miércoles, 30 de junio de 2010

Una frase bastante aplicada


"Hoy no me puedo levantar" ha sido una de las mejores obras a las que he asistido en mi vida. Tuve la gran suerte de verla en Madrid, con actores y cantantes españoles.

A pocos días de dejar mi ciudad favorita, decidimos ir al teatro para conocer algo más que shopping, museos y restaurantes, donde, por cierto, pasábamos varias horas de nuestro día.

Estábamos indecisas, no sabíamos si comprar tickets para "Mamma Mia" o para ésta, pero al final ganamos las que votamos a favor de la puesta en escena cuyo nombre se desprende de una canción de Mecano.

Durante la función, que duró cerca de tres horas y cacho, casi muero congelada, estaba tan alto el clima, que no tuve más remedio que bajar a comprar una playera de 50 euros con el logo de la obra. Sí, me pesó horrible, sobre todo porque cero me gustan. No, no me la puse más de una vez. No, tampoco sirvió de mucho, hubiera sido mejor un calefactor, una chamarra o mínimo un buen abrazo.

Al salir, el metro había cerrado, así que a los 50 euros de la prenda le tuvimos que sumar otros 30 de un taxi que nos llevó hasta nuestro departamento, por lo que mi caprichito de ir al teatro español no sólo se convirtió en la mejor actividad del viaje, también en la más cara, tomando en cuenta que mis papás no estában para salvarme y aún me quedaban varios días en tierras lejanas.

La verdad, no sé si todo fue mérito de la obra y de los personajes que actuaron o mi fanatismo por su acento me cegó, pero quedé encantada. La escenografía espectacular, la música irreal. Recuerdo el acto en el que se veía una luna que pendía del techo y "Dalí" sentado sobre el escenario, sinceramente, increíble.

Claro que durante mi estancia en la Madre Patria y después de ver la obra, usé varias veces la frase "Hoy no me puedo levantar". Todos los días tenía que levantarme a las 7 u 8, no recuerdo bien, para arreglarme, tomar el metro (sí, aunque no lo crean), subirme a un camión y caminar dos cuadras hasta las instalaciones de Radio y Televisión Española, lo cual representaba un verdadero martirio pues el sol brillaba a su máximo esplendor.

Los primeros días de clases, los catedráticos nos advirtieron que si queríamos obtener nuestro diploma debíamos cumplir con cierto porcentaje de asistencia, lo cual se traducía en 2 faltas en todo el mes.

Uno de esos días, mis ojitos no se podían abrir, el despertador sonó mil veces, mi amiga me jaló las cobijas, tocaron a la puerta las vecinas, las otras chicas que iban a la clase nos llamaron desde el lobby ... y nada funcionó.. "Maryfer, hoy no me puedo levantar; habla por favor con las chavas para que digan que me sentí mal", dije. "Ok, perfecto, NOS sentimos mal", expresó.

Y así aprovechamos nuestro día para dormir, ir a desayunar al súper Vips, que nada tiene que ver con el de aquí; caminamos por Serrano, visitamos el museo de cera, y me enamoré más de cada rincón de Madrid.

Después, durante la universidad, esa frase aplicaba muy seguido, sobre todo cuando se trataba de la clase del "cubano" a las 8 de la mañana, o de Zunzu a las 10. La cama era mejor alternativa que el salón. "Mafer, hoy no me pude levantar, ¿qué onda? ¿nos vemos en starbucks?", era la pregunta diaria.

Actualmente, todas las mañanas le digo a mi novio "Bebéeeeeeee, hoy no me puedo levantar", a lo que generalmente responde "¿y si no vamos a trabajar?"... y, una hora después, cada uno sentado en su respectivo escritorio.

martes, 29 de junio de 2010

Y no me levanté


Quizá fue la triste despedida de Muñoncita, o tal vez el robo al despoblado posteando sobre el mundial, pero me puso un poco melancólico y a recordar viejos tiempos.

Lo primero que me vino a la mente fue mi época universitaria. El primer semestre me rehusé a rendirme de llegar temprano, aún cuando la maestra que daba la clase de 7 llegaba en promedio a las 8:30.

Afortunadamente después conocí a una banda de lacras que me enseñaron el placer de decir, hoy no me levanto, hoy viernes llego a la clase de 1, justo a tiempo para alcanzarlos e irnos por unas chelas.

O aquellos días, que previo a un examen estudiábamos un rato, para luego acompañar teoremas y axiomas con cervezas y rones, todo para llegar en vivo y muy bien preparados a un examen.

Son momentos que se fueron y que no volverán, pero me dejaron una educación que me tenía que ocasionar problemas alguna vez.

Ya trabajaba, había conseguido una posición en una empresa gracias a la recomendación de mi mejor amiga de la universidad.

Un jueves nos pidieron ayuda para levantar pedidos en las oficinas de uno de nuestros clientes, casualmente a una cuadra se encontraba el bar de unos primos de Moni (ahora son como mis primos).

Saliendo de la ardua jornada, decidimos ir a tomar una copa, después de un rato una de las amigas que se unió al plan, me pidió que la llevara a su casa, todo iba bien para evitar el desvelón y levantarme temprano al día siguiente para terminar una semana de arduo trabajo. Iría a dejarla y pasaría a llegarle a mi casa a descansar.

El problema inició cuando mi diablito interno decidió que todavía tenía ganas de fiestear, así que el razonamiento lógico fue dejarlo a la suerte. Si regresaba al bar y todavía encontraba a Moni y a mis primos, sería señal inequívoca de que el destino deseaba que siguiera en la fiesta... error.

Ahí seguían y yo feliz platicando, contando chistes de Polo Polo y cantando a todo pulmón una fina selección de lo mejor de Shakira.

Llegué a la cama como a las 6 de la mañana, tenía como media hora de sueño que no estaba dispuesto a desperdiciar... error de nuevo.

Es una de esas ocasiones que más vale quedarte despierto e irte en vivo que intentar dormir un poco y morir en el intento.

Desperté a las 10 de la mañana cuando tenía que estar a las 8:30, baño rápido, manejo tipo Fitipaldi, hora de arribo: 11:00 a.m.

-¿Dónde chingados estabas? Tenías que estar hace dos horas y media cabrón.
-¿Qué no era a las 11:30?
-Además de todo me estás diciendo pendejo, no mames, ...

Mierda, me hundí todavía más. Poco después recibí la llamada de Moni.

-¿Qué onda Jorgito? Nos tenías muy preocupados, no contestabas el celular
-Me quedé dormido
-No friegues, te estaban esperando Juana y Lucha para que capturaras los datos... estaban completamente desesperadas porque hoy sólo trabajábamos medio día

Doble mierda, además estas mujeres me agarrarán rencor por haberles estropeado el medio día que rara vez regala una corporación como esta.

Por ahí de la 1 de la tarde, ya con la chamba más o menos avanzada, les dije a las niñas que se fueran a comer, que en cuanto regresaran, ya habría terminado el trabajo, felices se fueron y comenzaba a reivindicarme.

No contaba con que el karma me haría pagar mis estupideces, con el trabajo al 85%, y a 5 min de que regresaran de comer, la máquina se traba, se desconecta de internet y me aparece uno de esos pinches cuadritos que dicen: tómala pto, perdiste toda la información.

Y como dirían los mojados "joli chit", comienza de nuevo, explícale a las niñas que les robaste la tarde con una estupidez de ese calibre y apúrate porque esa oficina se convierte en desierto a las 6 en punto.

