lunes, 31 de mayo de 2010

Con el pie derecho...


Para mí, el hecho de mudarse de un lado al otro implica grandes cambios en la vida de una persona, pero a veces no estamos de acuerdo o quizá nos cuesta trabajo decirle adiós a cierta etapa.
Cada una de mis mudanzas ha dejado huella y sé, como lo mencioné en otra ocasión, que una de las más importantes en mi vida, está por venir.

La primera que experimenté no la recuerdo nada bien, nos movíamos de la Ciudad al Estado de México (en ese entonces era lejísimos!), tenía cerca de 6 años y creo que lo único que cargué fueron peluches.

La segunda no implicaba muebles (sólo ropa), sin embargo fue, talvez, la que más trabajo me ha costado.
A los 17 años me fui a vivir con una familia en Inglaterra. Estuve 1 año, para entonces...¡fue la mejor aventura de mi vida!
Mi papá tuvo que ir a recogerme porque yo quería que me adoptara mi familia inglesa, ¡qué taaaal???!, estaba un poco loquita, o más bien, era una "teenager" a la máxima potencia. Sentía que regresar era lo más grave que me había sucedido y tardé cerca de un año en recuperarme y acoplarme de nuevo a mi mundo en México. Me entró mi etapa de rebelde en la que soñaba despierta y en la que todo lo que me rodeaba no era lo suficientemente bueno o divertido; en resumen, me costaba vivir el presente. Tardé, pero definitivamente, el tiempo fue lo que me sanó.

La tercera mudanza fue en Puebla cuando estudié en la UDLAP, ¡qué lugar!
Fueron tres años de vivir sola en una de las universidades más hermosas del País, claro, para mí. El simple aire que respiraba, la buena vibra, la gente de gran corazón que conocí (entre ellas a unas de mis grandes amigas), los ratos divertidos, los trabajos en equipo, las travesuras…uff!
Pero eso sí, ser un "estudi-hambre" tiene su chiste, lo bueno es que todas estábamos en el mismo canal y nos apoyábamos mucho, así que economizar era el modus vivendi: Antes una cubita que una comida corrida, ¡obvioooo!
Tuve que salirme de ahí por decisiones que tomó mi papá. No titularme en la UDLAP sí me dolió, pero además estaba renunciando a mi mundo de independencia, regresarme a casa, cambiar de universidad (y prácticamente volver a estudiar la carrera) y, claro, dejar a mis amistades.
Esta vez, tomé el cambio con otra filosofía, en el fondo sabía que algo bueno iba a sucederme y que por algo pasan las cosas, creo que estaba madurando un poco.

La cuarta “mudanza” no me correspondía, digamos que me la fui apropiando, jeje. Sólo iba a dejar dos que tres cositas en el depa de Chris, para cuando tuviera que quedarme. Poco a poco más y más objetos de Muñoncita invadían su espacio hasta que se convirtió en nuestro primer nidito de amor.

La quinta y sexta mudanza las acabo de experimentar hace un par de semanas. Esas sí que implicaron muchos movimientos, sobre todo físicos y más porque se trataba de un cuarto piso sin elevador!! Sentía que nunca iba a acabar, mueble aquí, mueble allá, limpia, ordena, etc... Además, la sensación fue totalmente distinta, era emoción mezclada con curiosidad y misterio.
Esta mudanza no fue de un día para el otro o implicó viajar de un destino a otro, sino que ha tomado su tiempo y no sólo me ha sorprendido a mí, sino también a mi compañero de vida, con quien he experimentado este cambio y sigo desempacando nuevas aventuras y el gusto de compartir.

domingo, 30 de mayo de 2010

Que no es enero CARAJO!!!


"Esta canción nació a las cuatro de la mañana en un estudio de grabación, con la luz apagada y el corazón roto " ... al estar así, me dijo una gran gurú: no te preocupes Sonia, que al poco tiempo vas a encontrar una persona que será la ideal para ti...mayor que tú, pero, sobre todo, que va a complementar tu vida.

Ustedes creen que en ese momento quería escuchar esa profesía de mi vida, POR FAVOR, lo que menos quería saber en esa etapa es que iba a pasar con mis relaciones amorosas, qué más importaba...pues sucedió.

ASÍ ESTABA CUANDO LLEGUÉ ... unido a un pasado invaluable que lo traduzco en su hijo, por el cual él daría su vida y yo detrás de él.

Qué reconfortante saber que al despertar el sábado lo podemos tener en la cama, con una lucha de "todos contra todos" o "todos contra mi" cuando se refiero el pequeño mencionando a que él y su papá se cruzan en camino de una incrucijada de ataque de cosquillas contra mi.


ASÍ ESTABA CUANDO LLEGUÉ...y de repente, al conocernos, decidió apostarme el todo por el todo como yo lo hice, se convirtió en "Un Día de Enero", cuando la Princess Jane me decía "QUE NO ES ENERO CARAJOOO", al ser mi roomate y también le decía a mi mamá que me había ido a la tintorería o que me había salido a trabajar desde temprano..patrañas preciosa paisana, gracias por hacer retaguardia.


ASÍ ESTABA CUANDO LLEGUÉ..y así me quiero quedar, con todo el cariño sincero que nos profesamos, con todas las netas que nos marcamos a cada noche, con todo el amor que nos juramos, aquí me quiero quedar por lo que encontré...ahora no soy una, somos tres y si Dios quiere seremos cuatro...

sábado, 29 de mayo de 2010

'Hoy mi mundo está un poco cambiado...'


Hace un tiempo muuuy muuuy lejano...

Todos los jueves, mis papás se iban con sus compadres a ver una obra de teatro y después a cenar, por lo que era el día en el que a mi hermana y a mí, nos cuidaba la muchacha.

En esta ocasión Marthita no se pudo ocupar de nosotros, entonces al compadre se le ocurrió la "brillante idea" de que nos quedáramos en su casa, en compañía de sus tres hijos y la mayor, quien llegaría más tarde a hacerse cargo de la banda.

