31 de diciembre y yo solito, cierta señorita estaba de viaje con su familia, La Jefa como de costumbre sin ganas de celebrar el año a punto de iniciar y mis hermanos de sangre viajando.
Así sin alguien que me hiciera piojito, decidí que aceptaría la invitación de mi segunda familia para pasar Año Nuevo con ellos.
El Wuero amablemente me extendió la invitación para recibir el 2009 en el depa de su hermana Dalia y de su marido César, obviamente con el resto de los Moreno.
¡Sorpresa!, al llegar había una bola de pelo negro de unos 25 cm, que no pesaba más de medio kilo, que apenas podía caminar y cada 5 minutos caía dormido.
Era el regalo de Navidad que había recibido Anacleto de parte de su novia Eli. En aquel entonces, el tierno animal sin dientes llevaba el nombre de Obama.
En toda la noche, el perrito no ladro, mordio, ni hizo destrozo alguno. Podría decir que fue una noche sin contratiempos.
Dos días después The Fucking Doctor regresó a Baja California, donde hacía su servicio social (para los que pensaron que sólo era un apodo, no lo es, me cae que sí tiene título).
Pasaron seis meses y teníamos de vuelta en la Ciudad de México al Doctor, un poco menos blanco y mucho más flaco. Siguiente paso: irme a vivir con la bestia del título en medicina.
Firma de contrato, pagos iniciales, compra de refri y lavadora, organización de la mudanza, empaca y vámonos. Fuimos un par de Brothers que después de vivir bajo el techo de La Jefa vivíamos juntos bajo nuestro propio techo.
Pero no todo podía ser un camino recién pavimentado, de esos que hasta gusto te da transitar.
Un día llegué tranquilamente al departamento, abrí la puerta y me brincó encima una cosa negra, con dientes afilados y con cara de loco desquiciado.
-¡Qué carajos es eso pinche Wuero!
-¡Timo, ven para acá cabrón!... ¡Siéntate!
Cabe destacar que el chingado animal no atinaba a sentarse, caminaba hacia atrás como esperando que la gravedad hiciera su parte y lo hiciera caer de nalgas.
-No te preocupes Nano, está entrenado
Obvio lo noté cuando me brincó encima y me orinó los zapatos, pinche educación de calidad, casi tan buena como la que recibimos El Wuero y yo. A poco yo le orino los zapatos a aquel que entra al depa, o será que es un saludo europeo… soy un che naco, debo viajar más.
-Pon atención Nano… ¡Abajo Timo!
El animal le dio la pata.
-¡No pendejo hazte el muerto!
A chinga, ¿me habla a mi?, ¿la bestia está a punto de comerme y debo quedarme quieto cual documental de Discovery Channel? Mientras tanto, Perri veía al Wuero con cara de What.
Eli a mi lado con cara muy seria, pero con ojos de que por dentro moría de risa del intento desesperado del Doctor por enseñarme los trucos que sabía hacer el méndigo perro.
Un rato después se dio por vencido, pero eso sí, nunca ha aceptado que la cara educación de Timo fue un fiasco. Ni siquiera después de que Perri se ha comido 2 pares de botas, 3 barras de jabón de manos, 4 kg de comida para perro (en una sentada), un bote de catsup (y el contenido del mismo), un tendedero de ropa, un bote de aderezo para ensalada, etc…
Nunca imaginé que aquel 31 de diciembre de 2008 sería la primera vez que estuviéramos bajo el mismo techo los 4 personajes que hoy compartimos el mismo domicilio.
Mucho menos imaginé que Obama regresaría llamándose Timo y que parado en dos patas sería más alto que yo, que me orinaría los zapatos al entrar al depa y que mi peor error dejaría de ser echar una prenda roja en la carga de ropa blanca, y sería dejar la puerta de mi baño abierta.
Así sin alguien que me hiciera piojito, decidí que aceptaría la invitación de mi segunda familia para pasar Año Nuevo con ellos.