Aunque logré entregar la chamba al 5 para las 6, aprendí una importante lección, así que la siguiente ocasión que se presentó para irme de fiesta con mis lacras amigos... me fui en vivo a trabajar al día siguiente.

lunes, 28 de junio de 2010

Cruda realidad

Tengo que admitir que este blog definitivamente no fue hecho con actitud ni buen humor. Literal: no nos podemos levantar x la depresión; adiós a esas reuniones con amigos para celebrar, ir a casa fue la mejor opción.
Les soy sincera, me dio tristeza, pero mi Chris está q no se la acaba.

Convivimos en casa de mi papá, muy a gusto, cervecita, vinito, paella y muy buena vibra...pero no fue suficiente.

Frases como estas las aluciné:
"El oso del oso"
"Ahora sí la selección paso a cuartos....pero de su hotel".
"Nos vamos como los grandes: Italia, Francia, Inglaterra".
"El bofo es muy flojo"
"Más si Osorio un extraño enemigo..."
"Osorio, Aguirre y Guille a los leones"
"En que se parece Maradona al Papa? En que el Papa es benedicto 16 y Maradona es bien adicto desde los 16"
"Mañana no podemos ir a trabajar x duelo nacional".

Y así podría seguir ...

Les confieso q entrevisté a todos los presentes y he aquí algunas carifrases de la tarde:
Liz: "Jugó bien, pero el arbitro fue injusto".
Pa: "Argentina hizo su juego pero el arbitro nos lastimó mucho".
Chris: " #$""!!&&/()((/&%$#""""##"######.....Para mí se acabó el Mundial, claro, lo seguiré viendo".
Nuevo cuñado: "Lo tuvimos, fue nuestro y lo dejamos ir".
Tania: "Sirvanme otra!!!!"

La verdad es que con este marcador mi interes x esta copa del mundo ya terminó, bueno casiiii, jeje.

Y ahora sí, en serio, con mucho cariño y respeto:

Fue un placer ser parte de este blog durante estos meses.
Ahora tengo la fortuna de verlos todos los días o por lo menos frecuentemente, así q podremos vernos y platicar frente a frente.
Los adoro, gracias x la invitación y sobre todo x su amistad!!!!!!!

Prometo estar al pendiente de los temas semanales.

Los adoro, soy su FAN número 1!!!

TACH

:0)

sábado, 26 de junio de 2010

Yo y mi bocota


Los silencios incómodos que he vivido siempre han sido provocados por mi y mi gran bocota.
Hay algunos leves como cambiarle el nombre a una persona en una entrevista o preguntarle a alguien si es su mamá, cuando son hermanas o tienen la misma edad.

Pero uno en el que sí me PAXÉ, fue un día que estaba caminado divinamente con un grupo de amigos hacia casa de un cuate.

En eso veo en un coche a una chava horrorosa (fea la hija de la ch) acompañada de un semi dios.

Aquí es cuando entra mi inteligente diálogo y les digo: "Ya vieron a esa gata con ese wey? Está horrorosa!!"

Nadie dijo nada y como si no me hubieran escuchado seguimos nuestro rumbo.

De repente el coche se para y bajan los dos del auto.

Por si fuera poco remato con: "No bueno, qué horror, aparte se viste como gata"

En eso veo que nos vamos aproximando a ese lugar y la chica levanta la mano para saludar.

Veía venir lo inevitable... Nos acercamos y uno de mis brothers dice: "Chavos: les presento a mi hermana"

FUCK.... Yo me quería morir, tenía una pena tremenda y no sabía que hacer. Si entrar o salir corriendo o ponerme a gritar: yo no fui.

Nunca me había sentido tan mal por pensar en voz alta.

viernes, 25 de junio de 2010

Una hoja en blanco



Por qué será que aunque nos guste escribir, cada ocasión se convierte en un reto. En una especie de silencio, no incómodo, pero sí complicado. Basta sólo iniciar para que lo que estás pensando se transforme –no sé de qué manera ni con qué proceso- en algo que no era la idea original y que se va tejiendo en otra cosa, nada similar, pero sí real.

Así sazonamos historias para aderezar experiencias o crearlas. Cuando la pluma corre y no deja un segundo ni para respirar es cuando estamos dolidos, sensibles y vulnerables, cuando el corazón y el estómago escriben sensaciones que forman un nuevo lenguaje.

He recibido noticias difíciles por correo, cuidados, pero siempre correos; he tenido riñas, de las más fuertes, por mail o, antes, por carta, al igual que la más pulida y soberbia despedida.

Frase tras frase he despellejado y desenmarañado mi cabeza y he logrado transmitir infinidad de sentimientos.

En ocasiones, cuando quieres decir tantas cosas, se seca la garganta y terminas por expresar algo sin trasfondo. Sin sentido.

Después de tantas palabras, de darte cuenta que la comunicación puede convertirse en un verdadero milagro, sólo queda la más íntima relación con una hoja en blanco, en la que se vale todo, se inventa, se transforma, se borra, se repite, se sueña y no se habla..., en el más locuaz de los silencios.

jueves, 24 de junio de 2010

Esther y Rocío


Mi madre, mi padre y yo llegamos al hospital con urgencia, aunque en el fondo, únicamente los hombres sabíamos que mi abuela materna ya había fallecido. La versión que tenía mi madre en este inolvidable domingo era simplemente que había empeorado. Así lo decidimos, no quisimos enterarla al momento de salir rumbo a la clínica.

El saludo hacia mis primos y tíos jamás apareció. Era entendible. La puerta estaba abierta y la luz apagada. El funeral había iniciado sin que el pizarrón negro de las letras blancas de una capilla lo oficializara. Nos colocamos a un lado de mi abue, con todo y su rostro cuya tranquilidad era cósmica, y dejamos que mi madre le llorara a su madre.

No hizo ruido. Fue un llanto silencioso, pulmonar, de ensanchamiento del pecho y regreso a la calma, con dificultades para respirar y tragar saliva. Sufrimiento de contenerse y no excederse. No rompió en cascada, fue un llanto de fuente de parque, de riachuelo que se alcanza a escuchar tras los arbustos, de tibio escurrimiento.

Incluso en el momento más triste de su vida, mi madre cuidó de mí. Su quebranto me habría roto en tres, pero aguantó. Me tomó de la mano y me dio un beso en la frente en el instante más sombrío. ¿No era acaso yo quien debía hacer eso?

Aquella noche de dolor expansivo, en el silencio más incómodo que puede existir, todos supimos que mi madre había dejado de ser parcialmente hija para ser totalmente madre.

El 21 de septiembre de 1997... Esther se robó el fuego por última vez.

Y al día siguiente, Rocío, su hija, ya tenía el desayuno de lunes listo para nosotros.

miércoles, 23 de junio de 2010

El tiempo pasa


Creo que es imposible recuperar el tiempo perdido, eso es lo que mi experiencia me ha demostrado.

Aún después de poco más de 15 años de vivir en México, mi padre y yo no hemos logrado recuperar ese tiempo y confianza que perdimos al estar alejados durante mi niñez, por ello, creo que los peores silencios que vivido han sido a su lado.

Hace como seis meses, se me ocurrió decirle que me invitara a comer a un restaurante que tenía poco de haberse inaugurado, pero nunca imaginé que fuera a cumplir mi caprichito, y menos pensé que la invitación fuera personal e intransferible, es decir, él y yo.

Ese día llegué temprano a casa de mi mamá. Estuvimos en comunicación por teléfono para acordar la hora en que nos veríamos, y finalmente llegó el momento, las 7 de la noche.

Me subí a su coche y el trayecto se me hizo más largo de lo que realmente fue. Silencio total, silencio incómodo.

Su profesión y el carácter de ambos no han sido favorables para entablar una buena relación y comunicación. Él sabe que ahí estaré cuando lo necesite, igual que sé que él está ahí para mí, y que, muy a nuestro modo, nos queremos sin decirlo, pero eso no elimina la incomodidad de los momentos que hemos vivido al viajar solos o sentarnos en una mesa a "convivir".

