miércoles, 31 de marzo de 2010

Bienvenida a la Ciudad de México


Como algunos ya lo saben, provengo del lugar más hermoso de la República: Culiacán, Sinaloa, pero desde hace más de una década radico en chilangolandia.


Parece que fue ayer cuando arribé de la ciudad de los Tomateros, traía unas mallas floreadas, shorts verde olivo que hacían juego con un saco del mismo color, unas botas altas por eso del frío de la ciudad y una bolsa negra llena de recuerdos, esperanza y emoción. ¡Vaya outfit!


Bajé del avión, observé todo a mi alrededor, me asombré al descubrir que en el D.F. no existían las estrellas y a cambio de eso tenían una serie de luces rojas por todos lados, me sorprendí cuando la aeromoza dijo que teníamos que subirnos a un camión para llegar a la terminal que nos correspondía, lloré cuando le sonreí a una niña como señal de amistad y como respuesta obtuve una mueca acartonada, me reí cuando escuché hablar a una pareja de defeños y me enojé cuando otros se burlaron de mi tono y forma de hablar.


Recogimos nuestras pertenencias, incluyendo un bull terrier american stanford, último regalo que recibí de mis primos y, a decir verdad, el cual conseguí mediante chantaje emocional.


Cuando por fin encontramos la sala de llegadas nacionales vi a mi papá a lo lejos, esperaba ansioso a su retoño y a la reina del norte que traería orden a su vida, osea, mi mamá.


Nos subimos a una camioneta RAM y partimos rumbo a Satélite para visitar a una tía y después dirigirnos al que sería mi nuevo hogar. No sé cuántas horas pasaron, las suficientes para que mi papá y yo nos pusiéramos al tanto de nuestras vidas después de casi 7 años sin vernos. Me dijo que todo estaría bien, que iría a una escuela donde tendría muchos amigos, que visitaría Culiacán periódicamente, que México me encantaría, que los chilangos no son tan malos como dicen por ahí, que en Japón ya existían los CD´s musicales (en México aún no) e incluso me dijo que me regalaría un mini CD que trajo de su viaje; me contó algunas de sus aventuras en aquella tierra súper lejana ante mis ojos y me emocioné tanto, que desde ese momento se convirtió en mi sueño conocer algún día Japón.


Pasaron dos horas, mi papá ya conocía mi color favorito, mis pasatiempos y el grado escolar al que debía inscribirme; yo escuché a qué se dedicaba y no dejé de sorprenderme al verlo por el retrovisor y comprobar nuestro enorme e indiscutible parecido.


Verdaderamente estaba asombrada, no podía creer que siguiéramos en el coche, por un momento sentí que había llegado al aeropuerto de un pueblo o una ciudad lejana al Distrito Federal, mi mente no podía procesar que en las calles existiera esa cantidad de coches ¡con razón me ardían los ojos! Suficiente humo salía de cada uno de ellos como para dejarme ciega.


Mi sorpresa fue aún mayor cuando cruzamos un arco que decía “Buen Viaje, vuelva pronto a la Ciudad de México” ¿pues a dónde me llevaban? ¿Acaso eso de la nueva vida en el D.F. fue sólo un engaño? O peor aún ¿mi papá se había arrepentido de traernos y nos iba a regresar, pero por carretera?


Señores vendiendo papas y frituras en medio de la calle, camiones verdes llamados microbuses, cuyos conductores se sentían los dueños de la ciudad; carros metiéndose a la fila… todo era nuevo para mí, pero sabía que eso era parte mi nueva vida en chilangolandia.


Después de tres horas de aventura, llegamos a casa de mi tía, quien me recibió con un “Princesaaaaa (una ”a” que cantó por aproximadamente 5 minutos), que grandeeeee (otros 5 minutos de vocal cantadita) estás”. La primera pregunta que pasó por mi cabeza fue ¿así tengo que hablar ahora? Y sí, así hablo actualmente, de mi lindo acento norteño no queda nada, y tarde, pero aprendí que ir del aeropuerto a Satélite no es viajar, que Periférico dista mucho de ser una carretera, que no debo sonreírle a desconocidos cuando voy por la calle, que aquí no puedo pedir en la panadería un "torcido", que debo decir "goma" en vez de "borrador", que en el supermercado no venden "goma" para el cabello, que el zacate aquí se llama pasto, que Culiacán sigue siendo el lugar más hermoso y que las norteñas somos bien aceptadas en estas tierras.

martes, 30 de marzo de 2010

Libreto de un gran viaje


Personajes
-Chava. Buen amigo de la prepa caracterizado por ser un personaje metalero que gustaba de repetir la frase “pinche desleal”. En ese momento andaba con Malú, después cortaron, regresaron, cortaron y creo que en julio irán juntos a la boda de Pepe, hermano de Malú
-El George. Uno de los Tri Broders, simpático personaje que siempre está dispuesto a una nueva aventura.
-Anacleto. El otro de los Tri Broders, bestia que cuando no logra satisfacer su hambre se torna sumamente violento. Como referencia léanse posts anteriores donde aparezca con alguno de sus nuevos apodos: El Wuero, El Doctor, Dr. El Perra, o sea, lo que viene siendo mi roomie.
-Pepe. Amigo de los personajes anteriores y su servidor, que había emigrado a tierras Queretanas.
-Nano. Ñoño, digo Niño, completamente mimado e inocente que no contaba con experiencia para sobrevivir en este mundo feroz.

Contexto: La historia inicia el 14 de septiembre de 2000 en la central camionera de 100 metros. Chava, El George, Anacleto y Ñoño, digo Nano, compran boletos de la línea Chihuahuenses, hermana de Estrella Blanca, pero un poco más barata.

La misión es llegar a Querétaro, nuevo pueblo de nuestro amigo Pepe. Se le sugiere a todos los lectores NO inferir que los Tri Broders fuimos convencidos por Chava de acompañarlo a “ver a Pepe” cuando el quería ver a Malú… SESE.

Escena 1: Los cuatro, entregamos los boletos y con un promedio de 50 pesos per cráneo, recibimos la orden de sentarnos hasta atrás (no de borrachos, del camión). Acto seguido, el armatoste con ruedas empieza a caerse a pedazos… es literal, se cae uno de los descansabrazos.

Mientras tanto El George, emocionado hurta de una caja, una bolsa de “cabeceras” de pellón con el logo de Chihuahuenses, una línea más de Estrella Blanca.
-¿Para qué chingados quieres eso?
-De algo nos servirá

Escena 2: Los cuatro viajeros sentados en la parte posterior del Chihuahuense (el camión no piensen mal) decidimos que es hora de divertirnos un poco
-Oigan, traigo un buen de condones de las elecciones de sociedad de alumnos en la escuela.
-A ver pásame uno- dice Chava e inmediatamente comienza a inflarlo.

Aventar un condón por el camión parecía una buena broma, para sorpresa de los “ocurrentes”, la banda que iba en el camión arropó la idea y comenzó a pasar el juguete de latex cual pelota gigante en partido del América.

Mientras tanto, el señor que viene sentado delante, se levanta por primera vez al baño, pero antes de que salga del “inodoro”, el camión se detiene. Un retén militar, todo rutinario.

Escena 3: Cuatro horas después, el conteo del número de veces que el imbécil de adelante se había levantado al baño era 14. Es la una de la mañana en Querétaro (bueno, también en México, pero me refiero a que ya estábamos allá), bajamos impactados con la vejiga de nuestro compañero viajero.

Llega el momento de pagar el taxi que nos llevaría hasta la casa que la abuela del Wuero renta a una familia nativa, pero que tiene un cuarto en la parte posterior para cuando la señora va a cobrar, sería el lugar para pernoctar.

Después de pagar 80 pesos, cantidad que mermaba seriamente el capital, subeimos al taxi, del que, por instrucciones de Anacleto, bajamos 15 min. después
-Es que ya está aquí, luego, luego- asegura el ahora doctor
-A ver wy, ya pagamos el taxi así que no vamos a ahorrar, mejor que nos lleve a la puerta de la casa ¿no?
-¿Para qué hacemos dar la vuelta al señor taxista?

Que ojetes, sólo es su trabajo.

Dos horas después seguimos buscando la dirección.

-¿Cómo estás tan seguro de que estamos cerca?
-Por la fuente
-¿Estás seguro de que es esa fuente?
-No, sólo recuerdo que había una fuente
-¡¡¡Grandísimo imbécil!!! ¡Sabes cuántas fuentes puede haber en un lugar como Querétaro!
-No pasa nada mira ahí hay un wy caminando, vamos a preguntarle.
-Oigan, como que se está espantando- ¿quién lo iba a pensar? Cuatro idiotas con maletas y cara de pocos amigos se te acercan a las 3:30 de la mañana
-Mejor vamos dos y los otros esperen aquí.

Productivo acercamiento, 10 minutos después el borrachito era nuestro amigo, y ya estábamos invitados a la peda de esa noche.

-No brother, gracias por la invitación, pero la verdad estamos buscando esta dirección.
-Ah, caminen dos cuadras para allá, van a ver una fuente igualita a esta y ahí dan vuelta a la derecha, está a 3 minutos de aquí.

Escena 4: Los viajeros en la dirección correcta, Anacleto solicita silencio para no despertar a los inquilinos, no logra abrir la puerta.

-Pinche Anacleto, nomás no me salgas con que no traes las llaves correctas
-Sí son, me dijo mi abuela que la chapa es de maña
-Vas, aplica la maña
-No, es que no me dijo la maña, sólo me dijo que tenía truco

Logramos entrar, eran 4:30 de la mañana, nos acomodamos en el cuarto de 2 por 2 para dormir algo y continuar la travesía para buscar a Pepe en Juriquilla.

Aquí termina la parte de la historia referente al road trip, pero en el mismo fin de semana acontecieron historias como; La Receta de Atún de Chava (que postearé en una semana de tema gourmet), Cómo Entrar a una Fiesta sin Pagar (para temas ñeros) o Durmiendo en una Azotea (por si sale un ¿Por qué “#$”#% dije que sí vol. II)

P.D. En una de las anteriores se explica para que sirvieron las cabeceras de pellón.

lunes, 29 de marzo de 2010

Cayeron por completo


Dos novias intrépidas buscaban sorprender a sus amados.
Los motivos: un cumpleañero y un regalo original para Navidad
Destino: Cuautla, Morelos

Varios amigos se unieron a la causa. Todo estaba perfectamente calculado, la estancia, el super y, por supuesto, el plan del día anterior a la sorpresa. La idea era simular un cansancio exhaustivo para irnos a dormir temprano, además, el alcohol era un tema importante porque los involucrados no debían tomar, pero si lo escondíamos o lo prohibíamos generaría sospechas. La sorpresa de esa noche fue para las novias, ya que sus respectivos llegaron agotados y prefirieron descansar.

La maquinación iba viento en popa.

Nuestro día comenzó muuy temprano. Las mujeres se reunieron en un cuarto para afinar los últimos detalles y coordinar a los otros integrantes que se unían al plan.

Mi víctima sabía que el motivo del viaje era disfrutar el regalo del cumpleañero, pero desconocía de qué se trataba y prometí contarle.

- “Llévate tu traje de baño porque vamos a ir a un lugar mágico, relajante y donde hay cascadas”.

Su cara se iluminó.

Todos en sus puestos. Nos subimos al coche y, al volante, su servidora. Por cierto, mi víctima estaba obstinada con manejar, detalle que nos estropearía por completo la misión.

Música a todo volumen, foto aquí y foto allá….

Los de adelante nos mandaron la señal de que nuestro destino estaba cerca. Nuestro cómplice se encargó de vendarle los ojos a los festejados, pero, para colmo, ¡la caravana se perdió! Así que 5 minutos se convirtieron en una angustiosa espera de media horAAAA.

Hubo varios cambios de dirección, pasamos por caminos complicados y zonas todo terreno, y yo, muy en mi papel de piloto de carreras, con tal de llegar sentía que manejaba un 4X4… y la patrulla de Robocop dista muuucho de serlo, jeje.