Además de nosotros, llegaron los primos de estos chavos con quienes estuvimos realizando travesuras, tronando cuetes y haciendo llamadas para molestar a la gente.

Después, decidimos jugar a la radio, en donde pedíamos temas para cantar y bailar (qué ñoños, iba en quinto de primaria, no juzguen, jaja).

Ahí estábamos los ocho "inocentes" traviesos muertos de la risa, cuando a alguien se le ocurrió que era hora de imitar artistas.

Pusimos unos papelitos con los nombres de los cantantes más famosos y a jugar se ha dicho.

Cual fue mi sorpresa o mi suerte de perro meado, que al abrir mi hojita veo el nombre, ni más ni menos que de.... ¡¡¡Thalía!!!, jajaja.

Digo, desde que estaba en Timbiriche yo era Thalifan, pero imitarla, por Dios.

Resignado, se se... para dar un gran performance y ganar el concurso, decidí seguir los consejos de mi hermana y la hija mayor, quienes me propusieron disfrazarme.

Total, no estaban mis papás e iban a llegar tarde, ¿qué más podría pasar?

Así, me pusieron medias, un baby doll, que no sé de dónde putas salió, tacones y el infaltable micrófono de flores.

Ahí estaba yo, de espaldas, muy en mi papel, mientras los acordes de la canción "LOVE" sonaban. Yo esperaba a que la letra comenzara para darme la vuelta y sorprender a mi público, quienes entre grandes risas, aplaudían.

"Hoy mi mundo está un poco cambiado... déeeeejate querer, déeeeeeejame querer"...

Llegó el momento esperado y al darme la vuelta como gran estrella, el sorprendido fui yo... ¡¡¡¡porque en la audiencia se encontraban todos nuestros papás, con cara de sorpresa!!!, jajajaja. ¡Helada madrina!

No les quiero contar mi cara y peor tantito, la de mis papás, quienes le siguieron con regaños y pláticas interminables.

Lo peor del caso, es que al preguntarle a la mente maestra sobre lo que estaba pasando, la bitch se limitó a decir: "No se, yo acabo de llegar"...

viernes, 28 de mayo de 2010

"Mamáaaaaaaaaaaa..."



Desde niña, tuve en mi casa diversas mascotas: tortugas, conejos, gatos, perros, hamsters, pájaros, peces, hasta una tarántula de mi hermano que nos duró menos de dos días por diversas razones: una, que a pesar de tapar el recipiente donde la encerró en la baño, y calcular que no podría salir, el tremendo animal se aplastó a sí mismo para poder escapar por debajo de la puerta por un orificio de 4 centímetros; y, la segunda, porque inmediatamente después me “fui de la casa” -a una cuadra- a “vivir” con mis abuelos.

Después, tuvimos a un “Cocker Spaniel”, llamado Thor, quien nos acompañó, a través de su ventana, por mucho tiempo.

Así, en la adolescencia tardía, después de varios años sin mascotas, me entró el capricho de querer nuevamente un perro. Por lo que inicié una campaña de mensajes, recaditos y perros de peluche con letreros de “adóptame”, que mi madre ignoró y fingió que no eran graciosos o, al menos, ingeniosos, una y otra vez, hasta que pensó que podría sacarme esa idea de la cabeza.

Un buen día, sin planearlo, la ex novia de mi hermano llegó con la monada -de lo que le dijeron que era- un “San Bernardo” en una canastita. Era el animalito más hermoso que he visto en mi vida. No podía creer que esa bolita de pelos se tropezara con la torpeza de un recién nacido.

Después de varias pláticas en secreto, confabulando cómo le haríamos para adoptar al nuevo integrante, estábamos completamente seguros de que sería rechazado por la jefa del hogar. Y, en efecto, llegó el momento de las palabras esperadas: “Ni de chiste, ni lo piensen, siempre dicen lo mismo y la que se va a encargar de ella soy yo”.

Seguido de mil promesas al aire: “No mamá, te lo juramos, nosotros la cuidamos, educamos, sacamos a pasear, limpiamos sus gracias, pagamos su comida y toooodo lo que nos pidas”.

“Ese animal se va, no hay marcha atrás”.

Nuestras caras y risas nerviosas no cambiaban el destino fatídico que nos esperaba.

Tras varias idas a la cocina y miradas de reojo, se le salían ciertos comentarios que fueron creciendo poco a poco. “Está simpática, qué bonita, ¿ya le dieron agua?”. “Ahora qué vamos a hacer”, “qué ideas éstas de dar un regalo que sólo pone en aprietos y le complica la vida a la gente, no es un chiste, es un ser vivo” –anoten que mientras hablaba ya la acariciaba y, por supuesto, acabó en sus brazos; además, como si comprendiera su situación de peligro, el cachorro dejaba de llorar con aquellas primeras muestras de cariño-.

“Bieeeeennn hecho, Lolaaaaaa”, dijimos los hermanos tetos.

“Ni le pongan nombre, no empiecen; hoy se va a dormir en mi baño –ojo cuadrado de ambos- y mañana se va”. Gran error. Lola lleva cerca de cinco años en mi familia, y es el gran amor de mi madre.



Hace un par de años, bajé a la cocina por algo de cenar, abro la puerta y me encuentro con una inundación marca diablo. Mi primera reacción, la cual aún nos causa mucha gracia, fue gritar: “Mamáaaaaaaaaaaaaaaaa, Lola inundó la cocina”, como quien acusa a un hermano menor.

“¿Quéeeee?, ¿¿¿¿Cómoooooo?????” y bajaba matándose a toda velocidad la escalera.

Después de descubrir la causa de la fuga, aún seguíamos pensando que había sido ella; a ninguna de las dos nos saltaba lo absurdo de aquella hipótesis: encontramos la boquilla de un garrafón mal cerrada.

Yo sólo sé.. que ya estaba así cuando yo bajé.

jueves, 27 de mayo de 2010

Coco rosa


Alguna noche de abril.

