miércoles, 17 de marzo de 2010

Con la P en la frente...


Ese día me levanté enojada porque no me había llevado con él a Cancún, sabía perfecto las ganas que tenía de ir y le valió, prefirió irse con un amigo. Como a la hora de haberme levantado de mi cama sonó el teléfono, era él: “hola cariño, mi coche está en la agencia ¿puedes pasar por mí y vamos a comer o me esperas a que me arregle y pida un taxi?”. Yo, muy en mi papel, pensé en decirle que no quería verlo, pero la verdad es que necesitaba sacar mi furia y no iba a dejar que él se quedara tan tranquilo, entonces le contesté: “en 20 minutos estoy en tu casa y más te vale que estés listo”.

Tal como le había advertido, llegué a su casa, le mandé mensaje y en menos de lo que esperaba ya estaba parado del lado del conductor para tomar el volante. Ya en el coche, me dio un cubo de cristal con unos delfines en tercera dimensión y me dijo “te traje esto de Cancún, cariño”, lo cual hizo que me enojara aún más y casi se lo aviento en la cabeza.

Tomamos camino hacia la Condesa, la Roma, la zona rosa y me preguntó: “mi vida, se te antoja ir al restaurante chino”, a lo que contesté “como quieras”. No podía creer el nivel de su cinismo, actuaba como si nada hubiera sucedido, incluso más cariñoso que de costumbre y yo, más encabritada de lo normal.

Llegamos al dichoso restaurante y para mi mala suerte Chabelo estaba en la mesa de al lado, lo cual le bastó y sobró para comenzar a hacer bromas e intentar hacerme reír. Fue tanta su insistencia y perseverancia que lo logró, a los 30 minutos yo me doblaba de risa.

Al terminar de comer le pedí que me llevara a un sanborns que estaba cerca del restaurante porque quería ver si ya había salido a la venta el nuevo cd de mi queridísimo Miguel Bosé, a lo cual respondió con un “no, mejor caminamos, adelante hay un mix up”.

Tras tomar algunas fotografías en las sillas de Reforma, sin darme cuenta llegamos al Ángel de la Independencia, algo rarísimo, pues no solíamos caminar, menos admirar los monumentos o sitios históricos de México. Justo frente al ícono de la Ciudad de la Esperanza, me dijo: “oye, ¿alguna vez has estado en el Ángel? Me refiero a estar ahí, no a verlo desde el carro” a lo que respondí “obvio no, ¿para qué?”.

Cruzamos la calle y mientras yo leía algunas leyendas inscritas al pie del monumento, él se preparaba para lo que vendría, obvio yo no me percataba de nada de lo que sucedía ni percibí nada extraño. A los pocos minutos volteé hacia él para comentar algo sobre lo que estaba escrito y cuál va siendo mi sorpresa ¡!!!! Estaba hincado con el anillo de compromiso y me preguntó ¿te quieres casar conmigo?!!!!!!!!!!!

Aquel día de marzo no lo dude, le di la mano para que se levantara, lo abracé y le di el sí. ¿Pero por qué $5%&/!” dije que sí? Claro, nunca imaginé lo que vendría después: pleitos, reclamos, malos entendidos, discusiones por quién paga qué, cuántos invitados cada quien, preguntas como ¿por qué vas a invitar a esa persona? Y un sinfín de problemitas más, los cuales interpretaba como nervios prematrimoniales. Error, bien dicen por ahí que cuando el río suena es que agua lleva y yo no quise hacer caso.

A los ocho meses llegamos al altar, y nuevamente me pregunto ¿pero por qué #$#%%&#Q”#F dije que sí otra vez? Pues sí, no hubo marcha atrás, me casé y al año me descasé. Mil pistas y señales fueron las que me advirtieron el triste desenlace, pero no hice caso. En ocasiones las personas nos aferramos tanto a una idea, a una persona, a un trabajo, a una situación, que no nos damos cuenta de lo que puede venir.

Hoy, tras un divorcio innecesario y en la espera de una anulación religiosa me pregunto: ¿por qué chingados no le hacemos caso a esa vocecita interna que nos dice “no” y terminamos diciendo que sí?

8 comentarios:

  1. Es que a veces la vocecita interna es tan pussy que ni se escucha. A veces, por desgracia, sólo así se aprende, a trancazos.

    Hoy eres mejor. Love u.

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  2. Veo 2 cosas... te querías casaaarrr sí o sí y él te tenía tomada la medida porque con cualquier cosa te cambiaba la cara.

    Colofón: Es muy dificil subir comentarios a veces.

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  3. A veces ni un millón de voces son suficientes motivos para desapendejarnos.

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  4. De acuerdo con In phidelio... parece que solamente a trancazos aprendemos y recuerda que ¡hay que vivir de corolarios!

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  5. Es que por lo que se ve, tu r+io no sonaba, era un maremoto.

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  6. Gracias a esa experiencia, hoy tienes lo que has logrado, felicidades por tu fuerza.

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  7. Tim, sólo te puedo decir que a veces es más valioso decir "No más" y quedarte con el aprendizaje, que decir "No" en principio.

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  8. No quisiste decir mas bien.... "un divorcio necesario"?
    :)

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