi”. OTRO GRAVE ERROR PARA LOS DEMÁS, yo encantado de la vida.

La inventada esta, sólo accedía a darnos dinero para comprar cervezas y para hacer una sóla comida en el día, porque obvio íbamos repletos de latas de sardina y atún, ASCOOOO....

Las mujeres le tenían que rogar para que les comparara un fucking gatorade y así aliviar su gran cruda.

El primer día, la cerveza, el mezcal, los extranjeros y el olor a mota se apoderaron de mi... yo feliz, sentía que estaba en Hawaii.

Después de que un pelón, literal, mme quería cortar la cabeza y amanecer adolorido por dormir tan incómodo decidí irme a bañar....

¡Qué horror! Nada más el ver como de la mini regadera salían tres hileras de agua de color amarillento y súper caliente, decidí no hacerlo.

Por si fuera poco, un amigo salió corriendo de la otra regadera porque casi le cae una tarántula en su nalga. Nunca regresé y menos para hacer del 2.

Así, me aguanté varios días hasta que el estómago estaba a punto de explotar.

Ya de noche, mi buen amigo Seba me convenció de que fueramos a hacer en la playa, cerca de unas rocas, muy a la LOST.

Pobre de él, imaginénse lo que tenía que salir después de comer maruchan y sardinas, jajaja. Se le ocurre ponerse a mi lado derecho, sobre la misma diagonal y cuando por fin pude obrar, gracias al aire, todo el olor se dirigió hacia sus narices.... Sobra contar lo que siguió.

Como habíamos enterrado los pomos en la arena, dentro de la casa de “champaña” para que no nos los robaran, esa noche decidí ir por otro en plena oscuridad.

Lo único que encontré fue un fucking rastrillo que me cortó la mano... y yo, todo el viaje me la pase con la mi partecita del cuerpo como si estuviera pidiendo limosna, eso sí, divino. Jajaja

Para no hacerles el cuento largo (porque no me paran los dedos y la mente de mil anécdotas divertidas que viví) llegó el día en el que teníamos que partir.

Como buen mexicano, que deja todo a la mera hora (Ya ves Ojo Espía, así soy, no puedo cambiars) fuimos con los últimos pesos a comprar los boletos de regreso.

Llegamos a la playa, felices, con unos tickets que compramos baratísimos con el que nos habíamos ahorrado una lanota.

Por ello, antes de partir, Penny, Seba y yo decidimos ir por una caguama, la cual se convirtió en un cartón.

Sobra decir lo quer dijeron los demás porque los dejamos horas sin comer y sin nada que tomar.

Vaya sorpresa que nos dimos al llegar a la estación ya que el camión en cuestión era literal, un guajolotero.... Todos estaban emperrados por nuestra súper ganga.

Pedísimos, no nos quedó otra que abordar, y para mi mala suerte me tocó un asiento el cual se caía cada que el chofer frenaba.

Imáginen el viaje que duró horas y horas!!! Tuve que optar por irme hincado, abrazando el asiento cual taza de baño.

Llegamos el mero día de mi cumple a una terminal que estaba lejísimos de nuestra casa sin que los demás nos hablaran.

Y como arrivamos el mero día de mi cumple, no les quedó de otra que retirarme la ley del hielo y festejar, ahora sí, como se debe.

4 comentarios:

  1. Excelente post! Me encantó y no paro de reír; aunque también me hubiera gustado conocer la historia de la travesía a Aca.
    Te extraño mucho y te adoro!

    ResponderEliminar
  2. Genial lo de "Tanto me insistieron (10 minutos)" como siempreeee. Buena experiencia, y deja de contarnos toooodos los detalles, jajaja.

    ResponderEliminar
  3. jajajajaja no manches, esta re chido este viaje, lo peor es que te imagino sosteniendo el inche asiento del autobus ja, deja de ser tan descriptivo con los asuntos del baño, me acuerdo cuando me contaste un video asquerosísimo de youtube y yo a punto de vomitar manejaba a casa del Olvera cuando todavía me quería.

    ResponderEliminar
  4. Inérrimas venían en su camión guajolotero

    ResponderEliminar