Llego al departamento. Cierro la puerta, pongo llave, prendo luces, avanzo tres pasos y, ¡Don Judas Tadeo nos ampare!, el cuadro de Princess Janne (el cual le pintó mi hermano hace poco tiempo) en el piso de modo inexplicable. Lo más raro es que está perfectamente acomodado. Según yo, nadie ha entrado a este lugar desde que mi novia y yo nos fuimos a trabajar por la mañana. Empiezo a sentir lo que técnicamente se denomina "cus-cus", cuyos inequívocos síntomas contemplan sudoración en la entrepierna y la tortuosa impresión de que el rostro en la pintura no te quita los ojos de encima, aunque te pares en un banquito o te acuestes en el piso. O sea, "te cagas en la leche", dirían los ilustrados.

Ante ello, tengo dos opciones: abatir el consumo de miedo o controlar el tráfico de sucesos fantasmagóricos vía televisión. Si algún espíritu agonizante vive en cautiverio, hubiera escogido el depa 603 porque ahí hacen pachangas bizarras y además tienen cuarto de peluches para que los fantasmas platiquen con los ositos, según dicta la tradición de los cuartos sin gente. Pero como no es así, aquí me hallo, con varios minutos por delante antes de irme a la cama y aún con más tiempo para que llegue mi amada. Oh sí, estoy solo, a merced del chamuco despiadado. Escucho mi angustia.

Dirán que soy re sacón, pero el miedo en mí nace, crece, se reproduce y todavía no muere. Hace no más de un mes, también en este depa, tuve otro episodio de efectos "cagantes" cuando se prendió la luz de golpe y sin pulgar que la accionara, y, para colmo, también estaba ausente la princesita caramelo. Desde entonces... mis sospechas de que hay un tercer inquilino son abundantes. De hecho, el principal sospechoso es un bebecito espantoso de juguete que ostenta la susodicha y que también aplica el método del cuadro: te sigue con la mirada el hijo de su repepinesca madre...

Sucesos de ultratumba que, pa'cabarla de joder, se dan única y exclusivamente cuando estoy solo, caminando en boxers y rascándome la barbilla tantas veces como mi libertad permite. Hoy lo único que me pregunto es cómo diablos llegó el cuadro al piso y ha quedado en posición "no caótica", o sea perfectamente recargado en la pared. Un engaño a la lógica, una imposibilidad cósmica, una jugarreta de la gravedad. O una magnibroma de mi novia.

Pero no. Ella llega horas después y pregunta lo mismo. Primero le cuesta creer que no he sido yo, pero después ya pela los ojitos. Conclusión: ninguno ha sido. La señora que limpia no viene hoy y la puerta de la entrada tenía llave cuando llegué. Si alguien entró, ingresó por la ventana, y se fue por la ventana de un sexto piso. O tiene alas o "vive" aquí.

Al noble pueblo mexicano afecto a este blog (aunque por ahí ya tenemos a un ciberfan ruso que se perdió en la red buscando páginas porno y nos encontró por error) le digo de modo convincente: aquí espantan y hay fantasmas, pinkies si quieren, pero fantasmas.

Se me hace que el motel es la opción.

miércoles, 26 de mayo de 2010

La historia de una familia


Muy a mi pesar y siguiendo el consejo de mi papá, envié mis documentos y apliqué para entrar al taller de redacción que se imparte en el periódico. Para mi sorpresa, y tras una ardua entrevista con Diana Álvarez, quedé seleccionada para el curso de "invierno".

En noviembre, cuando concluyeron las clases y el mundo atravesaba por una enorme crisis económica, me llamaron para ofrecerme un puesto en la sección Club. "¿Quéeeeee? ¿pero qué voy a hacer ahí?", fue la primera pregunta que pasó por mi cabeza al escuchar el ofrecimiento.

Lo pensé poco, vine a platicar con Diana, me entrevistaron, y una semana después firmé el contrato. A partir de ese momento mi vida cambió por completo.

Pasaron cerca de tres semanas, y el grupo de amigos al que hoy pertenezco, me adoptó. Cuando llegué, Rafa, Toño, Tania, Chris, Sonia, Jorge y Daniela ya eran amigos, las cosas ya estaban así, y yo no figuraba en escena, pero al pasar de los días, poco a poco me fui integrando a la gran familia. Con diferencias, similitudes, pleitos, enojos, berrinches, alegrías, tristezas, apoyo, risas, reuniones, cigarros, regaños y muchas cosas más, pero, sobre todo, unión.

Gracias a sus consejos, a su paciencia, a los cigarros en la terraza y a la insistencia de la Thi, me mudé y supe lo que era compartir el techo de mi casa con alguien que no perteneciera a mi familia consanguínea; después, también por ellos, por su apoyo y por un mail por ahí, inicié el trámite de anulación de mi matrimonio religioso, cerré algunos círculos y comencé otra etapa, sin seguir siendo la niña de papi.

Con el tiempo, nuestra familia ha sufrido algunas modificaciones. Rafa, por ejemplo, se fue a Canadá; Chris y Tania se casaron; Sonia está a punto de mudarse con su novio; Toño, Toño sigue igual, siempre con una sonrisa que se contagia; Jorge decidió independizarse; Dany no se quedó atrás y también ha experimentado lo que es vivir fuera del techo de mamá; yo vivo con mi novio en un depa que poco a poco toma forma. Y, entre todos, hemos integrado a un nuevo miembro: Inphi, a quien, por cierto, debemos la idea de este blog.

Dicen que no es bueno quedarse con las cosas guardadas porque no sabemos qué pasará mañana, y como en estos momentos eso aplica especialmente para mí, hoy más que nunca quiero agradecerles a todos y a cada uno por sus palabras, por su apoyo, por sus enseñanzas, por los momentos que hemos disfrutado juntos, por las pláticas y por cada instante que le ha dado un toque especial a mis días.