El Wuero amablemente me extendió la invitación para recibir el 2009 en el depa de su hermana Dalia y de su marido César, obviamente con el resto de los Moreno.
¡Sorpresa!, al llegar había una bola de pelo negro de unos 25 cm, que no pesaba más de medio kilo, que apenas podía caminar y cada 5 minutos caía dormido.
Era el regalo de Navidad que había recibido Anacleto de parte de su novia Eli. En aquel entonces, el tierno animal sin dientes llevaba el nombre de Obama.
En toda la noche, el perrito no ladro, mordio, ni hizo destrozo alguno. Podría decir que fue una noche sin contratiempos.
Dos días después The Fucking Doctor regresó a Baja California, donde hacía su servicio social (para los que pensaron que sólo era un apodo, no lo es, me cae que sí tiene título).
Pasaron seis meses y teníamos de vuelta en la Ciudad de México al Doctor, un poco menos blanco y mucho más flaco. Siguiente paso: irme a vivir con la bestia del título en medicina.
Firma de contrato, pagos iniciales, compra de refri y lavadora, organización de la mudanza, empaca y vámonos. Fuimos un par de Brothers que después de vivir bajo el techo de La Jefa vivíamos juntos bajo nuestro propio techo.
Pero no todo podía ser un camino recién pavimentado, de esos que hasta gusto te da transitar.
Un día llegué tranquilamente al departamento, abrí la puerta y me brincó encima una cosa negra, con dientes afilados y con cara de loco desquiciado.
-¡Qué carajos es eso pinche Wuero!
-¡Timo, ven para acá cabrón!... ¡Siéntate!
Cabe destacar que el chingado animal no atinaba a sentarse, caminaba hacia atrás como esperando que la gravedad hiciera su parte y lo hiciera caer de nalgas.
-No te preocupes Nano, está entrenado
Obvio lo noté cuando me brincó encima y me orinó los zapatos, pinche educación de calidad, casi tan buena como la que recibimos El Wuero y yo. A poco yo le orino los zapatos a aquel que entra al depa, o será que es un saludo europeo… soy un che naco, debo viajar más.
-Pon atención Nano… ¡Abajo Timo!
El animal le dio la pata.
-¡No pendejo hazte el muerto!
A chinga, ¿me habla a mi?, ¿la bestia está a punto de comerme y debo quedarme quieto cual documental de Discovery Channel? Mientras tanto, Perri veía al Wuero con cara de What.
Eli a mi lado con cara muy seria, pero con ojos de que por dentro moría de risa del intento desesperado del Doctor por enseñarme los trucos que sabía hacer el méndigo perro.
Un rato después se dio por vencido, pero eso sí, nunca ha aceptado que la cara educación de Timo fue un fiasco. Ni siquiera después de que Perri se ha comido 2 pares de botas, 3 barras de jabón de manos, 4 kg de comida para perro (en una sentada), un bote de catsup (y el contenido del mismo), un tendedero de ropa, un bote de aderezo para ensalada, etc…
Nunca imaginé que aquel 31 de diciembre de 2008 sería la primera vez que estuviéramos bajo el mismo techo los 4 personajes que hoy compartimos el mismo domicilio.
Mucho menos imaginé que Obama regresaría llamándose Timo y que parado en dos patas sería más alto que yo, que me orinaría los zapatos al entrar al depa y que mi peor error dejaría de ser echar una prenda roja en la carga de ropa blanca, y sería dejar la puerta de mi baño abierta.
Increíbles roomies... Muchas felicidades por este gran paso y esta historia.
ResponderEliminarTu mejor post hasta ahoora
ResponderEliminarMuy bueno team!!! y coincido con Ojo espía, fue un gran paso en tu vida y me da gusto que todo marche a la perfección. TQM
ResponderEliminarHasta que escribes bien y no con el trasero.
ResponderEliminarJajajaja, de Obama a Timo
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