Comenzaron las risitas nerviosas, la angustia, los mareos, sudaron frío y sintieron que eran víctimas de un secuestro organizado. Como parte de su instinto de supervivencia decidieron comunicarse con las manos y gracias a eso dedujeron lo que les deparaba el destino, SESE, según ellos.

El regalo: mandarlos a volar…. ¡¡¡¡pero de un paracaídas!!!!! (obvio, las conspiradoras se apuntaron)


P.D. Hay ciertos personajes que no se animaron a saltar, sin embargo, tienen unas fotos muy parecidas a las auténticas, la única diferencia es que en lugar de saltar de un avión con paracaídas, saltaban de un sillón con bolsas de Superama!!!…. PRICELESS

domingo, 28 de marzo de 2010

Resacas etílicas




Después de haberme quejado amargamente en mi anterior post sobre los malabares que tengo que hacer para participar en este blog, ahora he cambiado de perspectiva. Estoy escribiendo estas letras una semana antes, sí, gracias al consejo de mi amado novio que no me quiere ver compungida los sábados por las tardes mientras nos visita mi cuñada y, yo con un aire grosero, estando pegada a la Mac comentando sobre el fucking domingo y tambien, por qué no decir, gracias a sus grandiosos comentarios de apoyo y soporte ja-ja.

Pues bueno la muñoncita me dijo sobre el tema, y comprando el tradicional súper de domingo pensé sobre las crudas físicas y morales.

No hablo de la cantidad crudas físicas que he tenido en mi vida, porque la neta no sé, aunque me dentengo hablar de ellas por un sólo detalle.

No es el dolor de cabeza o malestar vomitivo que se tiene cuando aparece una cruda física, pues eso se cura con un buen aguachile o vuelve a la vida en un restaurante de mariscos sinaloense, claro, acompañado de unas ricas micheladas o una deliciosa agua de cebada, ¿verdad, mi querida Princess? Sino de los madrazos que quedan en el cuerpo cuándo dices puta ¿ahora dónde me di? o ¿por qué traigo pequeños destellos morados o verdosos en...las piernas, rodillas o espalda? Ayyyy eso es lo físico que duele y que se queda marcado, afortunadamente, por una semana.

Sobre las crudas morales hay muchas variantes y depende de los osos o estadazos que haces, obvio por no decir de las repercusiones que te llevan a perder a un amigo, un ligue o ser la anécdota de tus amistades para la posteridad.

No por algo me han dado el nombre de malacopa. Las crudas morales me han llevado desde dejar de comer carne, hace 12 años, hasta pasar por el sofá de un sicólogo.

Varios de los callaelites ya han escuchado sobre cómo adopté el seminaturismo gourmet en varias ocasiones, cuando alguien no incluído en nuestros sagrados alimentos, sabe de mi curiosa manía de no comer carne... y que viene la invitable pregunta que me hace contar la historia una y otra vez, pero apelo a nuestros lectores entonces...a repetirla.

En mi etapa universitaria por tierras tapatías y tras la visita de mis papás, mi depa se convertía en un festival etílico como la Comer en su promo de Julio Regalado. En su estadía, mi señor padre me resurtía de tequilas, vodkas, boone's y ron pa' los amigos.

Durante mi etapa de tesis, donde no tenía que hacer otra cosa más que titularme, utilicé el chupe como una agüita milagrosa que al entrar a mi cuerpo hacía que mis neuronas de "investigadora" despertaran, así caí en el macabro juego de tomar sola.

Un noche cualquiera, hacía una llamada telefónica, sentada en el piso de mi cuarto a un lado de mi cama. Con gran gozo de haber adoptado el tequila al estilo jalisquillo con los tradicionales tres pasos: caballito adentro, lamer un poquitín de sal de tu mano y un cachito de limón a tu boca transcurrió así la conversación. Ni sé cuándo terminó la llamada ni la botella de tequila, pero desperté de mi profundo sueño tirada y bien acomodadita en el suelo. Ahí recapacité diciendo "verde" estaba a pocos centímetros del colchón y no me funcionó ningún sentido pa acomodarme ahí.

Desde ese momento, cual ser humano renovado me hice el propósito de dejar de tomar y fumar y fui a un centro naturista. Del lugar salí con un bonche de bolsas con hiervas, remedio pa dejar el cigarro, y una dieta de puras semillas y panela, disque pa' la desintoxicada.

A los dos días de tomar el aberrante té de hiervas contra la nicotina lo dejé, y dos meses después me retiré de la dieta tipo somalí. Pero lo que obtuve de esto fue un remedio a medias: no dejé de fumar, ya no tomé a solas, a esos niveles, y sí, dejé la carne desde hace ya más de una década.

La última de mis crudas me llevó al sicólogo. Eso fue hace unos meses, cuando conocí al amor de mi vida y que pobre, debo confesar, cómo me ha aguantado.

En pasadas reuniones, mientras literalmente estaba chupando tranquila con los amigos, me salía un demonio que tenía múltiples personalidades: desde el autodestructivo cuando juré haber tirado a "el Sol" en casa de Nano, o un diablito que se convertía en Paloma Negra cuando, después de un mal viaje, me salía en la madrugada de la casa de mi novio con rumbo al que ahora es mi comedor, y que al llegar a esas horas no deseadas a mi ex rommie le sacaba un "Jesús" de la boca.

Bueno, esos pequeños detalles de hacerla de superhéroe, manejando peda y muy en mi papel de indignada, en una cruda moral me hicieron ver que ya no furulaba. Ahí, puse un stop a mi vida y relfexioné que un loquero, de esos que nunca pensé necesitar, me podría ayudar mínimo pa' no exponerme con esos escapes de madrugada. Llevo varias sesiones y he tenido algunos otros mal viajes como cuando me encabrité por las chichis sabrosas de una amiga, que ni ella ni sus chichis tuvieron la culpa, aclaro...pero creo que ahi la llevo.

Pues bueno ya no escribo sobre otras crudas morales porque no tengo el dato si hay extensión máxima en los relatos de un post.

No finalizo con una cruda moralina mía sino con la de un buen amigo. Un día de peda manejaba su coche. Entre chupe y chupe, cantaba algunas canciones de Thalía al muy puro estilo de despechada junto a unos amigos, cuando al llegar a una avenida principal se pasó el semáforo; justo iba cruzando, con sirena prendida y llevando a un herido al hospital, una ambulancia de la Cruz Roja, a la que le pegó en una esquina y provocó que se volcara... mi amigo se dio a la fuga.

A la mañana siguiente, con GRAN cruda moral, supo lo que había hecho y lo recordó a cada momento que veía el impactante comercial que hubo de una colecta de CRM, creo que de ahí salió la idea creativa del comercial....esaaaa si es cruda moral y no chingaderas ¿no les parece?

sábado, 27 de marzo de 2010

Queridos Reyes Magos:




Sucesos que han marcado mi vida han sucedido en el clásico Día de los Reyes Magos y en ellos me he involucrado en crudas tanto físicas, morales y espírituales.

En el 2000 busco hombres de parix… jaja. Corría ese año y de necio me fui a seguirla a un antro con Penny y dos amigos más. Después de una gran fiesta, a las seis de la mañana decidimos salirnos y como yo llevé el coche, los demás se fueron dormidos en el camino, dejándome cual chofer de quinta.

Durante el trayecto de Polanco a Periférico venía espantándome el sueño mientras los demás roncaban.

Hasta que el cansancio me ganó y terminé chocando enfrente del Tec de Monterrey, teniendo como resultado mi coche desbaratado.

Al final de cuentas no nos pasó nada, mis papás tuvieron que soltar una lanota para que no me encerraran y así tener como regalo de reyes la vida de su hijo.

Después de ese momento me alejé un poco y ya no salía, hasta que hace tres años en la misma fecha agarré tremendo reventón del que ahora me arrepiento.

Dos días no bastaron y la fiesta seguía, hasta que por un mal viaje me salí sin avisar, descalzo para irme de casa de mi amiga, que curiosamente vive enfrente del lugar de mi choque, caminando hasta mi casa, en 6 de Enero.

¿Coincidencia? No sé, pero las crudas morales, físicas y esprituales de estas dos situaciones me han durado por varias semanas.

viernes, 26 de marzo de 2010

¿Intelectual y filosófica?


Sentirte Superman es sólo el principio, el todo lo puedo es, sin duda, lo que nos impulsa a seguir, sin importar las resacas que queremos olvidar y, sobre todo, que los testigos lo olviden con nosotros. Por si esto fuera poco, después de unos tragos, te atreves a decir tooodo lo que no debes, pero bien que quieres.

A cuentagotas te cae, al día siguiente, palabra por palabra, lo que escupiste durante la noche.

Escuchar el despertador taladrándote el oído, mientras te estalla la cabeza, y que en ese momento jures que nunca más lo vas a repetir, tampoco basta para llevarlo a la práctica.

El primer flash back en la regadera va vislumbrando tus hazañas del día anterior; el sabor a alcohol fermentado hace una pausa en tu rapidez mental.

En la parte más interesante, llega la primera laguna. Cual pausa en película, le pones “rewind” a la memoria y nada, parece que la cinta está rallada o que la piratería te hace una jugarreta en la mejor parte de la historia. La mente en blanco unos instantes, que parecen eternos, y regresas al mismo punto, a revivir las cosas que ya recordaste una y otra vez.

Te das un break, terminas de bañarte, con agua que entra a los ojos cual vinagre. Ni hablar, después del primer café y el primer cigarro, que te sabe al número 100 en las últimas 12 horas, seguramente lo recordarás.

El siguiente flash back llega en el coche rumbo al trabajo, no sabes si la cruda moral te está haciendo olvidar la cruda física y si está llegando una especie de cruda espiritual, intelectual o filosófica que te confunde.

La mano en la cara tocándote la frente, risas nerviosas, un poco de taquicardia y hasta un: “noooooooooo” sale de tu boca con el siguiente recuerdo. Le subes al radio para distraerte un segundo y una buena rola to-da-vía te hace bailar y tomar un poco de pila; el bailecito te hace regresar al "bailecito" de ayer y mejor cambias de estación.

Otro cigarro, una parada por chicles, café, agua o similares, más perfume, te van preparando para una jornada que seguramente será de las más largas.

El último flash back te hace “rezar” para que nadie, sólo tú, lo recuerde.

Escenas convenciendo a los demás de seguir la fiesta quién sabe dónde, nuevos amigos y –porqué no- un par de amigos menos, unos cuantos choques con las paredes para llegar a tu cuarto, si te fue bien y no acabaste con un par de caídas en el lugar o estrellado con un vidrio transparente que no viste y un chichón nuevo; bailando en el asiento del copiloto hasta que el conductor voltea a ver la intensidad con la que bailas y se da cuenta de que el “ir y venir” no es el paso de moda, sino la inercia del auto con el vaivén del cinturón de seguridad, cual vil resorte; tu súper idea de cruzar una alberca caminando por el plástico que la cubre y, evidentemente, no llegar al otro lado; armar un concurso de vueltas de carro; un shot y otro shot. Las clásicas paradas que alargan el camino de 15 minutos a 50 y que concluyen con un nuevo mejor amigo, tu escusado.

Y la eterna duda de: “¿Hice algo más?” se resuelve con un par de llamadas al día siguiente: “¿Ya despertasteeeee?”.

jueves, 25 de marzo de 2010

Retando a un Zeta y a La Familia


Año Nuevo 2001-2002. Los Angeles. Cerca de Sunset Blvd. 10:00 PM. Casa que renta Simon, un amigo al que le perdí la pista. Gringo bien parecido. Me acompañan mi hermano Alex y mi amigo Ariel, además de Vivi.

Los festejos del nuevo año, al menos en esta ciudad, exigen ir al límite. Por ende, ya no basta con ponerme una jarra de proporciones bíblicas. Volteo a ver a mi hermano, indefenso espécimen de escasos 12 años muy quietecito, muy paradito en la cocina y "muy propicio" para convertirse en el jarrón en el que descanse el 75% del alcohol que consumamos esta noche. Pues bien, pongámoslo a navegar en la siguiente combinación líquida: champagne-tequila-jugo de cereza.