Llegamos al restaurante, y aprovechando que estábamos a punto de viajar a Japón, país que conoce a la perfección, me dediqué a hacerle preguntas sobre nuestro destino. ¿La comida será igual que ésta, papá? ¿hará mucho frío? ¿cómo decidiste irte a Japón a estudiar? y así transcurrió la noche, entre bocados y tragos semi amargos. Al momento del postre, estuve a punto de desertar, y miren que no los perdono, me sentía rara, no sabía qué más comentar, platicar...

Creo que siempre me dolerán esos años que pasamos distanciados, el no poder abrazar a mi papá como lo hace mi hermana menor o como lo hacen muchas amigas.

Sí, es mi héroe, pero por sus logros profesionales, su inteligencia y su gran capacidad para actuar fríamente ante cualquier situación; lo admiro como a nadie en el mundo, pero me encantaría admirarlo como el común de los hijos admira a su padre, no sólo por ser un gran profesionista, sino por ser un gran padre y amigo.

martes, 22 de junio de 2010

En el patio de la prepa


Estimados lectores de este blog, les pido una disculpa a nombre de los callalités que, como fue descrito certeramente por alguien, se tiraron a la hamaca.

Sin embargo, aquí estoy con la misión de no dejarlos sin su post del martes.

Entrando en el tema de la semana no me queda más que recordar una ocasión que figura entre los momentos más ñoños en la historia de su servidor.

Estaba en quinto de prepa, ya no éramos la generación más pequeña en la escuela. Había sido un buen año, tranquilo y sin novedades, hasta que un buen día vi una señorita de cuarto año, muy guapa.

Siguiendo las reglas implícitas de la amistad entre hombres, inmediatamente señalé al ángel, no es metáfora, llevaba una de esas playeras que tenían pintadas las alitas de ángel, y uno de mis amigos decidió que buscaría la forma de presentarnos.

Los siguientes 10 días pasaron tranquilos, ella se había desvanecido en un montonal de gente, y yo no estaba muy preocupado.

Llegó la mañana fatídica, en uno de los descansos que teníamos entre clase y clase, llegó un cuate:
-Sígueme
-Ok, ¿a dónde vamos?
-Tú sigueme
-Órale cuánto misterio
-Es que me dijeron que te gustaba Mayra y te la voy a presentar
-¿Qué?¿Ahorita? No mames, aguanta

Recibí un jalón de brazo y nos encontrábamos frente a la damita, vino la anunciada presentación, que fue seguida del siguiente diálogo.
-Mucho gusto
-Igual
-...
-...
-...
-...

Mierda, ¿qué le digo?, ya sé... no eso no se lo puedo contar. Bueno podría decirle que... no mames Enano, me cae que estás bien guey. ¿Y si de plano me despido y huyo cual guerrero derrotado?

Así conocí que un silenció incómodo puede hacer que menos de 10 minutos parezcan una eternidad, que si tienes las miradas de toda la escuela encima agrega una presión especial al simpe hecho de hablar con una señorita y el significado literal de "salvado por la campana".

viernes, 18 de junio de 2010

'Gracias, Pepsi'


El sufijo ismo es, definitivamente, un tema escabroso que todos deberíamos aprender a sobrellevar desde niños. En épocas mundialistas estamos viviendo el patriotismo a flor de piel, sensación que encuentro muy parecida al fanatismo.

Con una personalidad adictiva como la mía, es fácil volverse fiel seguidor de diversas cosas, actividades, series, modas y tendencias, entre las que colaría algunos 'detalles' como esquites, pingüinos, bubu lubus, pizza, pay de piña y demás aficiones temporales.

Pero, la inconsistencia, que también me caracteriza, hace complicado el volverte un verdadero fan de algo en particular. Así, de las pocas coincidencias que encuentro a lo largo de la última década es mi eterno gusto por Shakira.

Inició en mi etapa preparatoriana, me acompañó de intercambio, época en la que alternaba con el cassette -delato mi ochenterismo- de Selena, la cual sí desapareció relativamente pronto.

Se volvió más fuerte en la Universidad, tiempo en el que conocí a una de mis grandes amigas, quien se unió facilmente a corear tantas y tantas canciones.

Así, llegó el primer concierto y la cuenta regresiva, como quien espera el gran momento.

Armamos un pequeño grupo, y, con coreografías ensayadas (SESE), llegamos temprano al Foro Sol. Ya ambientadas y con un poco de nerviosismo, se le ocurre a mi amiga 'X' -ella revelará su identidad en los comentarios- gritar lo más fan y espontáneo que he escuchado: 'Graciaaaaaasss, Pepsiiiiii', en pleno puente peatonal. He de admitir que llamó la atención de más de uno.

La emoción ahí dentro, de cada nota, de cada 'plática'... la conocen todos.

Mi comparación con el futbol no es por el también acierto de 'Waka waka', jajaja, sino porque después de este triunfo histórico de la H. Selección, estoy convencida de que esa sensación de un nudo en la garganta, de la piel chinita y de un bombardeo de alegría, mezclada con adrenalina, no es nada de sensiblería, sí se siente, sí se contagia, sí se vibra algo distinto cuando cosas así suceden. ¿Qué no?

jueves, 17 de junio de 2010

La Rosa


Si no hubiera Mundial, seguro escribiría algo relativo a la música, pero como es el caso… démosle al rollo futbolero.

Simple: soy fan de Inglaterra y desde 1996 colecciono las camisas de la Selección inglesa, las cuales, por lo general, tienen un diseño elegantísimo. Entre la blanca y la roja debo tener un polvorín de ropa diseñada para tan entrañable equipo. Al respecto, más especiales aún fueron las entrevistas que pude hacerle a Michael Owen y a David Beckham hace algunos años, durante una cobertura en Chicago y en Los Angeles. Vaya vivencias.

Justo anoche fuimos a casa de mi madre a darle la bienvenida (enésima en el año) a mi hermano Alex, quien anduvo vagando en las últimas semanas por Londres y tuvo a bien traerme la nueva camisa roja de La Rosa, con el ‘10’ de Wayne Rooney en el dorsal. Una clásica inmediata, una belleza.

Fue el motivo perfecto para protagonizar una sesión de fotos futboleras con Princess Janne, quien al padecer ayer el fracasototototote de la dizque favorita España ante la “poderosísima” Suiza y la muy probable eliminación de México (ojalá me trague mis palabras en un rato), decidió pasarse del lado de los buenos.

Así como hoy a las 13:30 horas todo Tenochtitlán quedará paralizado viendo el choque del Tri ante los franceses, mañana yo haré lo propio en el juego de Inglaterra, y espero no menos que una reverendísima madriza sobre Argelia. Ni me digan malinchista, que ahorita bien que todos (especialmente los villamelones) andan vociferando en su Facebook y Twitter la supuesta y repentina “devoción” que profesan hacia España, Brasil, Argentina, Holanda y Alemania. De pronto todos somos futboleros... y con cuadro preferido.

Pues bien, yo hincho por La Rosa y espero, al menos, Semifinales.

miércoles, 16 de junio de 2010

Lo amo


Definitivamente, como bien lo dijo ayer una lectora, hay muchas cosas a las que una persona puede ser fan, y yo no soy la excepción.

Miguel Bosé, La Quinta Estación, Ricardo Montaner, mi mini me, comer chocolates, compar artículos rosas, escuchar canciones melosas, empezar a leer un libro y no terminarlo, y mil etcéteras más forman parte de la lista de las cosas a las que me considero fanática, pero no, este post no lo dedicaré a ello, sino a mi novio, quien realmente me ha sorprendido con su pasión por la música (claro, además de su fanatismo a la tecnología y redes sociales).

