¿Cómo le hacen las parejas cuando acaban de entrar a la recámara y se van a la cama? Apagan la luz, bajan el ritmo de la máquina y ambos ven el techo en la más absoluta oscuridad. Si andan jariosos, espera a que el otro meta mano primero. Y aguardan, y aguardan y aguardan hasta que de plano el hombre se lanza y comienza el tributo al mundo horizontal. Ah, tan sabroso el guayabo, pero bueno, no nos extraviemos, el post no es tan líquido, así que a lo que voy.
Sucedió algo similar a esto el jueves por la noche. Princess Janne y yo nos quedamos en la oscuridad, apagamos la máquina y guardamos silencio. Ninguno movió la manita ni siquiera de modo discreto, secreto o simbólico. Actuamos como el náufrago que al ser rescatado cuenta su vida y soledad ante un público disciplinadamente ausente. O sea, si uno hacía ruido, el otro ni escuchaba.
Para los marranos que sigan pensando que éste es un relato sexual, los vuelvo a vacunar con un "no" que sirva de extintor a sus fuegos internos, bola de antorchas caldufas. Princess Janne y yo permanecíamos en tan sepulcral silencio dentro de mi coche, tras hacer compra en el Mega. Y nos pasó lo que a muchos. Ya hiciste el súper, pero te da una flojera planetaria abrir la cajuela y emprender la ida y vuelta, tal y como le hizo Colón en sus pinchemil viajes a América y de regreso a España.
Así pues, congelemos el momento: la autodenominada Princess no mueve un dedo dentro del coche... y yo... menos. Creo que hasta nos decimos cosas bonitas con tal de distraer al otro y no dar el primer paso. Al final, en pleno papaloteo, abro mi besucón hociquito: "Ok, tengo una flojera atroz de bajar las bolsas y llevarlas al depa" (el destino está en el sexto piso y hasta el mero final del pasillo). La damisela, primero muy calmadita, de pronto reacciona, abre ojos, prende máquina y me vocifera en la oreja derecha con una vehemencia que espanta: "¡Te juro que estoy igual... qué flojera bajar las bolsas!". A esto le llamo yo ser compatibles. ¡La hueva cósmica nos une from here to eternity!
Pero, antes que huevón, soy un ferviente discípulo de aquella máxima que reza: "Todos tenemos un precio". Y se la pienso aplicar tal cual a la mismísima princesa caramelo: "Ok, te doy 200 pesos si bajas TODO el súper". Bueno, hagan de cuenta que le acabo de decir: "Encuérate en pleno Metro Balderas y ponte a declamar trabalenguas". La amazona de Culiacán, pictográficamente ofendida, me mira y se ríe, manifestando con sus gestos y pucheros que estoy reverendísimamente pendejo si pienso que aceptará rebajarse. "Pero por supuesto que no lo haré" (imagine usted el tono más fresoide y combínelo con unas rajitas de indignación a la Viva Sinaloa).
Pero yo soy chilango y los de acá nacimos para dos cosas: echar lámina y ser tercos. Así que le aplico el arrimón chantajista: "Te doy 500 y es mi última oferta, pero eso sí, yo me subo directo al depa y allá te espero". Les juro-les juro-les juro que, aunque Princess Janne me vuelve a decir que no, al menos le dudó. Sí, ha titubeado y ha dejado escapar una migaja de lamento por no hacerse de 500 pesos a cambio de lo que ella cree que es una humillación.
Y va la buena: "Jane, a ver, mil pesos y, no manches, no puedes rechazar mi última oferta". Ella, con esa hipocresía incómoda que se extrae de la combinación del amor femenino por la lana y la vanidad mujeril, casi hace bizcos. Su ojo derecho le dice: "¡Ándale, es lana rápida!, mientras que el izquierdo es el mamuco que pone por delante la "dignidad". Hace una llamada a mi hermano Alex, un asesor experto en todo menos en esto y, tras colgar, sentencia: "No".
Lo que acaba de decidir la culichi (que para mí es aventarse ladera abajo) se define de otras dos maneras: en Santa Fe y Lomas se le llama "Costo de oportunidad" y en Tepito se le denomina "Pellizcation" (sí, ya conjugada sería "te la pellizcaste").