Por orden de aparición semanal:

Muñoncita:
Aunque difícil en un principio, gracias por brindarme tu amistad, por compartir conmigo los grandes momentos del 2009 y los que van del 2010; por tus consejos y por tratar de entender mi compleja forma de ser jajaja Eres una niña con un temple y una fuerza impresionante, te admiro y te quiero mucho.

Nano: No sé qué más le puedo decir a mi Tim. Muchas cosas en común, como el odio a la crema humectante, y otras grandes diferencias, como el carácter, la explosividad y la forma de resolver los problemas, tú con la cabeza y yo con el corazón, pero creo que somos el complemento perfecto. Sabes que siempre estaré a tu lado, como sé que tú estarás al mío. Te adoro.

Thi: Gracias por insistirme para que me saliera de esas cuatro paredes en las que estaba encerrada, por compartir tus espacios conmigo y por respetar los míos, por aguantar mis malos días y los peores también, por haber sido mi compañía durante casi un año, por haberme acompañado aquella noche al Capi Cua (nunca lo voy a olvidar), por rescatarme aquel 2 de diciembre. Gracias porque has estado presente en los mejores momentos y en los más difíciles también.

Inphi: Como lo he dicho un millón de veces, llegaste en el momento indicado y cuando menos lo esperaba. Emprendiste conmigo un nuevo camino, iniciamos juntos una nueva vida y te agradezco cada minuto que estás a mi lado. Gracias por escucharme, por aguantar mis cambios de humor, por cumplir mis caprichos, por despertar a mi lado cada mañana (aunque a veces tenga que gritar: “bebéeeeeeeeeee"), por hacerme parte de tu vida y de tu familia, por integrarte a la mía, pero, especialmente, gracias por estar conmigo en las buenas y en las malas. Te amo.

Ojo Espía: Mi amiga, confidente, consejera (aunque no te haga caso), jefa, maestra, compañera de clases, amiga y hermana. En poco tiempo hemos compartido muchas cosas, nos hemos abierto y nos hemos aprendido la vida de la otra. Ocupas un lugar más que especial en mi vida y corazón, puedo decir que eres la hermana mayor que siempre quise tener, con quien me puedo enojar o molestar y no pasa nada, a quien le puedo contar mis aventuras sin miedo a ser juzgada. Cada día nuestros lazos son más fuertes, al igual que el cariño y agradecimiento hacia ti. Gracias x creer en mí.

Frí-a: Admiro muchísimo tu buen humor, la forma en que logras olvidarte y hacer a un lado los problemas (y no hablo precisamente del alcohol). Eres un gran ser humano, un niño lleno de energía y carisma, en quien he encontrado apoyo, palabras de aliento y amistad. Gracias por abrirte y mostrarte tal cual eres, gracias por tus consejos y tus palabras cuando las he necesitado, gracias por tu amistad, por las llamadas en la madrugada, por tu visita en el depa cuando creíamos que nunca llegarías, por enseñarnos a todos que no importa lo que digan los demás, lo que importa es ser feliz…… ahhhh, y gracias por aceptar a Luciana. Te quiero muchísimo.

Extra.

Duque de Tepoztlaán: Hazte presente en el blog, te queremos mucho y te extrañamos. Sabes que a pesar de la distancia estamos contigo. Espero que todo haya salido bien.

Chrix: Gánate el derecho de proponer temas y escribe. Te quiero mucho.

martes, 25 de mayo de 2010

Boom


Fue hace dos años cuando comencé la aventura de pilotear un auto de carreras, la compra que hicimos parecía una ganga: coche listo para correr, remolque, llantas y rines de repuesto y cualquier cosa que le pudimos haber pedido al dueño del vehículo por un precio razonable.

Primer día de prácticas… todo bien, bueno al menos eso pensábamos. Cuando mi tío en su taller revisó el bólido se dio cuenta de un desperfecto.
-A ver par de idiotas, ¿qué no sintieron cuando se rompieron los amortiguadores delanteros?
-No pues sí escuché un ruido cuando el coche caía del lavadero, pero pensé que era normal
-¡Cómo chingaos va a ser normal, de milagro no desmadraron las flechas!

Ya con amortiguadores nuevos, nos dimos a la tarea de prepararnos piscológicamente para la primera carrera, invitamos a 100 de nuestros mejores amigos para que tuvieran la oportunidad de presenciar el histórico momento y pudieran vitorearnos en el podio de triunfadores.

El resultado… 8 vueltas de antes de que se cayera una pieza que había sido reparada a la mexican, silicón en lugar de tornillo y tuerca.

Con ánimos renovados llegamos al circuito Moisés Solana, en Tulancingo, Hidalgo, un autódromo de quinta en cuanto a seguridad, pero un trazado muy divertido.

Todo iba bien, parecía que sería el primer fin de semana en que lograríamos terminar una carrera, el auto andaba bien, no tan rápido como los primeros, pero competitivo.

Todo listo nos formamos en la parrilla de salida, comienzan las vueltas de calentamiento, bandera verde, la carrera arranca, a mi derecha un wy se apepina, comienza ese caos frenético que caracteriza la arrancada de cualquier categoría, cambios múltiples de carril, laminazos y su servidor ya había rebasado a dos competidores de su carrera.

Sobrevivimos a la entrada de la primera curva, la parte más peligrosa del circuito y aún más en la primera vuelta.

Como diría un gran comentarista televisivo, entré “rueda a rueda” con el Sr. Gerardo Sanz, un viejo lobo de mar, decidí dejarlo pasar para poderlo seguir.

Y así mientras me regodeaba en la gloria de haber ganado dos posiciones e ir siguiendo a uno de los grandes antes de la primera curva, perdí potencia en el motor.

En esos momentos te sorprende que tan rápido puede funcionar tu cerebro, algo así como 3 ideas por hora. Presión de aceite… bien, gasolina… bien, como se me antoja una chela… ¡NO! Piensa en el coche.

Sorpresa poco grata, cuando volteas por una ventana y ves una nube blanca de humo que podría ser comparada con las fumarolas del popo (aclaración para las chicas: eso no es bueno).