El día que lo conocí hablamos de gustos musicales, obviamente, más de la mitad de los grupos que mencionó eran completamente desconocidos para mí, y digo eran porque el vivir con él me ha ayudado a expandir mis horizontes en el ámbito de la música. Ok, sí, no mucho, pero algo es algo ¿no?

Todas las mañanas me despierto con una canción diferente. Lo primero que hace al levantarse, después de darme el respectivo beso de "los buenos días", es dirigirse al baño de visitas (que se ha convertido en su segunda recámara), enciende su lap y elige alguna canción mientras checa su facebook, lee el blog de los callalités, actualiza el suyo, checa cuántas banderitas más han aparecido en el listado, pajarea, mira por la ventana, come algo a escondidas, va y viene a su tercera recámara (el cuarto de visitas), y se vuelve a acostar a mi lado para esperar a que su princesa abra los ojos y haga su primer berrinche.

En ocasiones despierto de buenas al escuchar alguna rola, en otras no tanto, pues aún cuando intenta "educarme", como él dice, hay ciertos ritmos, piezas y grupos que aún no terminan de encantarme. Otras veces, es hasta que me meto a bañar cuando escucho de fondo alguna canción que pone especialmente para mí, como "Lucky", a la cual me volví adicta.

Es increíble la forma en que se emociona cuando va a entrevistar a uno de sus grupos favoritos. Realmente parece niño chiquito, pero es simplemente una muestra más de su fanatismo, pasión y entrega a la música y a lo que hace.

Me encanta escucharlo hablar de las historias detrás de las canciones y los grupos, de los nuevos talentos que descubrió, del próximo disco que saldrá a la venta o de la edición especial que sólo encuentra en Amazon.

Me fascina ver su carita al llegar a una tienda de discos, recorrer los estantes y salir con uno o dos compactos; subirme a su coche y casi no poder sentarme por el número de cajitas que tiene regadas por todo el auto... sencillamente, creo que soy su fan.. no sólo por el toque que le imprime a cada cosa que hace, a cada entrevista que redacta, a cada nota que publica, sino por el maravilloso novio y hombre que es.

martes, 15 de junio de 2010

Con "s"


Trabajando en un periódico se aprende la importancia que tiene la ortografía en la transmisión de un mensaje, por eso, titulo e inicio este post expresando mi inconformidad por haber puesto de tema "Soy fan".

Iren manitos, tienen que aprehender a etspresarce con propiedat, se dice soy fanssss.

Bueno, basta de inconformidades, ahora sí les voy a contar algunas cosas de las que son fans número 1.

Soy fans de la conducción de vehículos en una pista de carreras, hay algo que me llena cuando llega el sentimiento que provoca ver como se te acaba la pista, pero logras mantener el bólido dentro de el asfalto.

Es algo que sólo logro explicar con la secuencia de monosílabos "ay, ay, ay.... ay, ay, ay... ay weeeey", hasta se me puso chinita la piel ahora que lo escribí.

Otra cosa con la que puedo transformarme en un energúmeno que pocos han tenido oportunidad de conocer, entre ellos Inphi y Princess, es la música en vivo.

Sentir cómo retumba cada nota en el pecho y esas cosquillitas en la panza que te hacen querer gritar cada palabra de la letra de una canción es algo que no tiene precio.

Soy fanssss de un bonito detalle, dar o recibir, de ser sorprendido con un beso o un abrazo, de una sonrisa, de la solidaridad, de romperme y ver que mi equipo se rompe la madre a mi lado.

Pero principalmente soy fanssss de pensar y decir pendejadas (disculpen el francés), ¿por que? Muy sencillo, normalmente me lleva a otra cosa que me levanta en momentos difíciles, hace divertido los tiempos aburridos y que para mí es invaluable... la risa.

Hace tiempo recibí una crítica de mi hermana (la menor), expresó un tanto molesta que no era posible que me la pasara riéndome sólo. La verdad, su crítica fue un gran elogio para mí, tengo la capacidad de no necesitar a Polo Polo (jajajaja, no manches el chiste del chino en vacaciones) o de Platanito (jajajajajajaja che deforme chúpame los...) para reírme.

Me cae que no sé si estoy loco, pero alguna vez escuché un dicho que me parece muy sabio y se los dejo para que le piensen: "En la vida hay dos formas de ser feliz, ser pendejo o hacerse pendejo"

lunes, 14 de junio de 2010

Hipnotizante y contagioso


Estaba decidida a hablar sobre algunas de mis “dulces” pasiones, sin embargo, era inevitable dedicar este blog a los amantes del futbol y la fiebre mundialista.

El casarme con un fanático de este deporte me ha hecho valorar y analizar nuestros ratos libres.

Parte de mi sentir lo resume un comercial en el que los novios le piden a sus parejas un tiempo, un break por un mesecito, "así como del 11 de junio al 11 de julio”, jajajaja!

Al principio me sentí rechazada, pero NO amigas, chicas, jóvenes…hay que ver el lado positivo de las cosas. De hecho, me he estado preguntando por qué no sacan un comercial con el punto de vista de las mujeres. Sería un exitazo!!

Es momento de consentir a sus parejas cuando están en casa, sí, sí, pero siendo sinceras y si son antifutboleras, es tiempo de irse de Shopping, váyanse a un cafecito con las amigas, planeen un fin en Valle o Cuerna, visiten un spa, vean una serie y películas chick flick, en fin….hagan LO QUE QUIERAN, al fin que los hombres están hipnotizados con los partidos y lo más importante para ellos en estos momentos es el dominio del control remoto!!!

Así que no se sientan, no es personal, simplemente se trata de un virus mundialista que les afecta cada 4 años y pasa en un abrir y cerrar de ojos, ya verán.

Siendo sincera, varios de los partidos los disfrutó mucho, sobre todo cuando estoy en compañía de la gente que quiero…..pero si tengo una lanita o la tarjeta de crédito o débito (de preferencia no la mía, jejeje) y me dan a escoger entre ver el partido (aclaro, excepto los de México) e ir de Shopping….mmmm….supongo que adivinarán mi respuesta.

Consejo: disfruten estos 30 días porque se pasan volando….

Y, obvio, no podía despedirme sin decir: VAMOS MÉXICO!!!

Waka, waka!!!!

:0)

P.D. Les copio un chistorete que anda merodeando por Internet y que me causó mucha risa, jajajaj….ahí les va:

Decálogo para ver el Mundial de Futbol con tu pareja
Atención Mujeres de todas las especies: solteras, casadas, amantes, amigas, madres, etc.
Se comunica que a partir del 11 de Junio al 11 de Julio de 2010 (Tiempo de duración del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010), deberéis tener en cuenta lo siguiente:

1. Durante el mes entero la tele es mía, a todas horas, sin excepción. El mando, ni lo mires.

2. Durante los partidos soy sordo y ciego. No esperes que te atienda, escuche, mire, abra la puerta, conteste el teléfono, vea al niño que se cayó del segundo piso, salude a tu madre, haga las compras, apague el incendio de la cocina, etc. Nada, pero NADA!!!

3. Deberás sonreír si viene un amigo a compartir unas horitas de fútbol.

4. Harás (mos) las compras del mercado y el súper FUERA de los horarios de partidos y/o repeticiones de los mismos (sin excepción).

5. Lee la sección deportiva para que tengamos tema de conversación; si no lo haces, no te extrañes de que no te hable durante ese mes.

