lunes, 1 de marzo de 2010

George, lo raña


Hace casi 13 años estudié en un pueblo en Inglaterra donde conocí a Arline, mi roomy por casi un año.

Al principio a ella le tocó vivir con una familia muy inérrima de parigi. El orden y la limpieza eran el modus vivendi, bueno, imagínense que hasta las sábanas le planchaban y, además, diario.

En cambio, yo convivía con una familia que era un verdadero desastre, con decirles que en el mismo techo habitaban ¡13 peludos canes de raza Yorkshire!

En fin, terminamos viviendo juntas en casa de mis “padres adoptivos” al regresar de un viaje en el que se nos olvidó un pequeño detalle: avisarle a la familia de Arline que no llegaríamos ¡¡¡en un par de semanas!!! Por lo que al no saber sobre nuestro paradero, se pusieron punketos y, literal, la corrieron, claro, muy a la british way.

Para no alargar el preámbulo, resulta que en uno de nuestros primeros días de convivencia como roomies (es importante decir que dormíamos en el mismo cuarto), George hizo su inesperada e inolvidable aparición.

Cabe destacar que el nombre no es inventado, digo, lo aclaro para evitar herir los sentimientos de alguno de nuestros lectores.

Esta curiosa alimaña de múltiples patas ¡también formaba parte de la familia Summersgill!, obvio, esta importante información no la tenía mi roomy.

Cuando Arline lo vio, FRÍ- A se quedó.

De pronto se escuchó su grito sonorense e intentó reaccionar como muchas féminas lo harían: de forma violenta, tratando de atinarle al arácnido peludo para quitarle la vida.

En eso, adquirí mis poderes de heroína y defendí con capa y espada a mi amigo George (quién creo vivía en mi cuarto debido a sus múltiples visitas; lo admito, ya hasta cariño le tenía).

Lo primero que le dije fue… “no te paxes, es George, es parte de la familia, no lo mates, o te aclimatax o te aclichingas” (claro, con otras palabras).

Total que, una vez que platicamos el tema, tomamos una decisión intermedia: dejar con vida a la inofensiva araña, perooo…..tenía que salir del cuarto, a como diera lugar.

Es ahí cuando comenzó la misión “bye-bye arácnido”. Inteligentemente, Arline tomó el bote de basura, cubrió a George y desplazó poco a poco el bote con dirección a la puerta. Obvio muy lentamente porque en el camino, tengo que confesar que…George perdió varias patas, no sé cuántas.

Yo sólo me quedaba frí- a viendo cómo perdía algunas de sus extremidades!!
Después de vaaaaarios minutos y gotas de sudor logramos sacar a la alimaña de la habitación.

- “Uff, ahora sí voy a dormir”, dijo Arline.

La verdad es que la escuché DEMASIADO tranquila, me dio gusto, sin embargo, aún tengo mis dudas sobre esa extrema “tranquilidad”, ya que durante todos los meses en que vivimos juntas, curiosamente, nunca volví a ver a George.

Frixi se quedaron igual que yo.

Creo que los que terminaron aclimatándose como roomies fuimos George y yo, jajaja, pero ya hablando en serio, perdí a mi amigo arácnido (por cierto, espero que la familia Summersgill no lea esta historia, no quiero ser demandada) pero gané a una hermanita que, aunque pocas veces nos vemos, la quiero un chingo y la extraño más.

By the way, el paradero de George sigue siendo un misterio….

P..D. Y si alguien cree que me equivoqué al escribir el título pues no es así, se lo debo a una amiga canadiense (a quien se le dificulta hablar bien el español), cuando hace un par de meses se encontró en Valle a un familiar de George y exclamó “¡¡¡Hay una LO RAAAÑÑÑÑAAAA ahí!!!!”

5 comentarios:

  1. Muñoncita Love U!! Qué bueno que ya regrestaste con todo tremendo arañón

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  2. Bienvenida, Tach, con todas tus historias. Un besote

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  3. Muñonciiitaaaaaaa! Nice to have you back (el spanglish es en honor a mi tocayo George q.e.p.d.)

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  4. Esto es de celebrarse. Muchas más, Tach.

    See ya all 2nite.

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