Y la historia del aguerrido pero delicado auto 76 continúa con desperfectos que incluyen otro motor roto, un incendio, un eje trasero completamente doblado (por un contacto con el Sr. Sanz, sí el mismo de arriba), entre otros.

Así que sólo caben tres posibilidades:
a) Soy un manitas de intestino
b) Necesito un viaje urgente a Catemaco
c) Así estaba cuando yo llegué

domingo, 23 de mayo de 2010

Q tanto es tantito


Soy antimentiras, no las soporto, es mas, ni siquiera me gustan las famosas "mentiras blancas", ya que a final de cuentas estas mintiendo (pero eso si, admito que a veces salvan pescuezos o evitan penas, se que todos hemos sido presas de ellas en algunas ocasiones, pero buenoooooo, ese es otroooo tema), sin embargo, les confieso que hace relativamente poco aplique una de estas para ver si me ahorraba una lana y lo logre!!
Mi celular, tecnologia que me ha acompanado durante anos y que se ha convertido en una extension de mi persona (y eso que no estoy inmersa en el mundo blackberry, bueno, not yet) sufrio un grave percance a pocos dias de estrenarlo.

Chris y yo estabamos de visita en San Antonio con mi hermana y nos lanzamos a Sea World. La noche anterior, cual ninos, no podiamos dormir de la emocion. Cabe destacar que era la primera vez que Chris visitaba este parque, digo, conocer a Shamu no es cualaquier cosa, jeje.
Asi que llegando al parque checamos el itinerario y corrimos para agarrar el mejor lugar en el primer show de la ballena mas famosa (no se si pensamos que al llegar la noche ya estaria cansada, en fin, locuras que uno hace).
Recuerdo que Chris me pregunto que si en las bancas (que decian claramente: "water zone")que elegimos no nos mojariamos mucho. Yo, muy segura respondi: "Si te mojas pero no tanto, es peor sentarte hasta abajo. Ademas, que importa?, vamos llegando, hace mucho calor y traemos traje de bano, que tanto es tantito?"
Comenzo el show, la lagrimita Remy hizo su aparicion y de pronto: Shamuuuuu. Me prepare minuciosamente para captar el instante perfecto. Tome mi celular (de super definicion, claro) enfoque al objetivo, guarde la camara de fotos (digo, por si las dudas) y puse mi mejor cara (como si me fuera a grabar, duh!). Solo faltaban segundos para que saltara Shamu, para ese omento yo ya veia mi video en los primeros lugares de Youtube y enviando la imagen por mensaje a mis cuates de la chamba para presumirles lo mucho que me estaba divirtiendo.

....Llega el TAN esperado salto estrella y.....

SPLASH, SPLASH, SPLASH!!!!

Siguiente escena:
-Chris y yo sin lentes de sol. De ser turistas nos convertimos en pollos mojados, el cabello cubriendonos la cara, visibilidad: cero. Mi hermana, otra de las victimas, no paraba de reirse. En eso, reaccione y me eche a correr lo mas rapido que pude porque nuestra querida amiga ballena decidio que era muyyyy divertido saltar y saltar.
Pero eso si, nunca solte mi celular, la nota es la nota, sese.
Solo que hubo un pequeno detalle: el celular ya NO PRENDIA.

OBVIO, por tantos galones de agua que le cayeron, el pobre aparato no aguanto. Ah, pero era SUPER moderno.

En fin, tooodo esto, para contarles que llegue a Telcel a reclamarles que: "el telefono dejo de funcionar, se apago de la noche a la manana, asi no estaba, quien sabe que le paso, era su culpa porque seguramente venia defectuoso desde que me lo entregaron".

Esta mentirilla blanca me ayudo a que en una semana me dieran el mismo modelo de celular nuevecito (en su caja y toda la cosa).

Y la respuesta de los tecnicos sobre que le paso a mi aparato....sigue siendo una incognita!

P.D. En esta compu no tengo idea de como se ponen los acentos ni las "n", bueno, supongo ya se dieron cuenta!

Cosas de la vida...


Son tantos que sería difícil enumerarlos todos. La rareza es que te den un buen consejo. Pero la mayoría son malos o en el mejor de los casos inútiles. Suelen estar basados en prejuicios, frases hechas, ideas generalistas. Lo más curioso de todo es que te lo dicen con la mejor intención.

El mejor peor consejo que he recibido fue de una gurú que me dijo: "ve a seguir tu destino, vete a Cancún porque allá encontrarás un futuro próspero" o el de "equivucate tú misma, será lo mejor".

De los innumerables consejos que recibí de esa etapa sólo recuerdo que fue sin duda uno de los mejores consejos de alguien que ocupa un espacio en mi corazón que me dijo: "nena, ve y prueba, sino funciona sabes que aquí estaré para apoyarte, en efecto, así fue, gracias Ojo Espía.

Pero bueno, no sigo más en este tema personal, esta semana me avoqué a preguntarle a varias personas cuál ha sido el mejor peor consejo que han recibido...

Persona A: "Más vale malo por conocido que bueno por conocer"
Persona B: "Que el tiempo pone a cada uno en su lugar,valiente mentira, al final esto no es como las peliculas,los malos ganan y los buenos se esconden".
Persona C: "El peor consejo...hmmm, tranquilo si por una raya que te metas no pasará nada..."
Persona D: "Algun día cambiará, ten paciencia, jaaaa"
Persona E: "Es la primera vez que te golpea, dale una oportunidad si te dijo que está arrenpetido".
Persona F: "Hazlo por tus hijos, no te divorcies".

Estos son algunos que siempre aplican, con cual se sienten más identificados?

sábado, 22 de mayo de 2010

em'BARRA'do


En los nuevos trabajos nunca faltan las famosas novatadas.

Llevaba una semana en mi primer trabajo "formal", (lo demás no cuenta, jaja, esos son trabajitos) y yo muy en mi papel, me sentía como pez en el agua, sese.