6. Puedes sentarte a ver un partido conmigo y podrás hablarme, pero sólo durante los anuncios del descanso (eso es cuando en la tele no se ve a los jugadores). No se te ocurra hacer cualquier comentario técnico, tampoco abuses.

7. Si me ves molesto porque ESPAÑA va perdiendo, no digas "no es para tanto" ni tampoco "seguro que ganan." Sólo harás que me enfade más.

8. Las repeticiones de los goles son muy, muy importantes. No importa si ya los hemos visto antes o si nos los sabemos de memoria. Los quiero ver de nuevo, muchas, muchas, muchas veces (se entiende?)

9. Que no se le ocurra a ninguna de tus amiguitas casarse, bautizar, enfermar, organizar reuniones o cenas y menos visitarnos; menos aún los días de semifinales y JAMÁS el día de la final porque sólo hay tres opciones, a saber:
a ) no iré,
b ) no iré, y
c ) no iré.

10. Sin embargo, si un amigo nos invita a ver el fútbol en el Bar o su casa (¡¡¡Qué maravillosa invitación!!!!), iremos sin dudarlo. No importa si nos llama en el último minuto. Ah! Y si no estás lista a tiempo, ¡¡¡¡te quedas...y punto!!!!

11. Los resúmenes de los partidos durante la noche son tan importantes como los partidos mismos; que no se te ocurra decir: "pero si eso ya lo viste, ¿por qué no cambias?" ni "¿No te aburre ver todo el rato lo mismo?".

¡¡¡No, no, no,. NOOOOOOOOOOO!!!

12. Para el día de la inauguración y el de la final; deberás (mos) preparar un aperitivo súper especial, comprar cerveza y mandar a los niños, si los hubiese, a casa de tu madre.

13. Finalmente, ahórrate expresiones como:
“¡Menos mal que el Mundial es sólo cada 4 años!"
"¡Gracias a Dios que sólo dura un mes!"
Estoy inmunizado a esas expresiones de mal gusto.

Y por si no lo sabes, entérate de que también hay: Champions League, Liga Española, Liga Italiana, Liga Inglesa, Copa Libertadores, Copa Sudamericana…., NBA y luego eliminatorias para el próximo Mundial.

sábado, 12 de junio de 2010

.44



Cuanto me quejaba de que no tenía que escribir con los temas tan "divertidos" e "inspiradores" que escogen (con o sin mi autorización) los afamados callalités. La justicia divina, no sé si hacia ellos, a los lectores o a mi llegó y con ella... ¡El alcoholímetro!

Por la tarde me fui a un rancho en el Ajusco a festejar el cumpleaños de un amigo y después de, literal, 4 copas, porque en verdad, no me entraban, nos quisimos regresar.

Mi mejor amigo venía ahogado y me pidió de favor que lo dejara en su casa para que nos fuéramos a descansar, pasamos a cenar algo y de ahí a su casa.

De camino por Florencia veíamos mucho tráfico, pero no le dimos importancia, cuando de repente ya tenía un policía encima que me estaba preguntando su había tomado algo.

Grave error el haber asentido, me pidieron que estacionara mi coche y que bajara para soplarle al dichoso aparato.

Mi grado de alcohol era de .44, cuando el permitido era .40, acto seguido estaba trepado en una patrulla, sin poder hacer nada.

Me llevaron a la Delegación y ahí el médico dictaminó que tenía que pasar 20 horas encerrado en El Torito.

Éramos tres los compañeros de aventura que llegamos a ese lugar, el cual me imaginaba más aterrador, después de varias preguntas y despojarnos de todas nuestras pertenencias entramos a las celdas.

Era más o menos la 1 de la mañana cuando me desconecté del mundo y al pasar del tiempo, los olores extraños ya no eran percibidos por nariz.

Con un coraje tremendo y yo sin ganas de hablar con nadie mientras todo mundo te preguntaba que había pasado (con ganas de que tuvieran un formato con tu información el cual te pudieras pegar en el pecho y que ya nadie te cuestionara).

Gracias a que llegué "temprano" me tocó un lugar donde dormir: una cama de piedra, que encima tenía un colchón de hule espuma forrado con plástico.

Entre los ronquidos, el sudor por el mentado colchón y la comezón de chinches o no se que animal, no pude dormir muy bien.

A las seis de la mañana, nos llamaron al patio, en ese momento ya éramos más de 120, alrededor de 10 se veían que traían un pedo tremendo.

De ahí al comedor, donde sirvieron ¡verdolagas con puerco! a esa hora??... Asco, obvio no probé bocado, sólo tome algo.

Después nos pasaron lista, no entiendo para que, no creo que alguien se vaya a escapar, entramos de nuevo a nuestros lugares y las pláticas fueron inevitables.

Había un wey que hablaba como mongol, ya después me enteré que era inglés, quien se quedó en el pasillo con la gente que no alcanzó lugar en las camas, el cual contaba como lo agarraron. Ya medio dormido se aventó la puntada de decir: "Porque no nos escapamos como en Piratas del Caribe", después de sacar una risa forzada pensé: pos ya ni pedo, voy a tener que hacer que el tiempo se haga menos pesado y tomarlo con filosofía.

Justo cuando me estaba echando una pestañita, nos volvieron a llamar para una plática de AA, que nadie peló, y otra sobre como funciona el alcoholímetro. Después nos mandaron a trabajo social y los que quisieran podían leer en la biblioteca o jugar domino y cartas.

De 3 a 5 fue la hora de las visitas, donde tus familiares te llevan un poco de comida, y vaya que fue la comida familiar más extraña que he vivido, jaja. No quise probar nada hasta que fuera mi hora de salida, programada a las 21:30 horas, por no querer utilizar los baños al aire libre que estaban hasta el full de ballenas.

Nuevos amigos, "triunfos" (algunos saben a lo que me refiero y los que no, se ch...), risas, cigarros y personajes tan distintos compartimos esta experiencia, que la verdad creo que me sirvió para replantearme qué es lo que estoy haciendo mal, tema que podría abarcar este post.
Espero que de ahora en adelante, la "justicia" no se vuelva a hacer presente en los siguientes temas porque imáginense lo que me puede pasar...

viernes, 11 de junio de 2010

Mañas, vicios, modas y manías



Lo que no te deja ser libre, te tiene agarrado… Después de tanto pensarle, creo que lo que más nos amarra son nuestras mañas, vicios, modas y manías.

Ponerte los zapatos que te gustan, y reventarte lo pies al grado de no poder dar un paso más es característico de las mujeres. Yo he aprendido a convertirlos en una decoración más de mi clóset, ya que tengo muchos más de los cuatro que siempre uso.

Oler mi almohada desde pequeña es, sin duda, una de mis grandes manías, la cual nació, como en muchos niños, cargando tu cobijita, bautizada como “Totó” , a todas partes. Así, le heredé la costumbre a mi hermano pequeño, hasta que mi madre, a mis 12 años, calculo, decidió que era suficiente y ambas desaparecieron por arte de magia. Así, adoptamos la adicción por la almohada, que hasta la fecha nos acompaña y que se ha convertido en tema de varias bromas en nuestro grupo de amigos. Yo, no duermo igual sin ella, y me hace falta cuando no la tengo.

Condicionar un lugar para comer, tomar un café o una chela, a sitios donde se puede
fumar, se convirtió en el día a día de los fumadores.

Los compromisos que haces y que te cuestan una vida realizarlos, son, definitivamente, mi peor pesadilla.