15 minutos después, mi hermano pide auxilio. Da tumbos y pretende vomitar en la sala de Simon. "Luis, estoy mareado, creo que no me siento bien, estoy mareado, muy mareado, mareado". Pequeñuelo desconsiderado. ¿Cree que lo voy a dejar ponerme en ridículo en casa ajena? Claro que no. "Alex, ándale, salte, ¡échala en el jardín, aquí de ninguna manera!. Sorry Simon, my little brudaaa...". Le meto tres empujones, sale vertiginoso tapándose la boca hasta que en el pasto deja salir una cascada rojiza tan potente como Niágara. No hay más. Mi hermano no alcanzó a llegar al 2002. Existe porque respira, respira porque es espontáneo el impulso, pero él... ya se comió sus uvas sin cáscara... y sin uvas.

Entre tres lo cargamos, lo trepamos al carro y lo llevamos al hotel en el que nos estamos quedando. Mi amiga Vivi es maternal: "Creo que debemos quedarnos con él". Y mi lado más perverso replica: "De ninguna manera Vivi, no way Simon, ni madres Ariel. Mañana despertará como nuevo. Está tan chavo que no ha gastado la primera de sus 78 vidas". Así, Alex queda acostadito con la boca echando ronquidos (y bombitas rojas) y la mejilla descompuesta, arrugada por la cama. No hay necesidad de meterlo en las sábanas. Está tapado ya, incluso en la laringe. 11:45 PM. ¡Es tardísimo!. Vámonos... que el 2002 llega a California.

Año Nuevo 2001-2002. Los Angeles. Cerca de Hollywood Hills. 00:00 AM. Bar que ha elegido Simon. Ya no me acompaña mi hermano Alex, pero sí mi amigo Ariel y la maternal Vivi.

Happy fuckin' new year!!!!!!!!! Levantamos copas y nos abrazamos con euforia. No me percato de que el vodka que nos han servido tiene un tinaco de alcohol y unas cuantas gotitas de orange juice. Es Año Nuevo y yo ni cuenta. Ariel, en cambio, sí percibe el intento de asesinato desde el primer sorbo y, muy amigable, me regala su chupe. Así pues, dos misiles entran por mi laringe.

Y la vida las pone... y la vida las cobra. Y yo, lo que le hice a mi hermanito (el bello durmiente que ronca entre burbujas rojas en una habitación del Ramada), lo pago esta misma noche.

Año Nuevo 2001-2002. Los Angeles. Cerca de Hollywood Hills. 01:00 AM. Bar que ha elegido Simon. Ya no nos acompaña mi hermano Alex, pero sí mi amigo Ariel y la maternal Vivi. Yo tampoco estoy. Sólo aparezco recargado en el banquito del lugar, con la cabeza ladeada y mirando fijamente el cráneo de búfalo que separa la tercera de la cuarta ventana del bar. El vaso (vacío) está en mi mano, goteando como bebedero de balneario. Soy un junkie.

Al salir del festejo, Ariel toma el volante y lleva a Simon y a Vivi para que éstos rindan tributo al mundo horizontal. Él podrá contar lo que hice durante el resto del trayecto, pero lo que es un hecho es que 15 minutos después, se las ha arreglado para entrar conmigo a la habitación de hotel. Así, yo quedo acostadito con la boca echando ronquidos (y bombitas plateadas) y la mejilla descompuesta, arrugada por la cama. No hay necesidad de meterme en las sábanas. Estoy tapado ya, incluso en la laringe. Mi hermano Alex no se ha movido.

Por los hechos aquí expuestos jamás sentí cruda. El arrepentimiento no es un territorio que visite a menudo. Pero sé que al dejarlo por escrito, me he sentenciado en este preciso momento ante el Dueño de la fábrica (o sea mi padre, el morenito de lentes) a no recibir nunca más un estímulo o a gorronear un frugal desayuno en Crepes N' Waffles de Perisur. Seguro me suspenderá mi Visa para Cuernavaca y me extirpará de su Facebook.

Ante mi padre, problema menor habría sido que yo me hiciera cajero de HSBC; menor habría sido que fuera yo el líder de la porra del Poli; menor habría sido chocar su carro mil y una veces. Pero no. He atentado contra su retoño más amado con un cinismo y una crudeza inenarrables (bueno, ni tanto porque bien que narré esto) y ello es imperdonable. Que caiga sobre mí el enojo y las olas furiosas del Poseidón de Banamex. ¡Ohhh, sí!

Pozzzdata: Ahora que lo pienso, no sé si al exponer a mi hermano a tal tortura etílica en 2002, provoqué que su lengua quedaze entumida para ziempre y que, en conzecuencia, hoy zea el renombrado y elegantízimo Prezidente de la Azoziazión de Zipizapozzz.

No lo zzzzé, pero bueno...

miércoles, 24 de marzo de 2010

Una extraña en la casa


Al principio dudé en asistir, no quería tener que remontarme a mi época de kinder al ver ciertas caras y actitudes, pero al final Oso me convenció: “ándale Princess, es para convivir, vamos un rato y si está de flojera nos vamos”….. “ok… vamos”.


Y sí, a las 10 de la noche llegamos a casa de Ale, donde se llevaría a cabo el dichoso “Reencuentro de ex alumnos de secundaria”.


Fue una gran sorpresa ver cómo los años no pasan en vano y han hecho estragos en muchos de mis ex compañeros. Los que en algún momento fueron niños inteligentes, bonitos, chistosos o simpáticos, ahora son una bola de desempleados, gordos y sin gracia alguna.


El galán cambió su cara de muñeco por una bola a la que cuelgan unos chinos muy al estilo David Bisbal, ah, pero eso sí, su pose de diva sigue siendo la misma y cree que todas seguimos muriendo por él; el chaparrito cagado creció unos cuantos centímetros, pero en actitud sigue siendo el mismo puberto, desmadroso y viviendo la vida sin preocupación alguna; la chava del cuerpazo ganó varios kilitos, a ojo de buen cubero, calculo unos 10; el chavo regordete y medio rudo ahora es una espiga convertida en diseñador…


“Pues sí, tengo un hijo de 5 años y me divorcié hace 3”, “sigo sin hacer nada de mi vida, no estudié y pues voy viendo en qué me puedo entretener”, “perdóname porque cuando estábamos en secundaria te herí al no querer andar contigo”, “me voy a casar en un mes, pero mientras eso pasa, sigo siendo una cabrona”, “quiero irme a hacer una maestría, pero está cañón”… y así, una serie de frases, confesiones y conversaciones que me hicieron sentir una de las “normales” de la generación.


Poco a poco fueron pasando las horas y conforme recordábamos anécdotas estudiantiles, refrescábamos la garganta con unos tragos de vodka, tequila o ron, según el caso. No sé cómo fue, pero cerca de las cuatro de la mañana, cuando ya todos éramos hermanos, nos habíamos puesto al tanto de nuestras vidas y juramos no volver a perder contacto (se se), Bruno sacó un cinturón de balas de jager. Mala idea.


Que esto, que el otro, salud!!! Una balita de jager por esos buenos años, otra balita para todas las niñas, una balita más cruzadita y por qué no, otra balita para las tocayas…. A la cuarta dichosa balita percibí un ligero cambio en mi visión, lo cual me obligó a caminar hacia el baño, verme en el espejo y aplicar el “ni una más Janett, escúchame bien, no vas a hacer el ridículo aquí ni te vas a poner una jarra con personas que prácticamente ya no conoces, osazo! Qué van a pensar?”, pero mi misma no me hizo caso, ya era demasiado tarde.


Minutos después, sentada sobre la tapa del wc, abrí los ojos, pero sólo mis oídos respondieron “ya wey, déjala, se siente mal, hay que subirla a la recámara de Ale”, “quiero verla, yo la conozco, sólo conmigo va a estar bien”, “a ver, yo la traje, conmigo se regresa, pero déjenme ver cómo está”, “janett, cómo te sientes”(flashback a las discusiones de la secu)… Noooooooo!!!! Toda la fiesta se había dado cuenta que mi estado etílico había traspasado mis límites.


“Hola Janett, soy mamá de Ale, te voy a subir a la recámara para que te acuestes ¿sí?” oh noooo, lo único que me faltaba, la mamá de la anfitriona tuvo que salir a mi rescate!! Muy en mi papel, le di las gracias, le expliqué que estaba bien y que sólo me sentía un poco mareada, agarré fuerzas y subí las escaleras cual quinceañera que aún no sabe utilizar zapatillas y camina como pollo espinado.


Ya acostada en la recámara de huéspedes alcancé a ver unas caras conocidas a mi alrededor: Jessi, mi mejor amiga de la primaria y a quien dejé de ver por varios años, pero sigue siendo la misma chava buena vibra; Karla, mi ex vecina y compañera con quien había tenido algunos conflictos, aunque últimamente y por azares del destino nos habíamos vuelto a llevar; Oso, mi mejor amigo desde secundaria y el culpable de mi presencia en dicha casa … todos discutiendo y planeando qué sería de mi vida durante las siguientes tres horas, pero eso sí, mostrando preocupación y dando señales de una amistad sobreviviente. Lo único que pude articular en ese momento fue "tráiganme mi bolsa, mi gabardina y mi cámara" pues claro, borracha, pero no pendeja.


Tras una serie de discusiones e intensidades de algunos que querían llevarme sí o sí a mi depa, me quedé dormida con un bote de basura a un lado, el cual fue mi mejor amigo durante la madrugada.


Cerca de las nueve de la mañana me desperté con mucha angustia pues no sabía si habían pasado 24 horas y los habitantes de la casa, incluyendo al hermano de Ale, estarían quejándose de la presencia de un intruso en la familia. Me levanté muy despacio, y aún mareada, tendí la cama, “recogí” mis pertenencias (dejé la mitad ahí) y esperé sentada a que alguien entrara por la puerta para darle las gracias y aplicar el “trágame tierra”. Y sí, la invoqué con la mente pues a los pocos minutos apareció Ale: “¿cómo te sientes nena? Ni te preocupes, estás en tu casa; además, no sé si supiste, pero yo me subí antes que tú y bueno, ocurrió un accidente, así que tú tranquila…” no sabía en dónde meter la cara, si ella había hecho desfiguros, finalmente estaba en su casa, pero yo noooooo.


Haciendo caso omiso a la indicación de Oso, quien horas antes me había dicho “Princess, ya me voy, estás en casa de Ale, aquí te dejo, pero en cuanto despiertes llámame y vengo por ti”, llamé a un taxi y me fui a mi depa.


El trayecto se me hizo más largo que de costumbre, pero llegué sana y salva. Tomé un baño, desayune algo que más tardó en entrar que en salir y me recosté en la cama a meditar sobre la noche anterior. Siempre había presumido que nunca había experimentado una cruda… ¿ah no? Pues para que sigas de habladora… cansancio, sed, ganas de desaparecer, llanto interno, cara de chupitos … todo el mismo día. Temía prender la cámara, no quería ver mi aspecto después de cuatro balitas de jager y 6 vasos de vodka… ese día experimente todas las crudas posibles y al día siguiente no faltaron los comentarios en facebook que intensificaron mi malestar físico, moral y espiritual.


Creo que al final me tomé muy en serio eso de SECUNDARIA, porque literal, mi ahogadez fue digna de una puberta de secundaria.

lunes, 22 de marzo de 2010

Che Juanito


Una de las características que definen es la capacidad de beber y fumar sin consecuencias físicas al día siguiente. Sí, como lo oyen, mi primera cruda llegó después de una fiesta que terminó el sábado a las 7 de la mañana, 8 horas de voleibol bajo el sol y otra fiesta que terminó el domingo a las 4:30. Consecuencia... un poco de dolor de cabeza durante el día.