El trabajo en cuestión era editar los promocionales de los programas de una televisora, y yo, me sentía el muy experto, gracias a las clases de edición y de AVID que tomamos en la universidad, las cuales se asemejan demasiado a los equipos que manejan en las grandes compañías, ay ajá.

Para no hacer el cuento largo y porque en verdad no tengo tiempo (mamador, punto), uno de mis jefes me da el consejo de que como apenas voy a empezar, etiquete mis videos y que fuera con los de post producción a pedirles unas barras de colores para insertar en mis cassettes nuevos.

Como si supiera de lo que estaba hablando y ante la mirada atónita de mis compañeros, le dije: "Claro, tienes razón, no me tardo".

En ese momento no me brincó nada y llegué muy natural con los de post producción a pedirles que me dieran físicamente las barras de colores, cuando éstas, se insertan en los cassettes a través del estudio...

Para que les cuento la cara de teto que puse cuando me dijeron que estaba en un error y que seguramente ese consejo me lo había dado el buen Pedro.

Ahora más pena me iba dar regresar a la oficina, donde seguramente me esperaban con ansia mis compañeros.

No me quedó más que poner cara de pendejo y aguantar las risas de esa novatada.

PD. Insisto en que debemos de instaurarlas pronto

viernes, 21 de mayo de 2010

Embestida protagonista




El cumpleaños de mi cuñada. Temática vaquera. Una comida en el ruedo. Una vaquilla para darle el toque diferente.

¿Qué prefieren jugar, dominó o futbol? Sin pensarlo, votamos por el primero. La dinámica consistía en armar cuatro equipos, cada uno con una mujer y dos hombres. Nos fueron llamando uno a uno a ocupar nuestros lugares y elegir las fichas tamaño caguama.

Acomodados cual partido en cantina, teníamos la mula de seis. En ningún juego anterior me hubiera intrigado descubrir la caja de chescos y abrir plaza.

Muy en nuestro papel, detrás del burladero, salieron mis dos intentos de toreros a distraer al animal de poco más de 100 kilos, mientras yo colocaba la primera ficha al centro.

El público, integrado aproximadamente por 60 personas, en su mayoría adultos, ovacionaba nuestra valentía.

Así, fue subiendo la adrenalina. Mi pasión por el dominó no me permitió dejar de contar cuál era el movimiento correcto, aunque eso implicara darle la vuelta completa a la plaza y complicarlo un poco.

El animador, con micrófono en mano, le llamaba la atención al equipo número dos porque sólo uno de los dos chavos realmente salía a distraer a nuestro gran obstáculo, y nos recordaba que el tiempo para hacer nuestra jugada era de 30 segundos.

“Las mujeres atrás de los hombres para que ellos distraigan a la vaquilla”. El mejor peor consejo.

No contaba con que al llegar a mi destino y ver que el animal se enfilaba hacia nosotros, ambos “dos” correrían hacia lados opuestos dejándome al centro del objetivo.

Cual “Juego de la Oca” y con la “pitufa” ganadora bajo el brazo tuve que dar media vuelta y correr al burladero vacío más cercano. No se escuchaban gritos de aviso, murmullos o algo que me hiciera sentir que el peligro aumentaba.

Aún así corrí, hasta que fui embestida por la espalda y levantada por los aires con un desenlace en la tierra.

Cuentan los espectadores que me tardé más en caer que en levantarme y ahora sí correr a toda velocidad los DOS metros faltantes para mi resguardo.

Las siguientes escenas marcaron esta anécdota. Volteo al frente para buscar el apoyo de mi buen compañero y hermano y lo veo llorando de la risa organizando el aplauso entre los espectadores.

Volteo la mirada para recibir el apoyo de mi otro hermano, quien viene corriendo hacia mí, pero a preguntarme: “¿Vas, o lo cuadro a cuatros?”.

Mi otro integrante del equipo llegó 10 minutos después a preguntar, “¿todo bien?”.
Fue entonces que decidí terminar el juego.

Saldo: el collar roto, empanizada de tierra, un moretón gigante en el brazo, que después de mucho pensar llegamos a la conjetura de que fue la ficha caguama al pegar con el suelo antes de ser rescatada para no perder; un dolor en el coxis de varios días, y, porqué no, una ovación de los espectadores al regresar a la mesa.
Aunado a que toda la gente que se despedía iba a recordarme lo sucedido y a felicitarme (aún no sé porqué).

Definitivamente, la mano de dominó más complicada, divertida y sufrida. Priceless.

jueves, 20 de mayo de 2010

Pin: SaNgRE


Me lo advirtieron hace tiempo: las novias y el BlackBerry son enemigos. Más bien... las novias odian el BlackBerry. Pero no hice caso a ello y hoy mi celular está en la antesala de la muerte. En consecuencia, desde ya quiero señalar como responsable del eventual asesinato a Princess Janne, aka mi "linda" e "inofensiva" novia.

Antecedente. Ella detesta mi BB. Lo alucina tanto como a la cebolla, pero irónica y paradójicamente la princesita caramelo se volvió igual (o más) adicta al aparato que yo. Basta ver su brutal actividad en FB cuyo origen es un manantial de mensajes enviados desde el aparato. Sí, el "mejor peor consejo" se lo di yo mismo, y eso sólo ha propiciado que, mientras ella ama su BB, a la vez ha hecho hasta lo imposible por atentar contra el mío. Contradicciones culichis.

Regreso a la actualidad. Es bien sabido: mi Black cayó el lunes al WC y antes de que pasaran 2 segundos metí la mano sin contemplaciones, dudas ni asco. El "¡diajjkkkk!" ("guácala" en el diccionario mujeril) no vale cuando hay 10,000 pesos a punto de irse por la tubería. Igual uno lo lava y se le quitan los polvos pica-pica. En la medida de lo posible, eso hice.