Dormir con la tele prendida, no poder hacerlo sin taparme al menos con una sábana, enfermarme si lo hago, hablar y reír dormida, morderme las uñas. No salir sin desayunar, tomar un vaso de leche todas las noches; después de una siesta necesitar algo dulce, odiar el calor. Acostarme sin desmaquillar, maquillarme en el coche; no bañarme un día de flojera, verme en cada reflejo, robarme todos los encendedores; obsesionarme con las cosas nuevas y desecharlas pronto; luchar contra las injusticias; buscar, exigir y procurar el perfeccionismo. El sabor a perfume en la fruta picada que preparaba mi abuelo; no perdonar la falta de lealtad; leer 47 veces el post antes de publicarlo, o no, son parte de una rutina que hace que mis días transcurran con la cotidianidad y esa "libertad" que disfrazamos de personalidad.

jueves, 10 de junio de 2010

Tormento testicular


Antes de que llegue el año 2000, ando echando novio y, cual debe ser, una de las actividades propias del mandil contemporáneo es asistir a la comida de la abuela política. No debe uno fallar porque, de ser así, te cuelgan de los que puso Nano como diseño de este post.

El punto es que, ya cuando está toda la familia política reunida, ingreso al baño con la finalidad de desaguar apacible y tranquilamente un poco de aminoácidos a través del chorrito vivaracho y constante. Todo sale bien y con la gracia propia de un chaval que, al ser hombre, aprovecha dicho desagüe para mirar la pared e internarse en sus más profundos pensamientos. Esa forma de filosofar mientras uno hace del baño no la tienen las mujeres, no así, no con tal armonía y con el sonido de fondo del "agua" cayendo. Fuente de ideas.

Pero la desgracia llega al momento de subir el cierre de los jeans. Hay dos dolores en la vida de un hombre que superan, por mucho, al resto de los pesares: un balonazo en los gemelos cuando uno anda pajareando, y la subida abrupta del cierre del pantalón sin tener el mínimo cuidado y, llevándose por ende, a los huevos de corbata. Sí, a las cosas por su nombre. Me acabo de prensar este par, casi degollando con el zipper lo que en mi clase de Anatomía se define como escroto.

Bajo de nuevo el cierre y esta suave bolsita con la que mantenemos en órbita y balance los huevitos.... me sangra. No, no puedo explicar el repipinchísimo dolor en mis entrañas. Así, de huevos y por mis huevos, me he convertido en un agonizante ser humano que, pa' colmo de males, tiene que convertir en unos minutos la mueca de sufrimiento extremo en sonrisa hipócrita frente a la abuela y dueña de la casa. Que me crea el amable lector: la aflicción testicular es mayor que cualquier tormento amoroso, porque si para amar se necesitan huevos, aquí uno ya ni siquiera los tiene.

Sobra decir que pasaré la comida con gesto de cereal inflado (como decía Paco Stanley) y sin mover demasiado mis extremidades inferiores porque el altoreflejo de mi desgracia se siente hasta los tobillos.

Maestros, novias, padre, madre, amigos... muchos han podido agarrarme de los huevos en algún momento, pero nadie me los ha prensado como aquel zipper que en mi escroto encontró lo que la guillotina en el pescuezo de Luis XVI.

miércoles, 9 de junio de 2010

Lo volvimos anoréxico


Antes que cualquier cosa, una disculpa por la hora jajaj, pero literal, el tema me tenía agarrada de los... y fue hasta la hora de la comida cuando gracias a las platicas con los callalités surgió una idea.

Hace cerca de un año, Ojo Espía, La Thi y yo decidimos ponernos adieta, y sin quererlo, Nano tuvo que incluirse al plan. Comidas light, ensaladas, filetes de pescado, tortillas de nopal, queso panela, agua endulzada con splenda, barritas de cereal como postre y uno que otra que otra variante como platillo principal fueron parte de nuestro menú diario.

Poco a poco fuimos perdiendo kilos, las mujeres felices, él no tanto. Sin embargo, como nos veíamos diario, nunca percibimos los cambios reales en nuestros respectivos cuerpecillos, sino hasta que Nano nos mostró su cinturón.

No sé cómo describir ese momento, casi explotamos en llanto al ver que la circunferencia de su diminuta cintura, hasta la mismísima Thalía la hubiera envidiado. Nunca nos percatamos que lo teníamos agarrado de los... más bien, el pobre no podía ni agarrárselos.

Tardó en recuperar un poco de peso, su madre y la mía intentaron hacer comida especial para él, pero creo que, a la fecha, no ha llegado al ideal; por eso, desde hace como 6 meses, Ojo espía y yo decidimos invertir papeles, y ahora, sólo por apoyar a los respectivos galanes y evitarles una descompensación nutricional, incluimos pay de queso, piña, cafés de starbucks, chocolates, donas, tacos, tacos, más tacos, pizzas y un sinfín de antojitos a nuestra alimentación balanceada.

martes, 8 de junio de 2010

El agarre doble


Situación que generalmente experimentan los hombres, aunque también hay algunas desafortunadas que se han visto en esta posición, y por favor no me vayan a salir con que nosotras no tenemos, conozco algunas que tienen más que muchos hombres.

En fin, el agarre doble consiste en aquello que logran dos personas buscando intereses opuestos y cada una de ellas jala por su lado con tal de obtener lo que desea.

Por ejemplo, tus amigos te invitan a una fiesta, pero tu novia quiere ir al cine (aclaro que en los últimos años no me he visto en esa posición), y entonces tus cuates aplican la famosísima, wy desde que tienes novia ya ni nos pelas, y por su parte tu novia te aplica la de has cambiado, al principio me tratabas distinto, ahora lo único que quieres es irte con tus amigotes.

O bien, la que no puede faltar, cuando tienes una comida familiar y una peda con tus cuates, seguramente ellos te apretarán los webbers diciendo que eres un ñoño, que ni te puedes safar de una comida familiar, mientras que tías, primos, hermanos y padres afirmarán que no valoras el apoyo que has recibido de ellos.

De cualquier forma, con un agarre sencillo o un agarre doble, estás sujeto… a los caprichos de quienes agarran en base a manipulaciones arteras, dignas de ser tipificadas como delito con agravantes.

Por qué ingaos alguien puede tener el poder de intentar sujetarte y hacerte presión sobre uno de los más grandes valuartes en un humano, los webs. Por qué vivir bajo la manipulación.

Así, cualquiera que haya sufrido un apretón de… muelas para ser intencionalmente obligado a hacer algo que no planeaba, podría demandar y entambar al sujetador.

Ahora que también hay que analizar el caso en el que al individuo le plazca vivir agarrado de los gumaros, sí, en serio, también hay a quienes les gusta pasar la vida manipulados por terceros.

Para ponerle un alto a este post reflexivo, permítanme expresar mi más amable sugerencia. El secreto es no dejar que te pesquen, porque una vez agarrado, hasta el movimiento más sutil hará que quién te sostiene firmemente de los… dientes, haga presión hasta que te dobles del dolor.

Por ejemplo, yo fui agarrado al nacer y después de 26 años de una muy sutil lucha, logré soltarme, ¡qué alivio!, ahora no me dejaré agarrar por nadie, de lo contrario sufro el severo riesgo de convertirme en un monoweb, si es que existe.

domingo, 6 de junio de 2010

Agarrado de los...cuates!


Cada vez es más común que en nuestros viajes el 80% de los que vamos estamos casados y el otro 20, son solteros/as.
Justo eso nos pasó este fin de semana en Valle de Bravo. Nos reunimos allá para ir a la boda de un amigo.

Los tres matrimonios estuvimos acompañados de dos amigos, uno de ellos con novia (pero estaba de viaje), y el otro, iba solterito y sin compromisos. Su nombre es Quique.

En la mesa cupimos perfectos, digamos que éramos el número exacto de personas, pero estábamos concientes de que faltaban dos lugares por ocuparse.
Baile por aquí, baile por allá. Nos la pasamos muy divertido y, además, los novios se veían muy contentos.