Sin embargo, mucho más doloroso e incómodo fue una cruda moral, que fue ocasionada por Juanito, yo no quería tomar... juro que sólo iba un rato con mis primos... SESE.

Fue en 2008, durante mi incursión como piloto de carreras, era el equipo con menor presupuesto en la historia del automovilismo deportivo, después de perder al patrocinador (mi señor padre), mi partner (El Carlitos) y mi jefe de mecánica (Nanielito), me convertí en el hombre equipo.
En aquellos ayeres mis primos (putativos, aunque se les quiera más que a algunos primos de a hue) tenían un oyster bar, Mulegé. Una chulada de lugar en el que una vez que se iba el último cliente, se convertía en un antro VIP para los brothers.

Desafortunadamente el lugar ya cerró, pero estoy seguro que mientras estuvo vivo, una de las labores más impresionantes fue la del buen Juanito, un mesero como pocos hemos visto, amable, atento y cuya tarea fundamental era formarte un chupe antes de que se terminara el previo.

Pues resulta que un día antes de la carrera en el legendario Autódromo Hermanos Rodríguez, decidí ir un rato... al fin no iba a chupar... SESE.

Antes de terminar de saludar ya tenía un Matus en la mesa (Ron Matusalem pa los que no saben), ni modo que desperdiciarlo... total un ron para los nervios.

Como Juanito vio que no llevaba actitud de fiestear toda la noche, se vio en la necesidad de formarme el segundo cuando no llevaba ni la mitad. Después de dos o tres, de plano llevó el pomo a la mesa.

Suena el despertador a las 9 de la mañana, todavía estoy en Mulegé... mierda, no he conseguido como llevarme el coche al autódromo... ni modo paga la grúa, adiós presupuesto para gasolina.

Corriendo a mi casa a bañarme para pedir la grúa y recoger el coche en el taller recibo una llamada de mi queridísimo tío El Nanielito.

-¿Dónde chingados estás?
-Ya voy para alla... nomás pido la grúa
-¡No mames! Te vale madres, eres un desmadre...

Y mientras tanto yo pensaba, ¿cuál es el pedo?, ahorita en chinga me baño, pido la grúa, llego al taller me llevo el coche, lo lavo en el autódromo, y si falla algo pues a ver como lo arreglo.

En ese momento no estaba particularmente preocupado, factor indispensable para que la cruda moral me golpeara de una forma tan franca.

Al llegar al taller, me di cuenta que Nanielito, que yo juraba se había dado por vencido después de haber arreglado dos motores que reventaron y salir regañado porque el coche no quedaba, había hecho un segundo intento de hacer que su servidor reaccionara y le metiera más huevos a eso de la mecánica.

El coche estaba impecable, lavado de carrocería y de motor, además, había hecho un nuevo recolector de aceite, arreglado el retrovisor que estaba medio jodido, fijado el escape que antes bailaba cual Niurka, ... no seas pendejooouuu, y tú cabrón de peda con tus primos en Mulegé, llegando a las 12 al taller.

Nanielito tenía razón, me paxé.

Debo confesar que estoy eternamente agradecido por la paciencia de mi tío, si yo hubiera estado en su lugar, le hubiera reventado al sobrino desmadroso una patada en los merititos gumaros.

Como dije, una cruda moral que fue más dolorosa y molesta que cualquier cruda física de alcohol y cigarro.

Hangover en el D.F.


Era un viernes común y corriente. Muñoncita pasó un día tranquilo en Tepoztlán con su mamá y su hermana. Antes de regresar a la Ciudad le marcó a su adorado Chrix, quien le dijo que iría a comer con un amigo.

Todo sonaba normal, aunque el hecho de saber el nombre del amigo me hizo sospechar que Chris no terminaría tan sobrio que digamos.

Le marqué llegando a la Ciudad y ¡oh sorpresa!, él ya estaba eufórico, traía toda la actitud e insistía que lo acompañara.
Decidí ir un rato y así, de paso, evitaba que manejara (además, pequeño detalle, él llevaba el coche de mi suegra).

Me arreglé para un viernes “casual”, mi mamá me dio un aventón al restaurante y antes de bajar me dijo las palabras mágicas: “con mucho cuidado”.

El lugar estaba a reventar. Cuando llegué con el gerente le dije que venía “a la mesa de”, todavía ni decía el nombre y él ya sabía de quién se trataba. Al fondo me llamó la atención una mesa muy animada, la reconocí de inmediato.

Es ahí cuando la noche comenzó a correr en cámara rápida.

Una mesa para dos se convirtió en una para 15. Shots de perlas negras llegaban cada 20 minutos (recuerdo haberme tomado 3, después perdí la cuenta), risas, netas, pláticas sin chiste, nuevas amistades, abrazos, confesiones…..

Lo que comenzó como una comida terminó en un antro cerca de ahí. No me pregunten cómo llegamos. Nos contaron que Chris autorizó que yo manejara, frixi me quedé.

Siguiente escena: estábamos bailando, brindando, tomando fotos (¡que no quiero ni ver!) y yo sirviendo un chupe “a medias”, mitad lo servía en el vaso y mitad lo tiraba en el pisooooo, ya se imaginarán el siguiente flashback: caída tras caída (claro, con estilo) ¡sese! Y Chrix hablando en alemán étnico sentado en un sillón. ¿Por qué fuimos de antro?….pura necedad, de plano esta vez ninguno cooperaba.

Total, no sé quién de los dos razonó primero para irnos. Logramos bajar por las escaleras eléctricas y me acordé que traía el boleto del estacionamiento. Así que para buscarlo me senté en una jardinera, saqué los tesoros de mi bolso, uno por uno, hoooras. Todo para decir: “no está, lo perdí”…bueno, según yo, porque a los tres días apareció en la bolsa!!!

Chris le dio una lana a los del valet y mientras les explicaba la situación se sostenía de un barandal, cual koala en su árbol.

Acto siguiente me dio las llaves para que el “más sobrio” manejara. Muñoncita, muy en su papel, no dudó un segundo en demostrar lo “responsable” que era. Así que tomó firmemente el volante con sus dos manitas, revisó los espejos y checó que su copiloto trajera puesto el cinturón de seguridad.

En eso, Chris me preguntó: “¿Amorrrr, puedesssss manejarrrrr?

A lo que respondí: “Claroouux”, hice una pausa y dije, “el únicoooouu problema es que….. ¡¡¡¡veo dobbbleee!!!!!”

Y él contestó: “Perfecto, vámonossssss”.

¿Cómo terminó la noche? Esa es otra historia, ¿verdad amor?, lo único que les puedo decir es que mi hermana creyó que estábamos subiendo un COLCHÓN a las 5 de la mañana!!!!!


P,D, Soni, pensaré seriamente en tu petición….

domingo, 21 de marzo de 2010

Fucking domingo


Todos habían escogido el día. La muñoncita por imposición el lunes y los demás por selección. En una comida me dijeron los callaelities, sólo falta por escoger entre publicar el sábado o el domingo, como en algún momento escribí en los primeros post, la más huevona tomó el último día de la semana.

Por qué no dije, tengo TODAAAA la semana pa escribir. Como persona organizada ajá pensé que tenía espacio entre semana para redactar "en mis ratos libres" cada uno de los temas, pero con los nuevos reglamentos y adecuaciones en Redacción sólo me queda espacio pa decir Y A QUÉ HORA LO HAGO.

Sin compu en mi comedor, o sea en el depa donde disque vivo, y sin tiempo en el trabajo véanme todos los sábados escribiendo a prisa mi tema de la semana.

Y sí que lo han visto cuando en el subject del 14 de febrero en mi feliz borrachera dije "madres, no tengo nada escrito". Con los ojos bizcos, y ya en mi peda filosófica redacté inspirada acerca del insomio, en una Mac que apenas le entiendo. Muy contenda, y no por las copas, pensé: qué bonita reflexión fuera del cliché que solicitaron.

Al final resultó un improvisado mal viaje, que sus lindos comentarios me hicieron ver, por ejemplo, el de Nano de qué onda con la Conciencia de La Thi o la foto que me mostraron de El Wuero con la cara de WHAT al leerlo.

O como el sábado pasado cuando tenía un viaje con mis dos grandes amores que estaba previsto empezarlo a las 10 de la mañana.

Después de tener una semana destructiva, ese día me despertó la alarma a las 7:00, como robot me levanté a bañarme y a las 8:00 ya me encontraba en el periódico armando mi post de rata de dos patas, esperando que el lunes mi estimada ojo espía no recibiera un mail de sistemas comentando que La Thi estaba utilizando la banda ancha de la empresa en sus días de descanso.

Moraleja con petición: por qué @#$$% dije que Thi cuando todos los sábados siempre sale algún plan...Muñoncita, ¿no quieres cambiarme el día?

P.D. Toñito, sorry por la expectativa de este post, no quise retomar la arrepentida decisión de un puto: sí, me voy a vivir a Cancún que se convirtió en una linda comezón caribeña por 11 meses.

sábado, 20 de marzo de 2010

Millonario Virtual


Llegando cansado de trabajar a casa, me topo con mi hermana muy entretenida en la computadora.
Me acerco para ver que es lo que estaba haciendo, y la encuentro jugando, y alimentando a unos pescaditos en una pecerita virtual muy mona.
Después de un ratito, mi hermana que tiene mucho "qué hacer" me convence de que saque una para que me pueda robar el tesoro escondido del cofre y así ganar más dinero y comprarle aditamentos a la mentada paxives esa.
Como saben, siempre estoy de buenas, jajaja,  y sin pensar en las consecuencias de ese "va", decidí sacar la mía e inaugurarla con una parejita de animalitos con los nombres de Muñoncita y Crix.
Por varios días jugaba con ella y la verdad era el placer culpable que me mantenía un poco distraído, el cual se lo trasmití a mi buen amigo El Duque de Tepoztlán y ahora Duquexa de la nieve, por aquello de que es experta en el esquí, jajaja.
Lo cool es que podía estar alimentando a mis criaturas mientras escuchaba mis entrevistas, hasta que los personajes bociferaran algo interesante.
Cuando menos me di cuenta, ya estaba literalmente sumergido en esta actividad, que lo primero que hacía cuando prendía la compu era alimentar a mis peces para que no se enfermaran.  ¿¿¿¿????
Por si esto no fuera poco, mi dichosa hermana, quien si en verdad se pusiera a hacer algo, sería una gran empresaria, pues tiene peces, restaurante, zoológico y demás cosas, me presentó a la dichosa granja de la que medio mundo es fan.
Y ahí voy otra vez de loser a inscribirme. A plantar y a plantar se ha dicho.
Debo confesar que entre mis hermanos se volvió una competencia, estúpidamente nos cantábamos nuestros logros y nos sentíamos millonarios con todo lo que ganamos como si todo esto fuera real.
Qué hueva, pero bueno espero que pronto a los creadores de estos juegos se les ocurra un jueguito más coqueto o más interesante, porque seguro ahí estaré.

PD. NO PUEDO ESPERAR AL VER EL POST DE LA SONI, QUIEN ES EXPERTA EN DECIR FIIII

viernes, 19 de marzo de 2010

El recuento de los daños ‘asertivos’


Dicen que más vale arrepentirse por lo vivido que por no atreverse a hacerlo…

Propuesta:“Tomas clases de karate con tu hermano y él te acompaña al patinaje”
Error: “Sí”
Consecuencia: Acabas sintiéndote Rambo dando patadas por todas partes; incluso en las peleas te acaban y acabas rompiendo las puertas de los cuartos. Y tu hermano… termina en un masculino disfraz de “El cangrejito” en un festival de “La Sirenita”, por supuesto, rodeado de 40 sirenitas en patines de hielo. Sorry por el balcón… Algo debían hacer con el único niño.

Propuesta: “¿Jugamos guerritas de agua con tazas?”
Error:
Consecuencia: Se calientan los ánimos, cada vez arrojas el líquido con más coraje y ánimo de venganza; acto seguido, te caes, se rompe la taza en tu dedo y acabas en el hospital con reconstrucción y un personaje tallándote la herida como si fuera su peor calcetín. Regresas a casa y el autor intelectual no está; por la “culpa”, empacó 15 toallas en una maleta y dejó una nota de despedida. Fue revelado su paradero a los 20 minutos: entre dos coches a media cuadra.