Pero hoy el herido parece estar más grave. Ayer miércoles se fue al hospital para ser valorado y, en el peor de los escenarios, quedar desahuciado. Lo que me llama la atención es que, la mañana posterior al accidente, mi Black revivió, funcionó, recibió llamadas y expulsó mensajes por doquier. En esos momentos, vinieron los aplausos de varios amigos que celebraban el renacimiento de mi aparato. En contraparte, un ser enemigo del mismo amenazaba con "una desaparición eventual" del mismo. Aquí la secuencia de los hechos. No dejen de ver las horas:

- Princess Janne: "Anuncio a la comunidad del Facebook: In phidelio ya recobró la sonrisa en el rostro. Para mi mala suerte, su BlackBerry ya revivió" (martes 9:33 AM).

- In phidelio: "Vean desde dónde estoy mandando este mensaje. Yeahhhhhhh!!!" (martes 9:44 AM a través de Facebook para BlackBerry)

- Princess Janne: "¡Ash!, como niño chiquito. Estás advertido: tu BB desaparecerá. Y para los que pregunten porqué, ayer quedó claro que Inphi prefiere a su aparato que a su novia" (martes 9:48 AM).

Misteriosamente, a las 10:10 AM del mentado martes, mi Black se apagó y, desde entonces, está en coma.

Muchas dudas surgen, pero ante todo yo cuestiono: ¿fue rematado?, ¿comparto cama con una asesina?, ¿este simple consejo, que por cierto ha inundado ya a los Callalités, se volvió un culebrón que terminó en tragedia?, ¿reapareció la mano peluda?, ¿se esclarecerá el caso?, ¿soy mamador?, ¿está metido el narco sinaloense?, ¿se conecta esto con Diego?, ¿es un crimen pasional por dormir con mis dos amores en la misma cama?, ¿Toluca o Santos?, ¿la comida estaba envenenada?

miércoles, 19 de mayo de 2010

¡Que se casen, que se casen!


Podría hablar de muchos consejos que he recibido a lo largo de mi vida, porque soy experta para pedirlos, aunque generalmente termino haciendo lo contrario ¿verdad Ojo espía? Consejos de lugares, de qué hacer cuando me he encontrado entre la espada y la pared, de cómo convencer a la maestra que me deje presentar mi examen final cuando acumulé el límite de faltas, es más, hasta de qué coche comprar… Pero he decidido hablar del mejor peor consejo que he dado.


Llevaban dos o tres años, no recuerdo bien. Siempre nos gustaba hablar del día de su boda, aún sin tener fecha ni planes precisos; era una forma divertida de pasar el tiempo en la cafetería, imaginábamos cómo sería la fiesta, el vestido, quién sería madrina de qué… teníamos todo listo, sólo faltaba que el novio se decidiera a entregarle el anillo y que ella aceptara.


Llegó el día de su cumple y con él, el mejor peor consejo que he dado en mi vida. Supongo que a penas iba rumbo a la uni, o estaba de ñoña en el salón mientras yo me volaba la clase. De repente apareció su galán y quiso hacerme una broma que derivó en una gran realidad.


“Mira”, dijo mientras me enseñaba una cajita, “es el anillo de compromiso”. Mi cerebro no podía procesar la información que acababa de recibr. “¿Es neta?”, pregunté, “no manches, enséñamelo”.


Me dio la caja, lo saqué, y, efectivamente, era un anillo de compromiso, o eso creí.
Tras unos minutos de continuar con la broma me dijo “no, ya, cómo crees, no es anillo de compromiso, digamos que es promesa. Necesito terminar la carrera (a sus 27 años), trabajar y ahorrar para ofrecerle… bla, bla, bla”.


No niego que soy romántica y cursi, siempre me ha emocionado el tema de la propuesta de matrimonio, pero el estar presente cuando le dieran el anillo de compromiso a mi mejor amiga era algo que me súper emocionaba; además, dicho sea de paso, él me caía muy bien, creía que era el complemento perfecto para mi amiga descarriada.


Tras terapearlo durante una hora, el susodicho aceptó mi loca idea “ok, se lo daré de compromiso, pero ayúdame a pensar cómo”. Uf, eso era tarea sencilla. Creatividad es lo que menos me faltaba a la hora de planear un detalle, en especial para ell.


“Necesito que me consigas paquetes de post it de colores y unos plumones; dile a las demás que vengan a ayudarnos”, dije.


Él, muy obediente, me llevó las hojitas de colores, nos sentamos y escribimos palabras y mensajitos cursis. Después, nos dirigimos al estacionamiento en busca de su coche, el cual llenamos de recaditos.


“Ahora compra un huevito sorpresa, me lo das y yo me encargo de lo demás”, expresé.


Cada quien se subió a su coche, incluida la cumpleañera, nos dirigimos a “Un lugar de la Mancha” de Polanco y cuando llegamos, justo antes de darle las llaves al valet le pregunté al novio “¿lo compraste? Dame el anillo y el chocolate”. “No, no me dio tiempo, pero ten el anillo”.


Finalmente tuve que olvidarme de mi plan original, aunque algún día espero llevarlo a cabo; claro, no al dar un anillo, pero sí una noticia.


Hablé con el mesero, le expliqué la idea y me llevó una rebanada de pastel para que introdujera el anillo. Comimos, nos reímos, ella abrió los demás regalos que el galán le había comprado, y llegó el momento del postre.


Le llevaron el pastel, todo parecía normal y los presentes nos mirábamos como cómplices. Le dio la primera cucharada y nuestros ojos se clavaron en ella, pero no pasó nada. Al meterse a la boca la tercera cucharada, abrió los ojos como niña asustada y comenzó a reírse. Todos sabíamos de qué se trataba, pero fingimos.


Cuando al fin logró tranquilizarse, se sacó el anillo de la boca, y entre lágrimas de risa se lo entregó al novio. Él se hincó, más o menos pronunció lo siguiente “eres la mujer de mi vida y con quien quiero estar siempre ¿te quieres casar conmigo?” y le puso el anillo (primero en el dedo equivocado).