Antes de irnos, por cierto, a una hora bastante decente, Quique estuvo platicando con una chava. Fue un intento fallido de ligue, ya que regresó después de un rato para decir que no le había latido nada. De pronto se acercó una amiga o conocida de él, quien resultó ser la novia de un cuate con el que estudié en la primaria, y le dijo que fuéramos todos a la Pila Seca porque ahí le presentaría a una amiga. No sonaba mal el plan. Claro que me apunté, pero había un pequeño detalle: todos en la mesa ya no estaban. Chris se dio cuenta, me apuró para alcanzarlos, nos despedimos de los novios y corrimos para alcanzar a nuestros amigos.

Quique traía la mejor actitud y una sonrisota porque sabía que la fiesta aún no terminaba. Pero oh sorpresa, todos los que iban ya no quisieron ir. Él insistió de varias formas. Se desvió del camino y nos llevó al bar para que nos animáramos, traté de apoyarlo pero no logramos cumplir con el objetivo.

No traía coche y no quería ir sólo. Me dijo (en otras palabras) que se sintió “amarrado de los…” Digo, pobre, lo comprendo, él quería conocer a la futura dueña de sus quincenas y pensó que ahí la encontraría.

Al llegar a la casa, otro de los que iban en los coches confesó que tenía mil ganas de ir a la Pila Seca!!!!!!!!
Casi le da un ataque al pobre de Quique, jejeje.
Y eso no fue todo, poco a poco casi TODOS dijeron que también querían ir, que cómo era posible que no habíamos ido, que todavía era temprano y bla, bla, bla; digo, al final sólo se trató de una pequeña broma para el cuate más intenso de la noche.

sábado, 5 de junio de 2010

¡Qué triste es el primero adiós!



Los primeros diez años de mi vida los viví en un departamento en el que conocí a grandes personas.

Mi hermana y yo éramos súper traviesos y nos encantaba conocer a los vecinos, quienes rápidamente se hicieron grandes amigos.

Entre ellos, estaba la familia conformada por Mayita y sus hijas, Rosita y Lula, quienes tenían como 20 años y nos consentían muchísimo.

Gracias a ellas, mi hermana se hizo fan de las luchas y yo de Timbiriche. Creo que tenía que ser a la inversa, pero bueno, jajaja.

Conciertos, cumpleaños, idas al mercado, invitaciones a comer en su restaurante de mariscos y un sinfin de cosas vivimos juntos.

Sabíamos que nos íbamos a cambiar pronto de casa porque dos años antes mi papá estaba
construyéndola, pero nosotros no imaginábamos que fuera tan rápido.

El momento de la despedida llegó y con él, grandes sentimientos. Mi hermana, mi mamá y yo no paramos de llorar al momento de decir adiós.

Mi papá nos tuvo que subir a la fuerza al coche porque el camión de la mudanza ya nos estaba esperando.

Nunca olvidaré la imagen del coche alejándose y las lágrimas de Mayita y sus hijas, a quienes juramos seguir viendo.

La semana pasada nos enteramos que Maya tiene un derrame cerebral y que está desahuciada, mientras su hija Lula, después de un trasplante de riñón, el cual su cuerpo rechazó, ahora está tratando de conseguir otro para seguir viviendo...

viernes, 4 de junio de 2010

Todo cabe en un jarrito



Por diversas razones, mi mudanza comenzó un par de años antes de lo que realmente sucedió. Acostumbrada a cruzar la Ciudad de lado a lado durante mi etapa universitaria, tras hacer prácticas profesionales aún más lejos, no me preocupó en lo más mínimo vivir a más de dos horas de trayecto de mi trabajo, y, así fue, por casi tres años.

Un buen día, así de impulsivos como somos en mi familia, decidimos empezar a buscar opciones de compra de departamentos para ir planeando nuestro futuro. Después de una larga jornada de más de ocho horas de recorrer diversas colonias, con el primer vendedor que encontramos, regresamos a casa agotados y, no con uno, con dos contratos firmados de preventa.

Somos, realmente, un peligro. Pero eso sí, la emoción que vivimos los tres al llegar a la casa a brindar, no se paga con nada.

Habíamos entendido la mitad de los términos del contrato, nos enamoramos de un departamento muestra, perfectamente amueblado, por supuesto 50 metros cuadrados más grande del que se convertiría en nuestro, en el cual, literalmente, "nos vimos".

Creo que el motor más fuerte de cualquier persona es la ilusión, la cual reflejaríamos en un trozo de papel y un plano.

La entrega que originalmente sería en un año, se alargó a dos; tiempo en el cual, de vez en vez, pasábamos por aquella calle para ver el avance de la obra negra, el primer piso, una ventana... un proyecto.

Así, fui llenando mi closet de pequeños detalles que le darían color a mi verdadera primera mudanza.

Deshacerme de todo lo que no podría llevarme fue el inicio de la despedida inevitable; tarea difícil convencerme a mí misma tras hacer diversas divisiones de lo descartable, lo reutilizable, lo invaluable y, lo peor, lo recordable.

El arribo del camión que trasladaría mi identidad llegó puntual, bajó todas y cada una de las cajas. Mi madre, como siempre en los momentos trascendentes, ayudándome con tanta adrenalina y emoción.

Dejé migajas en toda mi casa, en mi librero, el estudio, el pasillo, en cajones; con la firme promesa de, en no más de 15 días, volver a terminar con lo iniciado.

La maleta más grande y valiosa, en la cual todo cabe sabiéndolo acomodar, es la memoria.

A casi año y medio de este paso, esas anclas siguen ahí, intactas, ¿será desidia o realmente es mi necesidad de dejar una "velita prendida"?

jueves, 3 de junio de 2010

Alfredo


Un divorcio puede originar una mudanza. Una orden del padre, un cambio de trabajo, un capricho de la madre o una catástrofe económica.

Pero el 12 de enero de 1989, Alfredo, uno de mis grandes amigos de quien, por cierto, mi hermana Lawrence se enamoró, definió no sólo nuestra mudanza, sino la del del 70% de la calle de San Gabriel. Fue alrededor de las 8:15 de la noche.

El crecimiento tiene por misión secar un sinfín de imágenes de la infancia, pero los científicos sostienen que al menos cinco sucesos de tal etapa se perpetuarán en la memoria del ser humano más olvidadizo. Y en ese sentido, por más que tengo vivencias en abandono y algunos recuerdos cuyos vidrios ya están rotos, mantengo en mi mente (y acaso en mis traumas) la cara afligida de mi padre cuando nos avisó que Alfredo acababa de golpearse la cabeza en el pavimento, previa caída del cofre de un auto. Una jugarreta infantil que derivó en tragedia.

Pocos minutos después, mi gran amigo sufriría un derrame cerebral en la ambulancia y ya en el hospital se declararía el deceso oficialmente. Mi hermana le lloró durante mucho tiempo, yo no pude.

Abruptamente, se esfumaron las tardes de derrapones en bicicleta y de "gol para", dando paso al silencio y a los saludos tibios desde las ventanas. Se extinguió el amarillo de la calle, la luz se apagó y, con el tiempo, los vecinos también. Los papás de quienes dábamos vida a aquella arteria optaron por llevarnos a otro sitio. Por nuestra sanidad mental, se decidió fracturar a la pandilla.

Los padres de Alfredo partieron rumbo a Morelia, luego Gerardo y Emanuel se marcharon sin aclarar destino, Elizabeth lo hizo poco después, y nuestra mudanza se concretó a mediados de 1990. Dejamos atrás San Gabriel y nuestra nueva calle, no muy lejos de ahí, se llamó Ravena.

