viernes, 23 de julio de 2010
Tiempo de ¿relax?
Aquello de las vacaciones tiene algo de particular: tardan en llegar, se van de volada y pasan cosas inesperadas, incluidas las enfermedades que no te dan nunca, más que en esos días.
Tras medio año de chamba, decidí que era momento de tomar un break. Con los preparativos medio hechos, cambiando de planes y tomando decisiones con pocos minutos para repensarlas, llegó el último día de trabajo.
Un día extra pedido para ver el arranque de la Selección en el Mundial, con todo y desmañanada y reunión de waffles y Quik, sustituyendo a las chelas y botanas, y tocó el turno de empacar y revisar que todo estuviera en orden.
Cuando haces la maleta a toda prisa, corres el riesgo de olvidar la mitad de las cosas indispensables, pero cuando la haces con todo el tiempo del mundo, corres el riesgo de llevarte medio closet y hurgar donde jamás metes mano y donde seguramente no hay nada que podrías necesitar.
Así fue. Saqué un banquito -rojo, eso sí-, que nunca había usado, pero que, cuando lo compré, juré que sería de gran utilidad.
Dispuesta a subir en él, no encontraba el correcto mecanismo para abrirlo; moví las patas en el lado opuesto hasta que quedé prensada del dedo gordo entre dos superficies metálicas que estaban prácticamente pegadas con mi mano en medio.
Queriendo gritar de dolor, pero pensando que el tiempo de reacción sería valioso para salvarme, emití un "aaaauuuu", medio discreto para lo que estaba aconteciendo, y dediqué mis pocas fuerzas a tratar de separar con el otro brazo aquel desastre que jamás hubiera logrado reparar.
De haber estado sola, habría tenido que salir corriendo de la casa, cual loca con banquito cargando, a pedir auxilio. Afortunadamente, mi novio salió al rescate.
"¿Estás bien?"....
...."Ayúdameeeeee"....
Tras levantarse de la cama con un salto chapulinesco, analizar la situación en el medio segundo en el que llegó al lugar de los hechos; no identificar el funcionamiento del mecanismo, pero lanzar un puñetazo a la base del asiento, que, DE MILAGRO, atinó al sentido correcto; y yo, en estado de shock sin poder hablar ni para advertir hacia dónde moverlo.
Mi dedo quedó liberado al instante, morado, flaco como calcomanía y con un hoyo -que aún no me explicó cómo pasó-. Juré que estaba roto, esguinzado o algo por estilo.
Mientras él corría por hielo, yo empezaba a llorar tras liberar la adrenalina del susto. Cual película de terror, y, sin exagerar, en ese momento se nubló el cielo, sonaron ambos celulares, uno tras otro, cayeron dos rayos, con los sucesivos truenos a todo volumen, que me asustaron aún más.
Una de las llamadas a mi teléfono fue para preguntar si no le habían robado a él su celular porque un individuo se había comunicado.
Esquivamos el sonido de la tormenta, el cambio de hielo, tirando todo lo que se cruzaba en su camino; las lágrimas, la temblorina, la revisión del movimiento de la herida, a la par de alertar a la familia por si recibían alguna comunicación extraña.
En fin, no me fui con la mano enyesada a la playa, pero el destino se encargó de cobrármela. En la alberca, sin moverme, llegó una avispa, abeja o bicho extraño, a depositar -una vez más- su aguijón en mi hombro. Ahí sí grité, salté, me sumergí, pedí que me quitaran al animal de la cabeza, con todo y gringos mirándome.
Así que ¿karma... o vudú vacacional?
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Ejem, ejem ¿has investigado el CV de tu jefe? en un descuido hay un curso intensivo de budú. =)
ResponderEliminarEstá genial tu texto... todavía tengo lágrimas en los ojos de tanto que me reí... Claro que en el momento no habrá sido nada gracioso, pero la manera en que lo cuentas es muy cómica.
ResponderEliminarAplauso por que por fin incluiste a tu novio en tu historia. Te habia tardado ojo espía. Menos mal que salio en tu rescate en rato tan salado
ResponderEliminarAy Dani no manches, neto que se me hace que tu otra vida tuviste algo que ver con las aviss, abejas y demas insectos con aguijon jajaja tqm que bueno que no paso a más lo de la mano :-)
ResponderEliminarNo, bueno... y eso que te faltó el masaje¡¡¡ jajajajjaaj opto por la segunda opción
ResponderEliminarY de esas hay mil historias más... cuando en la playa explotó una quina en la hielera y sin luz Dan metió la mano para sacar una chela... escuchándose el famoso "AAAAAAAUUUUUU...", corrí a ver que pasaba y traia una astilla de vidrio en el dedo chiquito... a lo que.... "SE ME HIZO FACIL.." echarle una tapita de vodka para desinfectar.... y llego a mi oidos otro fuerteee... "AAAAAAAAAAAAUUUUUUU... Li que te pasa????... jajajajaja días despues en la ciudad... estábamos en el hospital San Jose en la micro operación de dedo, que a la fecha tuvo secuelas con el dedo chueco... jajajajaja
ResponderEliminarte quiero nenaaaaaaaaaaaaaa.....
¿¿¿¿¿¿¿Accidentes y piquetes TU???????????? ¿¿¿¿¿¿¿Cómo?????????
ResponderEliminarEso sí que no es común je je je
kss
Pasando nuevamente a saludar, me gusta el estilo de tu blog, jejeje sigue adelante y recuerda "Sonrie".
ResponderEliminarPasala bien
Atte: Your Friend Carlos Laguna
http://koerazo.blogspot.com/