Propuesta: ¿Saltamos de la ventana al jardín?
Error: Va (pa cambiarle a la respuesta que ya conocen)
Consecuencia: Tu intrépido hermano ya cayó, dio la vuelta, subió la escalera y está listo para repetir la hazaña. Tu amiga decide ser la siguiente y se le atora el cuello en el cortinero –complicación interesante, su madre pensó que éramos una especie de asesinos seriales-

Propuesta: ¿Nos pasamos de casa en casa por las azoteas para ver a dónde llegamos?
Error: Ya vas
Consecuencia: “Se bajan o los bajo a balazos” y… NO calcular las dificultades del regreso –todo en subida-; ni hablar, pie de ladrón.

Propuesta: “Y si… -ya lo citó Nano, cuidado con esa frase- mejor estudias una carrera universitaria en vez de ACTUACIÓOON” (léase tono de mamá, como diría mi cuñada, con el “Jesús en la boca”.)
Error: “OKKKKKK”
Consecuencia: “El protagonista se negó a dar declaraciones al cierre de este post”

Sumado a una serie de cuestionamientos que concluyen, en su mayoría y por no dejar, en positivo: ¿vamos un ratito?, ¿le dices tú?, ¿la última?, ¿en vivo?, ¿manejas?, ¿quieres?, ¿le entras?, ¿lo intentas?, ¿puedes?, ¿pagas?, ¿cantas?, ¿sabes?, ¿juegas?, ¿te vale? SEEEEEE, da iguaaaaal.

…¿seraaaá?

jueves, 18 de marzo de 2010

Anaconda


Los hechos que aquí conocerá, ocioso y bolsón seguidor de Cállata, ocurrieron hace algunos ayeres, específicamente en 1990.

Yo tenía una pecera de 135 litros y solía asistir semanalmente al acuario del señor Manolo para comprar alimento para peces, así como uno que otro ejemplar nuevo. En alguno de esos días, don Manolo se ausentó y fue sustituido por Fernando, el auténtico dueño del acuario y un tipo menos ducho que su empleado en cuanto a conocimientos marinos y de agua dulce se refiere.

Aquella mañana, el buen Fer me mostró una de las novedades. Se trataba de una "Solitaria", o lo que es lo mismo, una especie de víbora-anguila-serpiente acuática color café, de aproximadamente 30 centímetros de largo, timidona y lejana al resto de los peces con los que compartía vidrio. Justo por eso le agradecí, pero le expuse mi desinterés. Fer insistió, me negué, insistió de nuevo y me dijo que me haría un descuento porque era ejemplar único y yo... un cliente asiduo. Al final... me arrancó el "sí" y adquirí esta cosa.

Llegué, la ambienté como se debe (dentro de una bolsa para que agarrara la temperatura de mi acuario) y, pasados unos minutos, la dejé en libertad. No cabía duda: con ese nado zigzagueante sí le daba mucho punch a la pecera. Buena elección. Acto seguido, mi madre hizo el llamado de la selva que indicaba que la comida estaba lista y bajé muy contentote.

Halftime. Voyvengo.

Digeridas la sopa de fideo y la milanesa, subí para admirar una vez más mi súper acuario con la nueva adquisición.

Prendí luces, me acerqué a mirar a través del cristal y, no, no, no. Una escena que, 20 años después, me sigue bombeando la cabeza como teléfono ocupado. La mentada solitaria con uno de mis tiburones en sus fauces. Pero más tétrico aún, varios peces panzarriba y otros de plano partidos por la mitad. ¡¿Qué pedo con la Ted Bundy de las aguas?! Mientras yo comía, ésta se los trajo a pan y... leche. Hasta me puso mirada desafiante y de mala, como si me dijera: "¡ándale, cabroncito, mete la mano y te dejo pintando cuernos!". Perra del demonio. Incluso se tumbó a la pequeña anguila que SÍ era en verdad santa. Size did matter.

Al ver esta masacre en la que varios peces quedaban súbitamente viudos, mis ojos fueron invadidos por la turbamulta de mi rugiente temblorina. Ya sé que los sureños del DF somos catastrofistas y mitoteros, pero en este tumulto acuoso había algo más que puede definirse con la palabra "pánico"; aunque sea fácil y atávico y quizá poco consciente, pero era inequívocamente "apanicamiento" que me obligaba a apergollarla y tomar a la muy méndiga serpiente en mis manos, así como le hacía Tizoc en el desierto. Pero, obvio, soy re mariquete y cuando la quise tomar del pescuezo (cualquier parte es pescuezo en un bicho así de curveado), que se me escurre y me suelta una mordida, a la que yo esquivé más por histérico miedo que por agilidad de macho-macho-man.

Lo más penoso fue el final. No sé qué movimiento hice, pero provoqué que la solitaria de pronto abandonara las aguas y se saliera de la pecera con un brinco que la dejó sembrada abajo de mi librero. Surreal. Hube de sacarla arrastrándola con un cinturón y, media hora más tarde, ya estaba de regreso en el acuario de don Fernandito. Con razón este mostachudo hizo hasta lo imposible por convencerme de llevármela.

Afortunadamente esta historia, así como el matrimonio de Princess Janne, pudo revertirse a tiempo. En ambos casos todo se redujo a una incapacidad para adaptarse y coexistir.

Claro, hay de solitarias a solitarias.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Con la P en la frente...


Ese día me levanté enojada porque no me había llevado con él a Cancún, sabía perfecto las ganas que tenía de ir y le valió, prefirió irse con un amigo. Como a la hora de haberme levantado de mi cama sonó el teléfono, era él: “hola cariño, mi coche está en la agencia ¿puedes pasar por mí y vamos a comer o me esperas a que me arregle y pida un taxi?”. Yo, muy en mi papel, pensé en decirle que no quería verlo, pero la verdad es que necesitaba sacar mi furia y no iba a dejar que él se quedara tan tranquilo, entonces le contesté: “en 20 minutos estoy en tu casa y más te vale que estés listo”.

Tal como le había advertido, llegué a su casa, le mandé mensaje y en menos de lo que esperaba ya estaba parado del lado del conductor para tomar el volante. Ya en el coche, me dio un cubo de cristal con unos delfines en tercera dimensión y me dijo “te traje esto de Cancún, cariño”, lo cual hizo que me enojara aún más y casi se lo aviento en la cabeza.

Tomamos camino hacia la Condesa, la Roma, la zona rosa y me preguntó: “mi vida, se te antoja ir al restaurante chino”, a lo que contesté “como quieras”. No podía creer el nivel de su cinismo, actuaba como si nada hubiera sucedido, incluso más cariñoso que de costumbre y yo, más encabritada de lo normal.

Llegamos al dichoso restaurante y para mi mala suerte Chabelo estaba en la mesa de al lado, lo cual le bastó y sobró para comenzar a hacer bromas e intentar hacerme reír. Fue tanta su insistencia y perseverancia que lo logró, a los 30 minutos yo me doblaba de risa.

Al terminar de comer le pedí que me llevara a un sanborns que estaba cerca del restaurante porque quería ver si ya había salido a la venta el nuevo cd de mi queridísimo Miguel Bosé, a lo cual respondió con un “no, mejor caminamos, adelante hay un mix up”.

Tras tomar algunas fotografías en las sillas de Reforma, sin darme cuenta llegamos al Ángel de la Independencia, algo rarísimo, pues no solíamos caminar, menos admirar los monumentos o sitios históricos de México. Justo frente al ícono de la Ciudad de la Esperanza, me dijo: “oye, ¿alguna vez has estado en el Ángel? Me refiero a estar ahí, no a verlo desde el carro” a lo que respondí “obvio no, ¿para qué?”.

Cruzamos la calle y mientras yo leía algunas leyendas inscritas al pie del monumento, él se preparaba para lo que vendría, obvio yo no me percataba de nada de lo que sucedía ni percibí nada extraño. A los pocos minutos volteé hacia él para comentar algo sobre lo que estaba escrito y cuál va siendo mi sorpresa ¡!!!! Estaba hincado con el anillo de compromiso y me preguntó ¿te quieres casar conmigo?!!!!!!!!!!!

Aquel día de marzo no lo dude, le di la mano para que se levantara, lo abracé y le di el sí. ¿Pero por qué $5%&/!” dije que sí? Claro, nunca imaginé lo que vendría después: pleitos, reclamos, malos entendidos, discusiones por quién paga qué, cuántos invitados cada quien, preguntas como ¿por qué vas a invitar a esa persona? Y un sinfín de problemitas más, los cuales interpretaba como nervios prematrimoniales. Error, bien dicen por ahí que cuando el río suena es que agua lleva y yo no quise hacer caso.

A los ocho meses llegamos al altar, y nuevamente me pregunto ¿pero por qué #$#%%&#Q”#F dije que sí otra vez? Pues sí, no hubo marcha atrás, me casé y al año me descasé. Mil pistas y señales fueron las que me advirtieron el triste desenlace, pero no hice caso. En ocasiones las personas nos aferramos tanto a una idea, a una persona, a un trabajo, a una situación, que no nos damos cuenta de lo que puede venir.

Hoy, tras un divorcio innecesario y en la espera de una anulación religiosa me pregunto: ¿por qué chingados no le hacemos caso a esa vocecita interna que nos dice “no” y terminamos diciendo que sí?

martes, 16 de marzo de 2010

¿Y si...



Un estudio empírico que he desarrollado a lo largo de años, muestra que estadísticamente las ideas que inician con la partícula "¿Y si..." están destinadas al desenlace "¿Por qué "%$#% dije que sí?

No tenemos que ir muy lejos para encontrar un buen ejemplo:
Ejemplo 1
La semana pasada recibí una llamada de mi hermano "El Carlitos".

-Mano manito- ultimamente es la frase que usa para dirigirse a su servilletas, -fíjate que el sábado fui a jugar voley al parque (como cada fin de semana)
-So what
-Es que me dejaron plantado y me lancé al CUM (nuestra prepa)
-Ok
-Pues vi al Oli (nuestro entrenador)
-Chido
-Y me dijo que pronto se iba a EDEPREM (gran torneo)
-No me voy a lanzar de porra a Guadalajara mijo
-No, es que le dije "¿Y si organizamos un partido para preparar a tus chavos?" y pues nos invitó a jugar. ¿Cómo ves te apuntas?"

¡Peligro, peligro! dí que no idiota, recuerda la estadística, el universo conspirará para que una vez que aceptes la idea deje de ser atractiva.

Pero bueno, que puede pasar para que regresar a mi prepa querida, ver de nuevo al wy que me enseñó a jugar y echar una cascarita en un gimnasio equipado, se convierta en algo para arrepentirse.

Decidí desafiar a la ciencia y evidentemente debía sufrir las consecuencias, dos días después recibí un mail informándome que por haber accedido debía estar en el lugar a las 8 de la mañana... ¡¿Quééééééé?! ¡¡¡8 de la mañana!!! ¡¡¡En sábado!!! Ni para trabajar me levanto a esa hora.

Es increíble que conociendo el alcance de la estadística haya decidido ir en contra de los poderosos resultados.

Ejemplo 2
Hace 15 días la señora madre de mi novia y/o/u/aeae suegra, plantea la posibilidad de hacer una comida en su casa con mi queridísima La Jefa (Adriana para los que se meten a los comentarios).

-¿Y si vienen el fin de semana del 21?
-Señora, le agradezco muchísimo pero justo ese día, no puedo.
-¿Y si lo movemos al siguiente?
-Perfecto- a ver mijo, ya tuviste dos oportunidades de notar la fatídica partícula "¿Y si...?"

Pues el universo conspiró, la cena del sábado, que planeabamos terminara a las 2, se extendió hasta las 5, así que desvelados fuimos al sur a recoger a La Jefa para cruzar la ciudad hasta Satellite City.
Cabe destacar que como consecuencia del Ejemplo 1 me encontraba sumamente adolorido, lo que dificultó aún más la travesía.

