miércoles, 7 de abril de 2010

Por indecisa


Mi sueño era conocer Japón, mi padre me había hablado de tantas cosas bellas que existían por allá que se convirtió casi en mi obsesión. Y he de aceptar que para mi papá, los viajes son los mejores regalos que puede hacernos, no le importa cuánto va a gastar ni cuánto durará nuestra travesía, si de viajes se trata siempre dice “sí”.

Cada que le mencionaba el destino “Japón” él se emocionaba y me pedía que decidiera cuándo quería ir y se proponía como mi guía. Ups, el punto era que yo no quería ir con él, pues como buena adolescente, quería comerme el mundo a puños y descubrirlo sola. Total, nunca puse fecha.

Cuando se acercaba mi cumpleaños número 15, como estaba de moda, dije “no quiero fiesta”. Pero en realidad claro que quería, siempre me ha gustado festejar mi cumpleaños y ser la protagonista del día, no me da pena decirlo; sin embargo, no podía ir en contra de lo que la mayoría de mis amigas quería. Como borreguito, renuncié a mi deseo y me hice la interesante, eso de las fiestas era para niñas, anticuado y naquísimo…

Por otro lado, siendo un moco aún, me moría por manejar. En ese entonces entré a la prepa del Tec (cabe mencionar que yo venía de escuela a puerta cerrada) y claro, un pretexto más para sentirme grande y negarme a festejar mis XV años como muñequita de pastel.

Un día, mi papá me llevó a ver el famoso “Tigra”, un auto de moda entre chavos y el cual creyó que era perfecto para mí (no sabía la sorpresa que su princesita estaba a punto de darle) y me preguntó “¿te gusta? ¿lo quieres?” claro que sin pensarlo respondí afirmativamente. Era el regalo más que ideal para una mocosa de 15 años.

Uno de mis grandes defectos es la indecisión. A los pocos días, y antes de que mi papá hiciera la compra, me arrepentí y le dije: “papá, ya sé, mejor quiero un crucero, una amiga va a viajar en un crucero de quinceañeras (en ese momento no me sonó naco)” mi papá puso cara de what y guardó silencio.

Como de costumbre, a los días volví a cambiar de parecer y le dije “papá, ya sé, mejor quiero irme a Japón, pero con una amiga” nuevamente, mi papá quedó atónito, pero en el fondo sabía que a los días, su princesita cambiaría de opción otra vez, y sí, efectivamente, a la semana le dije “papá, tengo una mejor idea, ni viaje, ni coche, ni fiesta, mejor dame en efectivo el dinero que te gastarías en un festejo” claro que mi papá se rió y se volvió a reír (internamente) y me dijo “ok, vamos a ver”. Para ese entonces, mi mamá me insistía en que me decidiera porque sino me quedaría sin regalo, ya que a mi papá hay que agarrarlo en sus 5 minutos.

Oh sorpresa, el día llegó. Mi mamá recibió una llamada de mi tutor de la prepa: “Señora, habla Sergio Quero, necesito que su esposo y usted vengan a platicar conmigo”... más tardó el tipo regordete en decir eso que mi mamá en llegar al Tec.... Yo sabía cuál sería el tema central de la plática, pero me hice la occisa. Horas más tarde: “pues sí señores, tengo que informarles que su hija pasó a estado condicional porque reprobó 5 materias, pero no se preocupen, a la mayoría de los alumnos les cuesta trabajo socializar aquí y ella ha sabido relacionarse perfectamente” no sé qué estuvo peor, si el decir que troné 5 materias o la última frase que retumbó en los oídos de mi sacrosanta madre.

Cuando mis papás salieron, lo primero que escuche de boca de mi mamá fue “fíjate que no estamos pagando para que vengas a hacer relaciones públicas, estás en prepa, aún te faltan años para la universidad, y a este paso…”

Llegamos a mi casa, mi papá me quitó mi celular y mi laptop (sí, siempre han sido mi adicción) y me dijo: “princesita, te la pelation; ni fiesta, ni coche, ni viaje… y menos dinero, no te mereces nada” y sí, así fue, tuve que conformarme con un mariachi a media noche (odiaba los mariachis en esa época), dos lentes de colores (estaban de moda), dos muñecas Anne Geddes para mi colección y una mini reunión sorpresa a la que no fue requerido mi entonces novio, pues mi mamá lo odiaba… así festejé mis fabulosos 15 años.

Claro, aunque en aquel entonces me aplicaron el “pelation”, tres años después me desquité. Festejé en grande mi mayoría de edad, me fui de viaje, me convertí en dueña de una camioneta y entré a la universidad sin problema. Y, 10 años después, mi sueño se hizo realidad, conocí Japón.

8 comentarios:

  1. Ese pelation duró poco, qué increíble que se volvió realidad. Para el próximo cumple ve pensando qué quieres hacer, jejeje!!!!!

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  2. Es el pretexto ideal para mega festejar tus 30 doble. Pero... con aquello de las indecisiones, vayamos haciendo la lista desde ahora, jajaja.

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  3. "Llegamos a mi casa, mi papá me quitó mi celular y mi laptop (sí, siempre han sido mi adicción) y me dijo: “princesita, te la pelation; ni fiesta, ni coche, ni viaje… y menos dinero, no te mereces nada".

    Sorry, pero no puedo imaginar al Dr. Nathal expresando debajo de su bigote: "te la pelation". No, definitivamente no.

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  4. jajaja In phidelio: no conozco al doctor, pero creo que tampoco yo puedo imaginar a un papá de mi rodada diciendo eso. Aunque en realidad ¡te la pelation! Princess

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  5. ¡Tómala barbón! ¡Toma pelón tu cachucha! ¡Toma chango tu banana! Un aplauso para Beatriz Alfaro, con ese comentario si te la PELATION.

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  6. No se preocupen, mañana empieza la investigación de la procedencia del destinatario... jajaja

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  7. Y ahora pregunto ¿quién borró el post de Beatríz? ¡ésa es la investigación!

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  8. EL DUEÑO DE LA FABRICA6:30 a. m., abril 11, 2010

    TOMA NOTA INPHI...........LA PRINCESA JANE ES DE CAPRICHOS CAROS..DECISIONES ELASTICAS.. VEAMOS, SI EMPIEZAS CON: UN VIAJE A METEPEC, UN VIAJE EN TAXI SEGURO DE TAXIMEX Y UNA " FIESTA PRIVADA PARA DOS" PARA VER EL CLASICO BARSA/REAL MADRID? RECUERDA, TU GANAS MENOS QUE EL DR. NATHAL.

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