domingo, 11 de abril de 2010

La llegada de los "tas"


Después de huirle, sacarle, hacer como que Dios me hablaba y escabuirme cuando mis amigas me decían, "ándale Thi, vente a cachar el ramo de la novia", en mis plenos 20 respondía un no sutil y por dentro pensaba: Ay estas inches viejas desesperadas que apuestan su destino a que si se esmeran a ganar el arreglo ya la hicieron, su boda está asegurada pal próximo año.

Pues ya casi llegando a los "tas", como lo nombra mi estimada Princess, mi percepción ha cambiado.

En octubre pasado acompañé a mi novio a Mérida. Un primo hermano estaba a punto de dar el gran paso. Fue un viaje especial pues ahí conocí a mi familia postiza y yo como muñequita de porcelana y, después de tratar de memorizarme "El Manual de Carreño", sfe sfe, asistí como una reina a la boda.

Todo iba estupendo, incluso, al medirme de chupes, seguía en mi protocolo. La fiesta fue magnífica, hasta que llegó el momento de que la novia lanzara el ramo.
Algunas tías y primas de mi novio me jalaron a la pista. Durante el soso baile de dar círculos sobre los ya casados, mi yo interno me decía una y otra vez: ¿qué estás haciendo en esta rueda? y, lo peor, ¿qué esperas? ¿ser una vieja desesperada y arrebatarle a la de al lado si ella te lo gana?, y ahí me tenían, bien posicionada al centro del grupo de mujeres, resultado: la que nunca se había prestado para esas interacciones de bodorrios se ganó el ramo.

Primero, no me la creía, como si hubiera ganado un premio de esos que valen mucho, luego en pose con los novios para la tradicional foto, luego la felicitación de todo el mundo, mientras mi novio había huído a la jungla cuando se enteró de lo ocurrido. Después de toda esa faramalla conocí cuál era la sensación melosa de salir triunfante y ser protagonista por 5 minutos de una fiesta que no era tuya.

De ahí, todo cambio. En la boda de Muñoncita y Chris me paré junto con la Princess y Ojo Espía para ver si nuevamente agarraba otro ramo. Uhm, siendo un poco honesta, también fue para darle tragos a la botella de Jägermeister.

Las fotos son testigo de mi estrategia: ubicación al centro; como soldado en pelotón, alínea en la fila de las mejores amigas de Tach; meditando y calculando si el aire y la inclinación de la Muñoncita daba la posición y el ángulo donde estaba, en fin una serie de desarrollo de prospectivas e ideas que surgieron en mente, ayudada por mi peda.

Pelation 1: No lo caché, por más que salí de aborazada en las fotos.
Pelation 2: Admito que eso de la edad afecta, más puberta me decía: en mi puta vida me voy a prestar a esto; ahora ya soy de las que alegremente participo en estos rituales, ayyy malditos treintas empiezan a molestingarme.

7 comentarios:

  1. Gracias queridos administradores del blog, creo que George fue el que no dejó pasar que se subiera este post sin etiqueta. Mil gracias!!

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  2. Sigue en ascenso mi gusto por los domingos de Cállata.

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  3. Hay rituales que llenan de alegría, que nos permiten volver a ser niñas sin que nadie nos critique. El ramo es casi, casi el dulce de la piñata disfrazado con flores. Y discúlpame Thi aquí NO hubo pelation: disfrutaste, que es de lo que se trata el asunto. Así que ¡felicidades por permitírtelo! espero que sigas haciéndolo y no solamente me refiero al ramo. =)

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  4. jajajajja se acercannnnn los tasssssssss!!!!
    Excelente post, me reí ochentas y miles.

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  5. Me reí tambien mucho.

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  6. Con lo que sí seguro pelation es con la llegada de los tas, por más que quieras detener el tiempo, pronto llegarán

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  7. Te imagino perfecto pero la verdad no creo que funcione mucho esa tradición (funciona más la liga, Chris se la ganaba una boda sí y otra no, jajaja) ya que la única vez que me lo gané tenía como 9 añosssss---- Yo le echaría la culpa a la edad y a las altas y gandallas de las demás invitadas, jajajaja!

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