El día terminó dejando a mi señora madre a las 7 de la noche y regresando echo una piltrafa a la camita.

Corolario: La clave para sobrevivir una vez que se ha desafiado al universo es tomar lo bueno y olvidar el dolor.

Así que una vez despierto a las 8 de la madrugada en sábado decidí pasarmela bien en el partido, en el reencuentro con aquellos estudiantes de preparatoria que ahora son Doctores, Ingenieros, Actuarios y Diseñadores. Platicar con el "Salchichas PalOli" y volver a ver el lugar en el que tengo tantos recuerdos.

De la cena me quedo con... más bien me quedo sin el dinero que me bajaron en el poker.

Y de la comida del día siguiente, debo admitir que aunque el traslado fue doloroso, sin ningún problema repetimos la odisea con tal de ver a La Nonna (la única persona que hace ver a las abuelitas de cuento como unas amargadas gruñonas, es mi hit), con tal de ser parte de una comida de esas que ya no puedes ni masticar de todo lo que has comido, pero lo haces porque no puedes perder la oportunidad y con tal de estar con mi Partner (gran persona cuya característica primordial es apapacharnos) y con La Jefa (no les tengo que decir cómo es, sólo lean sus comentarios).

Así, después de tomar como ejemplo un fin de semana destructivo, les recomiendo negarse cada vez que aparece el trágico "¿Y si...". En caso de sentirse valientes y aceptar, NUNCA OLVIDEN EL COROLARIO.

lunes, 15 de marzo de 2010

Que no te chamaqueeennnn


Fue hace casi mes y medio. Los protagonistas de esta historia estaban de honeymoon curándose de los estragos de un bodorrio inolvidable. Muñoncita no se podía mover, su incesante dolor le recordaba los increíbles momentos que vivió.

Su sueño: DESCANSAR a un lado de su adorado esposo.

La tranquilidad duró poco. Nos ofrecieron bajar 5 MINUTOS a la recepción para recibir un “regalo” de recién casados. Obvio no dudamos en bajar y recibir tan grata sorpresa: una cena en la playa con un platillo imposible de rechazar: langosta. Peroooooo (siempre hay uno)…… teníamos que ir a un desayuno buffet G R A T I S en un hotel de Cancún.

Y claro, en lugar de decir “NO” al intento de atraco a unos turistas inocentes y bien intencionados, de nuestra boca salió un travieso y ansioso SÍIIIIIII.

¿Pa qué ##$/&%_:¨¨Ñ¡?=)”!$$%””%&# dijimos que sí??

Nos tuvieron durante más de 6 horas en una oficina tratando de convencernos para comprar un paquete vacacional por ¡¡¡¡¡50 años!!!!!! Eso sí, la vista y atmósfera eran espectaculares, el mar del Caribe, personas divirtiéndose en la alberca, asoleándose y disfrutando de su muy merecida vacación. El verlo a través de una ventana parecía ser parte de una estrategia de venta. Gente iba y venía, llegaban nuevas víctimas y nosotros……ahí adentro.

Mi vendedor estrella no se dejaba, rascaba y rascaba para obtener los mayores beneficios de nuestra primera inversión de casados. Pregunto, ¿quién después de un boda se lanza a comprar vacaciones por adelantado y sobre todo cuando apenas lleva 2 días de luna de miel y le faltan casi 15 días por viajar?

Lo sé, nadieee, sólo los newlyweds de Muñoncita y Chrix.

Bueno, total que estábamos tan necios pero disque TAAAAAN interesados que nos mandaron una botella de Moet para animarnos a soltar el billete.

Pues sí compañeros, caímos en las redes de unos obstinados vendedores, aún estando con un experto en el tema.

Compramos un Suuuuperrrr paquete que durará 25 años, hasta el 2035. Sí, igual y para ese entonces el Planeta Tierra ya no exista, pero nuestro paquete siiiiii.

Nos desfalcaron, literal.

Ah! Eso sí, nos acabamos una botellita de champaña y salimos bien sonrientes, muy inérrimos sintiéndonos unos empresarios realizados.

Peroooooo (les dije, siempre hay uno)…. esta historia tiene un final feliz gracias a mi Chris Michael, quien como buen aguerrido en los negocios obtuvo un deal espectacular lleno de ganancias que podrían beneficiar a varios de nuestros queridos callalités, así como lo oyen.

P.D. No se aceptan sobornos después de este blog.

P.P.D Unos breves consejos que espero sean de utilidad:
- No se crean esas llamadas de que “sólo le robaremos 5 minutos”. Cuando menos te lo esperas ya te asaltaron quitándote 2 horas de tu valiosísimo tiempo. Y si trabajas en un periódico...¡bueeeeeee!
- Cuando leas la palabra GRATIS huye, no dejes que te seduzca. Si es gratis seguramente es porque el envío es más caro que el producto. Acéptalo: te vieron la cara de …pppppppiiiiiiiippppppp…..
- Si firmas un contrato con el banco, léelo bien, porque igual y en tu próximo estado de cuenta te ensartan uno que otro seguro de vida!!!
- Y para los que les cuesta decir que NO, como su servidora, hagan ejercicios diariamente, pronuncien la palabra varias veces para que el cerebro la vaya asimilando, verán que con el tiempo podrán decirla sin remordimiento.


P.P.D. Estaba dudosa entre contarles esta historia o la que padezco cada domingo cuando tengo que escribir este blog…. ¿Pa qué &#$$###”&&&&&##””!$$%&& dije que siiiiiii? (jajajajajajajajajaajaja)

domingo, 14 de marzo de 2010

Yo, ¿cleptómana?


Y empieza así la historia, mi primer robo: en primaria. Vestida con un uniforme horrible, blusa amarillo plátano y falda café como ca..fé, esperaba que dieran las 9:30 para que tocaran "la campana", o sea un pinche timbre para salir al recreo.

Estaba en tercer año, desde ese momento planeaba cómo sería mi primer atraco. Emocionada, esperaba a que todos los morritos se amontaran en aquellas tres mesitas de madera, en las cuales ponían la debidilidad de cualquier niño: una gran cantidad de dulces.

Atrás, buscando el momento perfecto, cual víbora sigilosa mi brazo se movió en los recovecos que hacía la multitud llegando hasta la meta; agarré no sólo un dulce como señal de triunfo sino todo lo que en la mano cupo, así surgió la rata de dos patas que llevo dentro, por cierto, hubo más ocasiones de esas, pero ya con las dos manos.

Pero ese era un hurto infantil, algo que al pasar el tiempo, específicamente a la edad de “niña puberta”, dejó de satisfacer mi necesidad de “aventura”. Pasé a pillajes más elaborados, los llamados robo hormiga. De esos como cuando iba a La Ley, osea un Chedraui o Comercial Mexicana de aquí, en los que llegaba al área de cosméticos para tomar un brillo de labios y, como Criss Angel o David Copperfield los desaparecía de mis manos hasta que salía con ellos.

Regresaba a casa feliz y con la adrenalina hasta arriba, tengo que confesar que nunca he sido una ratera reprimida, siempre estuve “orgullosa” de hacerlo pues les contaba a mis grandes hazañas a mis papás; no les tengo que decir qué cagadas me ponían y los sermones que me daban.

Un nuevo reto fue cuando desde el más allá llegaron las tan temidas puertas con sensor magnético, con las cuales supe que algunos dedicados a la profesión hormiga ya no saqueaban.

Pero desafié ese descubrimiento tecnológico cuando al atravesar la puerta de salida cerraba los ojos esperando la alarma, la cual nunca se encendió...ya sé, tuve mucha suerte de que en esos momentos estaban puestos los sensores como pura pantalla.
Esto de haber sido usurpadora no era una constante, incluso no tengo mucha memoria por qué inició, pero de lo que estoy consciente es que me divertía de lo lindo.

Dejó de encantarme cuando, ya rebasada por un par de años mi mayoría de edad, me puse en la fila de un oxxo para pagar; al momento de llegar a la caja tomé un snickers, lo abrí, y enfrente del cajero me lo empecé a comer. Muy en mi papel de ratera confrontativa quise que se diera cuenta, pero no sucedió, con una sensación de tristeza salí del lugar por haber sido exitosa en mi pillaje.

En la actualidad ya soy una ratera jubilada, quisa más cuando en algún momento me dijeron, ¿eso es lo que le vas a enseñar a tus hijo?, destrás de esa pregunta se quedaron todos esos años de profesión, y resignada de no haber sido cachada, porque en el fondo eso quería, me retiré.

Pero pa' que no me tachen de ladrona y me vean como bicho raro, les regalo como aservo cultural que no sólo existe la canción de “rata de dos patas” de nuestra querida Paquita la del Barrio, sino también la Luz Casal se aplicó y grabó una canción O-C-H-E-N-T-A-S de H-O-R-R-I-B-L-E, pero bueno describe bien lo que se siente en esto de la ratería.

Cleptómana/Luz Casal

En la tienda a las tres,
tengo cita otra vez
noto que crece mi excitación
..... entraré con discreción.....

Hoy me siento feliz
nadie debe saber donde es, lo que es
mi secreto especial
mi cita semanal.

Actuaré con decisión
llevo mi mejor visón
no me puedo repetir
debo saber elegir.

Con certificado de
Buena conducta.

Nadie puede sospechar
mi gran placer
mi debilidad semanal.

(!Que cosa tan brillante,
será mía en un instante,
!ya es mía, vigilante!).

No me pueden reprimir
no me quiero corregir
actuaré con decisión
en la próxima ocasión.

Nadie debe sospechar
mi gran placer
mi debilidad semanal.

sábado, 13 de marzo de 2010

¿Y lo bailado?


No puedo negar que alguna vez he pillado algunas cosas.

Detallitos como el cambio de la tiendita, un chupe, dulces como mis estimados Crix y Muñoncita, y hasta limosnas, jajaja.

Realmente AÚN no he robado algo que valga la pena, (Bueno... )Sin embargo, me han asaltado, sólo una vez, pero he sido víctima de este tipo de chacales.

Todo comenzó con un tradicional jueves de fiesta con mis nuevos compañeros de oficina.

Ese fue el primer día que yo me incorporé al clan Gutiérrez-Andrade y como buenos fiesteros nos fuimos a echar unos traguitos coquetos a un bar cerca de la oficina, por lo que todos nos fuimos en un mismo coche.

Después de no se cuantas rondas, risas y como en Club Joven, mucha diversión, el lugar estaba a punto de cerrar, pero nuestras ganas eran tales, que decidimos ir a seguirla.

Sólo la presidenta del Clan (y no hablo de ti Roig, en ese momento no tenías el cargo), yo y sus dos diseñadoras (es) nos fuimos camino a la perdición.Eufóricos, Ojo Espía y yo nos bajamos del coche sin acordarnos que teníamos acompañantes.

Cruzamos el antro en busca de unos shots, mucho baile y una botella después nos dimos cuenta que Rafis y Cori venían con nosotros.Histéricos nos estuvieron llamando al celular, pero como la estábamos pasando tan bien sólo les decíamos nuestra ubicación.

Con ligue y todo, me despedí para irme a seguirla, salimos del lugar y media hora esta persona me abandonó porque yo seguí buscando el coche que había dejado en el trabajo.

En ese momento, se me acercó un tipo de lo más nice a hacerme la plática , después de cuadra y media reaccioné cuando tenía una navaja que estaba dirigida hacía mi.

¡¡El tipo me quito mi saco, corbata, celulares cartera con todo y viáticos y hasta los zapatos!! Y yo ahogado, no pude hacer más que correr en busca de una patrulla.

Esa noche el exceso nos cobró a todos. Ojo espía regresando a su casa en taxi y Cori manejando perdido por la carretera a Toluca perdido con Rafa vomitando.

Al siguiente día, en mi cobertura que era un paseo por un camión para celebrar el cumple de un chavito otra ratera hizo su aparición, pero esta vez no fueron cosas materiales, sino un beso lo que me robó.