A fin de cuentas, ni siquiera yo bajé todo el súper y ya después del esfuerzo repartido entre dos, me puse a holgar a mis mulas anchas y a cuajarme con mis mil pesotes en la cartera... inmaculados ellos y listos para ser gastados artera y muy próximamente en discos que me hagan sonreír con triple motivo.
¿Quién perdió?
Sucedió algo similar a esto el jueves por la noche. Princess Janne y yo nos quedamos en la oscuridad, apagamos la máquina y guardamos silencio. Ninguno movió la manita ni siquiera de modo discreto, secreto o simbólico. Actuamos como el náufrago que al ser rescatado cuenta su vida y soledad ante un público disciplinadamente ausente. O sea, si uno hacía ruido, el otro ni escuchaba.
Para los marranos que sigan pensando que éste es un relato sexual, los vuelvo a vacunar con un "no" que sirva de extintor a sus fuegos internos, bola de antorchas caldufas. Princess Janne y yo permanecíamos en tan sepulcral silencio dentro de mi coche, tras hacer compra en el Mega. Y nos pasó lo que a muchos. Ya hiciste el súper, pero te da una flojera planetaria abrir la cajuela y emprender la ida y vuelta, tal y como le hizo Colón en sus pinchemil viajes a América y de regreso a España.
Así pues, congelemos el momento: la autodenominada Princess no mueve un dedo dentro del coche... y yo... menos. Creo que hasta nos decimos cosas bonitas con tal de distraer al otro y no dar el primer paso. Al final, en pleno papaloteo, abro mi besucón hociquito: "Ok, tengo una flojera atroz de bajar las bolsas y llevarlas al depa" (el destino está en el sexto piso y hasta el mero final del pasillo). La damisela, primero muy calmadita, de pronto reacciona, abre ojos, prende máquina y me vocifera en la oreja derecha con una vehemencia que espanta: "¡Te juro que estoy igual... qué flojera bajar las bolsas!". A esto le llamo yo ser compatibles. ¡La hueva cósmica nos une from here to eternity!
Pero, antes que huevón, soy un ferviente discípulo de aquella máxima que reza: "Todos tenemos un precio". Y se la pienso aplicar tal cual a la mismísima princesa caramelo: "Ok, te doy 200 pesos si bajas TODO el súper". Bueno, hagan de cuenta que le acabo de decir: "Encuérate en pleno Metro Balderas y ponte a declamar trabalenguas". La amazona de Culiacán, pictográficamente ofendida, me mira y se ríe, manifestando con sus gestos y pucheros que estoy reverendísimamente pendejo si pienso que aceptará rebajarse. "Pero por supuesto que no lo haré" (imagine usted el tono más fresoide y combínelo con unas rajitas de indignación a la Viva Sinaloa).
Pero yo soy chilango y los de acá nacimos para dos cosas: echar lámina y ser tercos. Así que le aplico el arrimón chantajista: "Te doy 500 y es mi última oferta, pero eso sí, yo me subo directo al depa y allá te espero". Les juro-les juro-les juro que, aunque Princess Janne me vuelve a decir que no, al menos le dudó. Sí, ha titubeado y ha dejado escapar una migaja de lamento por no hacerse de 500 pesos a cambio de lo que ella cree que es una humillación.
Y va la buena: "Jane, a ver, mil pesos y, no manches, no puedes rechazar mi última oferta". Ella, con esa hipocresía incómoda que se extrae de la combinación del amor femenino por la lana y la vanidad mujeril, casi hace bizcos. Su ojo derecho le dice: "¡Ándale, es lana rápida!, mientras que el izquierdo es el mamuco que pone por delante la "dignidad". Hace una llamada a mi hermano Alex, un asesor experto en todo menos en esto y, tras colgar, sentencia: "No".
Lo que acaba de decidir la culichi (que para mí es aventarse ladera abajo) se define de otras dos maneras: en Santa Fe y Lomas se le llama "Costo de oportunidad" y en Tepito se le denomina "Pellizcation" (sí, ya conjugada sería "te la pellizcaste").