Intenté recobrar el espíritu de calle, pero no fue lo mismo. La mudanza trasladó muebles, pero las risas, las coladeritas y las carreras en bicicleta no cupieron en el camión. Los jovenazos de la mudanza no pudieron cargar mis pesadísimos recuerdos ni lograron subir al vehículo las miradas chismosas de mi madre desde la cocina o los encuentros coquetos de mi hermana con Alfredo. Ni pagando un avión de carga habríamos transportado lo que construimos en lo que mi amada llama atinadamente "la casa de la felicidad".

Muchos años después de aquella noche de 1989, sigo embotellando lágrimas y masticando hielos.

Porque no me gusta que el pasado me incendie.

miércoles, 2 de junio de 2010

El recuento de mis mudanzas


De Culiacán a México, de México a Culiacán, de Culiacán a México, de la casa de la felicidad a la casa nueva, de casa de mi mamá a "mi" depa, de "mi" depa a casa de mi mamá, de casa de mi mamá nuevamente a “mi” depa, de “mi” depa al depa de mi ex roomie, y, finalmente, del depa de mi ex roomie a MI nuevo depa.

Varias mudanzas en mi haber, aunque las primeras ni las sentí, ya que mi madre se encargaba de todo el proceso, yo sólo llegaba al destino final y veía mi ropa acomodada por colores en el closet, mis juguetes en las repisas y mis zapatos ordenados.

Digamos que primera mudanza que hice en forma fue de casa de mi mamá a “mi depa”, pero como fue pausadamente, llevándome poco a poco mis pertenencias, tampoco fue problema. Digamos que la mudanza fue lo de menos en esa etapa de mi vida.

Tarea difícil cuando intenté regresar a casa de mi mamá . Eso sí fue una aventura pues decidí que no era necesario contratar ningún servicio. En aquel entonces yo manejaba un Mondeo, el cual, de la noche a la mañana, se transformó en transporte de carga. Entre maletas, cajas, muñecas y ropa, lo llené hasta el tope. Tanto que parecía coche de carreras, chaparro, chaparro, chaparro.

La siguiente fue cuando me mudé con mi ex roomie. Tres pisos y no sé cuántos escalones me forzaron a contratar un servicio de transporte para evitar la fatiga. Mi cambio resultó un éxito, todo llegó bien al destino y hasta la cama la armaron y acomodaron en el lugar que yo quise.

Mi último cambio de residencia fue a mi nuevo depa. Realmente no era algo que tuviera planeado, me cayó de sorpresa, así que tuve que actuar rápido antes de que mi papá se arrepintiera. Compré un par de cajas y pedir otras prestadas, guardé mi colección de muñecas, desmonté la televisión, tiré algunos recuerdos en papel, empaque mi ropa en maletas y listo, a buscar en la sección amarilla una compañía de transportes para que trasladara mis pertenencias a mi nuevo hogar.

Creo que ha sido la mejor mudanza, la más divertida y en la que más compañía he tenido. Con decirles que hasta el árbol de navidad me traje armado y decorado.

Ese día no fui a trabajar, me levanté a las 8 de la mañana y guardé las últimas cosas. Llegaron los señores y poco a poco fueron vaciando el departamento. La sala, cama, espejo, muñecas, mesas, cabecera, televisión, cajas, cajas y más cajas. Fui y vine como tres veces, entre el super, mi ex depa y el nuevo.

Para no variar, un día antes se nos había ocurrido a los callalités, a Rafa y a mí organizar un pic nic a la hora de la comida ¿por qué no? Como si no fuera suficiente el tener que lidiar con un cambio de domicilio. Un poco antes de que llegaran todos, mi querido Frí-a, aún oliendo a fiesta, llegó al depa de mi ex roomie para ver si necesitaba ayuda. ¡Pues claro que sí! Aún quedaban algunas cosillas por ahí. Las subimos y partimos.

Los demás integrantes llegaron en el momento preciso. Unos me ayudaron a bajar las cajas y bolsas que quedaban en el coche de Frí-a y en el mío, mientras otros preparaban las deliciosas baguettes de jamón serrano y conectaban el que sería mi refrigerador por dos días “un mini refri para botellas”, de Absolut, el cual, lejos de conservar fríos los alimentos, los congelaba.

Al terminar de comer, entre polvo y risas, ellos regresaron al trabajo, Rafa partió a su casa y yo me quedé “armando” y poniendo orden en mi nuevo nidito.

Fue el inicio de una etapa que tanto esperaba. Aún no terminaba diciembre, pero creo que podría aplicar el lema "Año nuevo, vida nueva".

martes, 1 de junio de 2010

Tres de tres


La mudanza comienza con el arduo trabajo de empacar, cuestión que se complica para los "ratoncitos" que guardamos de todo por si un día nos llega a servir.

Empacando, porque insisto, me rehusaba a tirar cualquier cantidad de porquerías, encontré botellas vacías que eran recuerdos de innumerables fiestas, mis amadas partes de motor rotas de todos los percances que comenté en mi anterior post y un montonal de cosas que no tienen otra función que ser evidencia de muy distintas vivencias.

La cuestión de empacar es aún más difícil cuando tu chamba no te permite hacerlo sino el día de la mudanza, un par de horas antes de que llegue el camión, ahí la responsabilidad cayó en una señorita cuyo nombre no mencionaré, pero fue la encargada de tirar todas esas ingaderas a las que me aferraba con fervor.

Ya en el nuevo depa, le entramos a la limpieza todos, incluída una de nuestras más asiduas lectoras Adriana (léase, mi madre).

Para sorpresa mía, los anteriores inquilinos eran igual de ratones que yo, encontramos entre las cosas que se quedaron algunos recibos, un montonal de cuentas, una capa de polvo difícil de quitar y un traje de baño negro, sí uno de esos trajes que instantáneamente te hacen imaginar a una señora fea con cutis descuidado que se echa con una sonrisota de un tobogán en Tepetongo.

Llegó la hora de la comida, pues éntrenle a las quesadillas, una vez con el estógamo (no fue error, el mío es estógamo) lleno, había que seguir en la necesaria limpieza, labor que se vuelve imposible cuando no hay productos para limpiar.

Pues corro al súper, seguía buscando productos de una lista interminable, que contenía limpiadores que en mi vida había escuchado, cuando sonó mi teléfono, era Adriana.

-Oye acabo de romper la jarra de la cafetera
-No manches jefa, mejor hubieras roto el refri, o la lavadora, o ya de perdis al Wuero, pero no la cafetera.
-Busca otra jarra y yo te la pago
-No mouse cómo me la vas a pagar si llevas todo el día chingándole de a gratis, ahorita la busco.

Resulta que hoy en día es más sencillo enviar a un perro a la luna que encontrar la jarra, así que me dispuse a ver precios de cafeteras nuevas... poca madre, había una de 300 varos, que aunque lastimaban el bolsillo que acababa de pagar todos los electrodomésticos, bien valía el vicio del café.

Llegué con la cafetera nueva bien campante, terminó la fase uno de la mudanza, llevamos a mi madre a su casa, que ya no era la mía y regresamos a descansar.

Una semana después, invité a comer a los callalités para presumirles el depa con muebles provisionales, al terminar una persona, cuyo nombre es intencionalmente omiTimdo del post, ofreció su ayuda, que consistió en romper la nueva jarra de la cafetera.

El Wuero se dio a la tarea de buscar la nueva jarra, compró una que quedó muy grande, que a su vez cambió por una más pequeña que de todas formas quedó grande, y así hasta que decidió comprar otra cafetera de a 300 bolas.

¿Por qué tres de tres? Porque esa pinche jarra está salada, es cuestión de tiempo para que se pase a dañar la que viene siendo la tercera jarra