Y yo muy en mi papel, se lo tuve que regresar.

viernes, 12 de marzo de 2010

Un atraco veinteañero


Con mil pesos en la bolsa, decidí que no podía esperar más a que terminara la eterna huelga universitaria. Así que, a los 20 años, tuve la brillante idea de convencer a una amiga de tomar un camión –de 26 horas de trayecto, por qué no- y de lanzarnos a Cancún a buscar trabajo mientras regresábamos a clases.

En qué momento nos pareció algo sencillo, no lo sé. Pero la aventura inició arriba del autobús, mientras planeábamos nuestros futuros meses en “Miami beach”, interrumpidos por un retén militar y sin importarnos las amenazas familiares de no recibir un solo quinto por esta locura. ¿Mil pesos a esa edad? Una verdadera fortuna.

Todo comenzó a cambiar al anochecer, después de buscar en el centro un hotel de 80 pesos, muy ad hoc a nuestro presupuesto, en el cual tuvimos que atrancar la puerta con una silla; y no es necesario que les describa la tremenda pocilga… que aún no difuminaba nuestras expectativas.

A la mañana siguiente disfrutaríamos del azul del mar Caribe e iniciaría nuestra búsqueda de empleo. Una tarde completa recorriendo antros y restaurantes, ámbitos en los cuales nuestro currículum era nulo, pero qué bien lo garigoleamos con historias ficticias del ramo hotelero.

La buena noticia llegó con la aceptación para entrar al Ok Maguey. Todo pintaba como un verano en Beverly Hills, pero a la falta de experiencia le correspondió el puesto: dos vacantes de garroteras.

No habíamos ni entendido el término, pero sonaba bien haberlo conseguido en dos días, en contra de todas las probabilidades y augurios.

Primera complicación: “Empiezan mañana a las 6 de la mañana y deben portar pantalón negro, camisa blanca y zapatos negros, ¿tienen?”; “Sí claro”. ¿Quién lleva a la playa con 35 grados centígrados unos pantalones NEGROOOSSS?, nosotras no.

Así que la odisea nos hizo, en vez de asolearnos, ir a buscar los aditamentos. Con una cartera que desaparecía minuto a minuto, y más cansadas que nunca, corrimos por los pasillos de cada cadena de autoservicio que se nos cruzó en el camino, y parecía que esta prenda, en realidad no era muy codiciada en ese destino turístico.

El tiempo se hacía cada vez más corto, nos iban a cerrar y con qué cara iríamos al día siguiente en shorts verdes fosforescentes o en pareo.

Antes de darnos por vencidas, encontramos un par. Claro, cada uno valía más de lo que teníamos entre las dos. Fuimos bajando la calidad de la tela –consolándonos al pensar que era temporal, ya vendríamos la segunda semana por nuestros favoritos-, hasta que logramos encontrar el adecuado.

“Llévatelos puestos”, dijo una; “Sí, mejor”, contestó la otra, pensando que nuestra zona de residencia no era la más adecuada para lucir como turista, con todo y el color rosita de la asoleada delatadora.

Llegamos a la caja y nos volteamos a ver, cual agentes secretos, o mejor dicho cual gángsters experimentados, comunicándonos a señas, con la mirada fija y sin decir palabra alguna, fue momento de correr, a toda velocidad, y escapar con la ropa puesta y la otra hecha bolita en mano.

El corazón a punto de salírsenos del pecho, aún no nos hacía entrar en razón. Ya estábamos listas.

Cual ratas de dos patas, arribamos, muy en nuestro papel, puntuales a la cita. Ahí, el destino me pagó con la misma moneda.

“Señorita, tiene suerte. Renunció la hostess. Su uniforme es este vestido mexicano”…

Sin comentarios.

La historia de cómo llamamos a casa, semanas después, llorando por no poder más; de cómo dejamos de vernos porque nos separaron de turnos, deseándonos buena suerte con un abrazo de 3 minutos al día; de nuestro cambio de domicilio, y un sinfín de experiencias… se quedan en la memoria.

Para cerrar, quiero decirles que esta semana, mis compañeros callalités contaron su atraco más fresa, yo les pregunto… ¿porqué no hubo post el miércoles?... No se preocupen, la incógnita será revelada en alguna otra entrega. ¡Ah!, y no se pierdan el domingo estelar.

jueves, 11 de marzo de 2010

La garrapata....... "9"


Fue en el primer semestre de prepa. Examen parcial de Informática y yo, por andar de galancito, no había estudiado nada la tarde previa.

La profesora Claudia Galindo, de cabello descuidado y lunar prominente en el pico de una nariz interminable, entró al salón y nos pasó unas hojas con preguntas abiertas. ¿Qué opción múltiple ni qué los condones de tutifruti?. Y, por increíble que parezca, todo teórico, nadie podía prender las computadoras en una clase que daba para todo menos para algo escrito. Reverendísima perra de los mil demonios.
Acto seguido, se sentó en su escritorio, cruzó la pierna como si tuviera el chamorro de Kim Bassinger, y empezó a leer (no miento) una revista Vanidades, de esas que te enseñan a seducir a tu hombre con técnicas que van desde un babydoll magenta hasta una sopa de lentejas con piquete, sin dejar de mencionar un buen vinito que "lo terminan poniendo a tus pies". Chúpale pichón.

En fin. Empecé a resolver la hoja de examen llenando las 3 primeras cuestiones: mi nombre, ni número de matrícula y la fecha. Fuera de ello, no tenía algo más qué contestar correctamente. Cuando uno se sabe la mitad de los incisos, llora, pero cuando no se sabe ninguno, se ríe.

Me resigné a pensar en mi cerote en el parcial y tomé el resto de los minutos con filosofía. Dejé que corriera el reloj y me asemejé a aquel personaje de película hollywoodense que, siendo buzo, se queda atrapado en las profundidades del mar, esperando a que se acabe el oxígeno. Es más, recuerdo que, aprovechando la postura de mi horrenda profesora, me dediqué a checar los diversos y muy diferentes tipos de chamorro de mis compañeras. Valga decir que, en aquel entonces, yo no era un boobívoro consumado, sino un fanático de las piernotas de las nenas. Ah, cómo me gustaban las mentadas mamíferas. Yo, a fin de cuentas, atravesaba la época de la estufa a máxima flama.

En algún instante de lucidez, y al ver que todos muy monos entregaban sus hojas de examen, pensé en algo. Y no sólo lo consideré, decidí ejecutarlo, persignarme y... a la buena de Dios. Me levanté, caminé hacia la profesora y, cuando estaba a medio metro de la revista Vanidades, aproveché su distracción, di una brusca vuelta a la izquierda y escapé del salón con mi examen en la mano. 100 metros más adelante, lo tiré en un bote y me fui a casa.

Una semana después, en la clase siguiente al examen, la perra de Galindo pasa lista de asistencia y, conforme va nombrando a cada alumno, le da su calificación del examen. Alvarado... 7, Amaro... 7, Armendáriz... 9, Bazán... 6, Cabrera... 5, Carranza... 5, Carrasco... 7, Carrillo... 9, Céspedes... 7, Domínguez... 6. (A ver, a ver, escena de película en la que se regresa la cinta). ¡¿Qué dijo?!... Carrillo ¿¿¿¿¿9???????

¿De dónde lo sacó la maldita?, ¿cómo 9 si ni entregué mi examen? En todo caso, yo estaba preparado para que me dijera que había extraviado mi evaluación, pero noooo, ¡la sucia prefirió hacerse pendeja y cometer una fechoría aún más vil que la mía!

La mamona de Galindo demostró que, por más adversas que sean las circunstancias, uno nunca debe quedar como estúpido frente al grupo ni perder el estilo. El robo y el consecuente "9" fue un pacto silencioso del que nunca hablamos ella y yo. Simplemente lo firmamos, no nos vimos las caras ni dijimos algo en los siguientes 17 años. En completa secrecía, ella lamentó conocerme, y yo a ella. Pero igual acordamos tácitamente.

Yo fui una garrapata, pero ella fue la mayor de las sanguijuelas.

martes, 9 de marzo de 2010

Robo salado


Ya sé que hemos dejado atrás el tema "La Boda", pero por increíble que parezca hay tantos preparativos para un evento de tal magnitud, que se presta a que la Ley de Murphy se aplique en más de una ocasión.


Remontémonos pues a un mes antes de la boda de Muñoncita y Chris Miguel, como se pueden imaginar, mientras ellos estaban en la locura dejando todo listo para que la bola de gorrones... digo invitados, llegaramos a la convebencia y nos la pásaramos increíble.


Lo menos que puedes hacer ya que fuiste invitado a una fiesta de proporciones épicas, en la que lo único que pones de coperacha es tu presencia y hartas ganas de echar desmadre, lo menos que puedes hacer es ir a comprar un regalo.


Así que Ojo Espía, la Princess (Jane, no piensen que el Duque), mi buen Inphi y su servilleta fuimos a una tienda departamental (no poner el nombre no es por evitar el comercial, es porque no recuerdo cuál fue).


¿Qué es lo primero que haces?... ¡Correcto! Imprimes la lista de regalos, que una vez que tienes en tus manos no queda más que agradecer que no es tu ticket del súper.


Y búscale, que si los vasos, que si los platos, ¿para qué carajos quieren un set de mamilas y un bambineto?... seguro lo pusieron sin querer Sese.


En una situación de esas que podemos conocer como "an accident waiting tu happen", alguién cuya identidad no revelaré sólo llamémosla OE, encontró entre tantos regalos unos bonitos saleros para su comedor.


"Mira y además de todo son del color de mi pared, obvio se van a ver increíbles... me los llevo"


Como buen caballero no podía permitir que la damicela se desgastara cargando por toda la tienda los méndigos saleros, así que ahí voy de ofrecidote y cárgolos mientras continuamos con nuestra misión de búsqueda.


No mames, tanta pinche tienda para que no encontremos el regalo perfecto. Ingesu, ¿y si les regalamos los mentados biberones? No, la neta es que sí son buenos amigos, los queremos un chingo y no nos podemos dar por vencidos en esta misión, por difícil que parezca.


Encontramos una sección de la tienda que no habíamos revisado.


-"Disculpe señorita, y esta sección ¿on ta?"

-"Noooo mi joven, esa está saliendito del lado este de la cosa donde cuelga eso de la luz"


Ok, vamos pa' juera, llegamos a la sección y mientras veíamos otro tanto de cosas que no eran lo que buscábamos, que me viene diciendo lo que viene siendo El Inphi.


-"Con qué facilidad te chingaste los saleros, qué naco eres"


¡Ay cabrón! Los traía en la mano, el poli me vio salir tan campante, el otro poli me vio entrar tan campante, bueno qué pasa con la seguridad de este lugar, para la otra mejor agarro la vajilla de 10 mil varos o ya de perdis un perfume o una botella de shampoo (del francés champagne), pero unos pinchurrientos saleros de 100 pesos, ya ni la chingo.


Y así mientras Inphi y las damicelas atentaban con duras críticas a mi Pepe Grillo, regresamos a comprar el regalo que al fin decidimos era lo que buscábamos para nuestros amigos y a pagar los méndigos saleros.


Quizá el secreto es hacerlo muy natural, como si ni tú te dieras cuenta... habrá que preguntarle a Thierta Cleptómana.

lunes, 8 de marzo de 2010

De película


Al puritito estilo de Home Alone Parte 2, osea en Nueva York y en pleno Invierno, Muñoncita se encontraba, muy inérrima, de shopping en una de sus tiendas consentidas en Rockefeller Center.

Era el último día de nuestra pre-luna de miel, estábamos en plena compra de último minuto, actividad emocionante que suele pegarle de lleno al bolsillo.
Sin embargo, esta vez, el Chómpiras que llevo dentro se apoderó de mí y no fue así.

Buscaba algo que adulara mis sentidos, pero esa vez, raro en mí, sólo me hicieron ojitos unos pasadores "muy nice". Aclaro que los vi justo al entrar a la tienda. Observé el precio: 10 dólares; muy decente.