A fin de cuentas, ni siquiera yo bajé todo el súper y ya después del esfuerzo repartido entre dos, me puse a holgar a mis mulas anchas y a cuajarme con mis mil pesotes en la cartera... inmaculados ellos y listos para ser gastados artera y muy próximamente en discos que me hagan sonreír con triple motivo.
¿Quién perdió?
Inphi 1
ResponderEliminarJane 0
cómo perdiste 1000!!!!
upaaaaaaaaa, no!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarYa despues reflexionamos que les hubiera salido mejor pedir el súper por Internet y pagar 32 pesos del servicio a domicilio, lo que hubiera significado una ganancia neta de 968 pesos sin hacer el trabajo.
ResponderEliminarSolo puedo decir: PELATION Jane
Sí perdió, porque cargó casi la mitad del súper. Desde la primera oferta debió aceptar... En la tercera, seguramente pensó que tu flojera te llevaría a ofrecer, por lo menos, la mitad de un enganche de un coche, jajajaja. Ni hablar... No deal
ResponderEliminarMe uno a Nano, pero es un codo porque no suma $20 de propina, pero dado que esa propuesta no estaba originalmente digo:
ResponderEliminarInphi 2
Jane 0
Por otro lado... creo que yo no solamente subiría, haría el super por $1000, si le ponemos $2000 guardo, $3000 cocino jajajajaja ya me di risa yo solita mi cabecita enferma y pensionada está haciendo todo un plan con Esme (preguntarle a Nano). JAJAJAJAJAJA
A ver a ver a ver.... vengo en mi defensa. Efectivamente, me vi lenta al ayudarle a subir las bolsas después de que quiso comprarme y sobornarme. Además, todavía más mensa, no sólo le ayudé, detuve el elevador para que no tuviera que subir y bajar dos veces... ¡que buena novia soy!..... Peroooooo ante todo la dignidad, como diría mi cuñado y adorado Alex: "soy una diva" y las divas no nos podemos rebajar... todos tenemos un precio, se, pero no le llegó al mío... jmmmm
ResponderEliminarNop, no te viste lenta: te viste humana.
ResponderEliminarDicen que para empezar a ganar dinero primero hay que dejar de perderlo...Cuestión de enfoques...
ResponderEliminarA partir de hoy la huevonería tiene precio: mil pesos.
ResponderEliminarCasi tan inflado como el fichaje de Cristiano Ronaldo.
jajaja, pues aquí se comprobóe la excepció a la regla...con dinero no bailó el perro!
ResponderEliminareso...o simplemente no le llegaste al precio! :P
pero no te preocupes Jane, seguro encontrarás otras maneras de que te dé esos 1000 en algún regalo!! :P
Tomando en cuenta que mi viejo trabaja los fines de semana y pocas veces podemos ir a comprar las cosas juntos y por lo tanto casi siempre debo subir y guardar las cosas sola, pues una oferta así es tentadora, como dijo Adriana antes y por 2000 guardo todo.
ResponderEliminartienes toda la razon Jane, todos tenemos un precio, pero las divas como nosotras tenemos un precio mucho mas alto del que puede caber en la cabeza de un mortal!
ResponderEliminarlas manos q portan nuestros brazos nacieron para ser adornadas con diamantes pesados y anillos de mil quilates que corten la circulacion hasta q se pongan morados, nuestra piel requiere del mas delicado cuidado y masaje de unas manos bien experimentadas.....
Eentre otras cosas, 1000 pesos es una cantidad que se puede ganar facilmente por una diva, sin necesidad de ser......cargar una vulgar bolsa!
SIENTO DECIRLO: QUE DESPERDICIO DE EDUCACION. MATEMATICAS Y FINANZAS 1 DEL TEC.....O NO ASISTIERON? EN FIN CREO QUE PERDIO JANET....PERO QUE VERGUENZA PARA LA FABRICA QUE HIJO TAN HUEV.................NOS SALIO.....UNO DIVA Y OTRO HUEV................. QUE BUENO QUE MI LORE SALIO TRABAJADORA Y CENTAVERA
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