Los primeros diez años de mi vida los viví en un departamento en el que conocí a grandes personas.
Mi hermana y yo éramos súper traviesos y nos encantaba conocer a los vecinos, quienes rápidamente se hicieron grandes amigos.
Entre ellos, estaba la familia conformada por Mayita y sus hijas, Rosita y Lula, quienes tenían como 20 años y nos consentían muchísimo.
Gracias a ellas, mi hermana se hizo fan de las luchas y yo de Timbiriche. Creo que tenía que ser a la inversa, pero bueno, jajaja.
Conciertos, cumpleaños, idas al mercado, invitaciones a comer en su restaurante de mariscos y un sinfin de cosas vivimos juntos.
Sabíamos que nos íbamos a cambiar pronto de casa porque dos años antes mi papá estaba
construyéndola, pero nosotros no imaginábamos que fuera tan rápido.
El momento de la despedida llegó y con él, grandes sentimientos. Mi hermana, mi mamá y yo no paramos de llorar al momento de decir adiós.
Mi papá nos tuvo que subir a la fuerza al coche porque el camión de la mudanza ya nos estaba esperando.
Nunca olvidaré la imagen del coche alejándose y las lágrimas de Mayita y sus hijas, a quienes juramos seguir viendo.
La semana pasada nos enteramos que Maya tiene un derrame cerebral y que está desahuciada, mientras su hija Lula, después de un trasplante de riñón, el cual su cuerpo rechazó, ahora está tratando de conseguir otro para seguir viviendo...
Qué fuerte final. Es triste que muchas veces no cumplimos las promesas tipo "seremos amigos por siempre", pero en estos casos es cuando esa amistad se debe mostrar más. TQM
ResponderEliminarNunca es tarde para rencontrarse con alguien y regalarle unas palabras sinceras.
ResponderEliminarQué triste, opino lo mismo que Dan.
ResponderEliminarLa vida es muy corta, creo que sería un buen momento para ir a visitarlas, nada mejor que una buena compañía. No por nada dicen que recordar es vivir!
que más???????????????
ResponderEliminar¿Qué más? mmmmmm ¿qué tal un abrazote para Frí-a? Yo te mando muchos.
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