"Pequeño" detalle: el clima era extremadamente frío, por lo que cargaba con un mega abrigo, suéter, guantes, bufanda, bolsas de compras, mi bolsa, cámara, etc.
Cual perchero humano sostuve los mentados pasadores mientras continuaba con mi búsqueda, muy a la Sex and the City.

Salí de ahí, pasé por Chris, entramos al metro y antes de salir al mundo exterior, me acomodé el abrigo y....

¡F R I X I me quedé!

En mi mano derecha tenía una bolsa con pasadores, evidencia del delito.
Era OFICIAL, me había convertido en una verdadera delincuente.

De pronto me sentí en pleno juego de Escrúpulos: ¿debía regresar a la tienda y decirles la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? o ..... ¿debía ignorar lo sucedido y disfrutar el momento, muy al estilo de Bonnie and Clyde?
Opté por la segunda opción.
Pero eso sí, tuve algunas pesadillas, como cuando estaba entre rejas, cuando me condenaban a cadena perpetua, o cuando estaban a punto de aplicarme la pena de muerte, y cositas así, leves, y poco a poco aprendí a vivir como Muñoncita, alias "Roberta".

Eso sí, cuando llegué a México los famosos pasadores causaron sensación, y a la típica pregunta de:

- "¿Dónde los compraste?, están padrísimos".

Yo actuaba muy casual, tragaba un poco de saliva y les decía:

- "En una tienda carixima, de la cual no recuerdo el nombre".

CUASI ROBO
Lo juro, no soy amante de lo ajeno, ni cleptómana, ni rata, pero según mi ahora esposo (quién insistió que escribiera esto), en una ocasión quise serlo. Mi reacción estuvo a punto de delatarme, lo admito.

Fuimos al cine en Perisur y salimos bastante tarde. La salida era por Palacio de Hierro, pero para llegar teníamos que pasar por el área de dulces.
Error.
Y no sólo por la tentación sino porque ya estaba cerrada la tienda.

Sólo estábamos Chris, un poli, muy al pendiente de las uñas largas, y yo.
Como buen dulcero, Chris no soportaba el antojo, y quienes lo conocen saben que no se va hasta que no consigue lo que quiere.

Total, Chris le preguntó al poli que si era posible tomar un dulce, así como "muy entre nos" (no había moros en la costa).
Aunque no lo crean el poli dijo "SÍ".

Ahora, si tienes luz verde, pues tomas uno, ¿no? ¡¡¡el que sea!!!
Pero la inteligente de mí, inocente palomita, se fue por uno de esos bombones con chocolate, bastante grandesitos.

Y en eso escuché un:

- "¡¡¡¡Nooooooooooo, esos no, ¿qué pasó señorita??!!!!"

Chris se atacó de la risa, me moría del susto y de la pena y cual niña regañada hui rápidamente.

Resulta que podía tomar uno de los dulces que estaban en las canastas, peroooooo de los chiquitos, los que están en las canastas (obvio no escuché ese pequeño detalle) y yo, muy hábil, me fui por los dulces grandes.

Qué, ¿a poco ustedes no harían lo mismo?

domingo, 7 de marzo de 2010

Sólo te aclichingas


Una roomie suicida, otra que se la madreaba su novio, otros más que salieron del closet mientras vivían conmigo, éstas son sólo algunas anécdotas que he vivido en los últimos 12 años que salí de casa de mis padres, casi la misma cantidad de roomies con los que he convivido. A continuación, algunas historias de esta forma grata y loca de compartir un techo por ahorrar.

Si contamos las personas con las que hemos compartido un espacio para dormir, sin ser catalogado con la palabra exacta, contaré mi primera experiencia en una casa de asistencia (resistencia).

Chiapaneca, separada, amargada, pero muy ahorradora, era una señora, quien gabana de mi madre lo que podría pagar si me hubiera puesto un departamento al principio de mi universidad.

Con trastorno obsesivo-compulsivo de limpieza, al grado de que iba al baño, y dejar mis respectivos desechos de papel en el bote de basura, y en cuanto salía, la señora cincuentona, a cargo de mi agradable estancia, vaciaba el bote, o qué decir de su transtorno por ahorrar en los alimentos que me daba; algunos de ellos comprados en los depósitos de Bimbo, de esos donde las tortillas y el pan integral son marcados por estar a punto de caducar, fueron parte de mis desayunos y cenas en el lapso que viví a su lado.

O sorportar su etapa de menopausia, cuando tomaba sus tequilas y me platicaba de su marido que disfrutaba de los placeres de una sus mejores amigas, hasta que decidí, después de un año, separarme de ella. En verdad, no la extrañé.

A otra que no añoré fue a mi "mejor amiga" de la universidad, esa que llenó de valentía para salirme de la casa de la señora cincuentona. Con ella fue más precipitado, sólo fueron 4 meses de compartir techo, por la siguiente situación.

Rocío estaba obsesionada con un compañero que estaba casado, de esos hombres que aseguran, juran y perjuran que mañana dejan a su esposa por el amor de otra mujer, pero ja, sabemos que eso nunca pasa.

En alguna ocasión, durante nuestra luna de miel viviendo juntas, decidí irme a visitar a mi familia de Michoacán un fin de semana. Al llegar, el domingo por la noche, la encontré con vendas en sus muñecas, las cuales se había rebanado; sí, cinco cortadas en cada brazo como pan de caja. Por qué, pues por él. Resulta que durante ese fin era el cumpleaños de la esposa y Rocío quería que su "novio" faltara a la fiesta sorpresa que habían organizado a su contrincante.

Y con sus historias maquiavélicas le suplicó que fuera a visitarla a nuestro depa unas horas antes del festejo. Para esta cita, preparó una bebida para ofrecerle, a la cual le agregó, una por una, cápsulas de nytol para dormir. Ya tenía todo preparado para encontrarse con su amado y resultó que llegó, tocó por más de media hora hasta que se cansó y se marchó. Pues les cuento que mi amiga abrió las siete cápsulas con su boca y con lo que ingirió cayó profundamente dormida, hasta el día siguiente, en el cual se dio cuenta de su torpeza, agarró un cuchillo y "trató" de acabar con su absurda vida.

Al verla tirada, vendada, a-h-o-g-a-d-a y con sus cinco sentidos revueltos, decidí pedir ayuda: hablar a su madre. Cuando le comenté a la suicida, que en ese momento dejaba de ser mi mejor amiga, puso a su familia en mi contra, diciendo que era un cuento chino mío para perjudicarla, que la envidiaba a tal grado que hice eso.

Acto seguido, hubo enfrentamiento madre a madre, porque la mía tampoco se raja, y se dijeron hasta de lo que se iban a morir. Al día siguiente, la muy mendiga cambió la llave de la chapa, mientras mis cosas seguían ahí. Literal, me mandaron patitas a la calle. Yo no sé cómo le hice, pero tejí varias redes de amigas hasta que conseguí, por medio de engaños, las llaves para sacar en dos horas mis cosas. Ese día dormí con todos mis triques en mi coche, así duré una semana de gitana hasta que Yalina, quien después fue mi roomie, se apiadó de mí.

Mi última etapa de roomie de GDL fue una época padre. Con Yalina viví un año. Aquí, si no les salen las fechas es porque omití la parte que estuve sola. Ese lapso de tiempo fue de mucha fiesta y amigos, a las 15 horas casi todos los días después de la universidad, ya estábamos con un vodka en la mano. Por lo menos tres amigas más tenían las llaves del depa, ahí llegaban a comer, a dormir y a divertirse. Fue un periodo de tiempo especial para ella porque, al separarse de su familia, finalmente salió del closet y tuvo a la chava que pensaba sería el amor de su vida, aclaro, no fui yo, tuvo una relación con otra compañera de la universidad.

Llegué al DeFecal y duré como casi tres meses sin hablar encerrada en mi depa. A ratos, me iba con el portero para platicar y sentir que había conversado con alguien, en ese momento sí que estaba sola. Por ello, le pedí a Copatzin, también amigo de la universidad, que tramitara un intercambio de su carrera de UdeG a la UNAM.

Aquí tuve un roomie más en mi vida, un soporte estructural en mis primeros años en la Ciudad. A su lado, valoré un grado más de experciencia en estee tipo de convivencia, el cariño y el amor que sentíamos como amigos se transformó en tolerancia, podría decirse que fue un preámulo de lo que sería un matrimonio...sólo que al reves, yo era el hombre y él la mujer, bueno para qué contar de sus conquistas, fiestas, y demás. Lo más importante es que hasta estos días pienso que él es y será uno de los amigos más importantes en corta existencia de vida.

Para independizarse, o sea, para tener su living la vida loca, se fue a otro depa a vivir, y surgió así la necesidad de tener otra roomie.

Por cierto, aquí va una moraleja de la historia: nunca se les ocurra conseguir a alguien por internet, porque caras vemos y no sabemos cuántos madrazos después vemos en su cara. Resulta que contacté a Wendy, chava de 31 años con dos hijas y en pleno divorcio, que acepté como roomie.

Su vida era normal, trabajo estable, veía y se quedaban sus nenas los fines de semana, y entre semana... su wuey. Un día, si más no recuerdo, jueves, la vi lloranda en mi depa con un golpe en la quijada en tonos multicolores. Le pregunté qué lo había provacado, ahí sí fue un cuento chino, que una vieja se le acercó, que le armó pedo porque según andaba saliendo a la par con su chavo, etc, se la creí. Después de unos días de nuevo otra romie a-h-o-g-a-d-a me dijo: "esa vez que me encontraste así fue porque mi wuey me golpeó, con puño cerrado, mientras discutíamos en la recámara", me quedé con cara de WHAT, le pedí que esa persona no entrara más al depa, cosa que no cumplió y terminó por irse con él cuando, en un pleito de dos a tres caídas sin límite de tiempo, la aventó hacia la puerta de la recámara y la destrozó...a la mañana siguiente sacó sus cosas, obvio cargándome la responsabilidad de esa puerta destruída.

Hay un lapso de años que son de muhos sinsabores, pero que no forman parte de roomies sino de convivencia de pareja, por eso los omito, además ni tienen relevancia, fue un largo periodo aquí en el D.F. y otros 11 meses en Cancún.

Al decidir regresarme de las aguas azul turquesa del mar Caribe para rehacer mi vida...cuando pensé que mi vida de rommies estaba perdida, llegó una paisana a mi vida.

Sabía que estaría conmigo, tan lo presentí que le dije, no te preocupes tómate tu tiempo que yo te espero, y así fue. Como lo platicó la Princess Jane, una noche entre semana, le ayudé a sacar sus cosas de la casa de su ex marido. Y nuevamente empezó una etapa de aventura.

Aseguro, que ha sido una compañera muy linda, no les tengo que explicar sabiendo ya lo que pasó con mis otras relaciones de convivencia en un mismo techo. Durante esos meses fuimos cómplices de cada uno de nuestros actos; desde llegar en un martes de cierre destruídas y tomar unas copas mientras nos desvelábamos más; también cuando fungia de madre y me regañaba porque no llegaba o porque no me tomaba pastillas para la gripe; o de novia perfecta, llena de pucheros y celos, cuando me decía que la abandonaba al despedirme e irme con mi hombre, o por qué no, cuando le reclamaba no dejarme dormir porque hacía cimbrar todo el condominio.

Princess Jane es parte de mi presente y mi pasado inmediato, todavía la busco al llegar. Entro a lo que era su cuarto y encuentro una muñeca diabólica, en lo que fue su altar a una especie de tributo extraño y la recuerdo. Doy una vuelta a la habitación los martes al llegar después del cierre y revivo lo que compartí a su lado. Aún la extraño, y sabe que mis llamadas, como la de hoy, para ver cómo sigue de su gripe es parte de la inercia que nos dejó marcadas, de saber que, en algún momento, supimos que dejamos de ser roomies o paisanas, para empezar a ser hermanas.