Obviamente mi amiga aceptó. Los abrazamos, escribimos nuestras felicitaciones y deseos en un mantelito individual, brindamos con café y partimos del lugar.


Planes de compra de casa en Cuernavaca, de despedidas de solteros, de viajes, de luna de miel, de boda… hasta que un buen día mi amiga abrió los ojos, se quitó y me quitó el antifaz, se armó de valor y dijo “no me caso”.


Después de eso aparecieron las llantas de su coche ponchadas un par de veces, chismes y rumores, pleitos, gritos en pleno corredor, coches rayados y una serie de consecuencias y reacciones de un ardido.


Él le pidió el celular que le había comprado, claro, y el anillo. Ella se los regresó. El celular perdió la capacidad para tomar fotos, pues el lente quedó inservible después de rayarlo con un cuter, y el anillo.. qué decir del anillo… una de las piedras que simulaba ser un pequeño diamante ya se había caído, y ella se encargó de desaparecer las demás.


Por suerte, todo sucedió en nuestro último semestre de universidad. Se reencontraron en dos ocasiones, fingieron ser personas decentes, maduras y coherentes. Él demostró que sigue siendo el niño fantasioso, y ella, ella …. es mi mejor amiga.


Por fortuna mi consejo no pasó a mayores, pero aprendí que es mejor no meterse en esos temas, así que, Tim, perdón jajajajajajaja.

martes, 18 de mayo de 2010

Llévala a...


Cumpleaños de una novia, su servidor inexperto decidió solicitar el consejo del aparentemente sabio Dr. El Perra... Error

Qué podría hacer, a dónde la podia llevar. En aquellos ayeres la situacion se complicaba aún más por la escases monetaria, situación que pone a prueba hasta al personaje más creativo y marro.

De acuerdo con la visión de mi inseparable amigo, la situación no era tan grave, era cosa de llevarla a comer a Mama Rosas.

Pues muy acá, me lanzo con la susodicha al lugar sugerido por mi brother, obvio no la iba a llevar en taxi... Así que tomamos un micro que nos dejó enfrente del lugar.

Una vez adentro, se acerca el mesero

-Les mando una copa de vino?
-No gracias, no tomamos (nada más fino que mezcal)
-Les dejo la carta, en un momento les tomo la orden

Mierda, por qué le hice caso a ese pinche pelón, se le sobrecalentó el coco y piensa que yo puedo pagar estom

Tienes dos opciones, ordenas o corres esperando que a ella sí la detengan... Maldito Pepe Grillo.

Ya sé, algo me cayo mal y nbo tengo mucha hambre

-Pedimos una ensalada de entrada?
-Si quieres pídela- a chinga, desde cuando come ensalada?
-No, yo digo una cada quien
-Es que no tengo mucha hambre
-Anda, pídela, porfa, vas
-Ya, ya, ya pues- me brinco el plato fuerte

Y como diría el MMD "tómala pto", cuando llega el mesero ella pide la ensalada, su plato fuerte, yo pido la ensalada y soy víctima de un nuevo chantaje para pedir el mismo plato fuerte que ella.

Una vez que se retiró el medero, un poco como patada de ahogado intente reducir un poco el monto de la cuenta

-De verdad no tengo nada de hambre, cancelamos un plato?
-No, hay que comer lo mismo
-Yo no tengo mucha hambre, tu sí?
-Yo sí me acabo lo que pedí, y te conozco, si yo me lo acabo, tu también

Ni modo, me quedaré a lavar platos.

-Joven, me pone esto para llevar

Quééé!!!! No se acabo ni la ensalada?

-Y de una vez la pasta, por favor

Hasta se me quitó el hambre del coraje, qué huevos!

A regañadientes terminé de comer, y con voz temblorosa pedí la cuenta. Cuando llegó sentí un gran alivio, solo debía separar del cambio los 10 varos del transporte de regreso y dejar el 2% de propina.

Chido tu consejo brother.

domingo, 16 de mayo de 2010

Father and son

Mientras escucho esta gran rola de Cat Stevens reflexiono:

No estaban mis papás y...

Cada diciembre recibía una postal de navidad, que a los tres años la leía sin balbucear:

"Mi pepocha linda, espero que estés muy bien. Quiero que le hagas caso a tu abuela y que te cuides mucho de los coches que no te vayan a morder y de los perros que no te vayan a atropellar. Cuida mucho de tu hermano, ya falta poco para volver a estar contigo. Te quiere mucho, tu mamá Sonia".

En efecto, no sabía leer a esa edad por eso lo de que me atropellaran perros, pero como todas las postales que recibía de mis padres, en especial de mi madre, decían lo mismo, las tomaba y "las leía" sin problemas y sin comprensión.

No estaban mis papás y...

Todos los domingos, después de haber visto "En familia con Chabelo", salía disparada a la cocina de mi abuela. Al llegar, me acomodaba en mi sillita, esperando que sonara el teléfono para escuchar la voz de mi papá, quien platicaba conmigo por dos o tres minutos.

Era el tiempo suficiente, en toda la semana, para sentirlo cerca y saber que me quería, pues recuerdo que lo repetía incansablemente. Pero si llegaba un domingo, me acomodada en mi sillita esperando su llamada, y el teléfono no timbraba, también era el tiempo suficiente para sentir que mi padre ya se había olvidado de mi.

Cuando tenía casi cinco años regresaron a México, después de estudiar en Alemania; en ese momento, empecé a ser hija, así como ellos a tener su rol de padres.

Pero sólo fueron 12 años los que viví a su lado, pues a los 16 fui yo la que partí.

En esta era de independencia, no están mis papás y...

He aprendido a no darle dinero a personas que, en un alto de la Cd. de México en la madrugada, te dicen que se quedaron sin gasolina, cuando la cruda realidad es que es una mentira y una estafa pues así se ganan la vida.

Me he conscientizado de que no debo ponerme al tú por tú con un tipo que se acerca a mi coché y quiere robármelo amenazándome con una navaja o arma "simulada" bajo su ropa, como lo hice en mi etapa universitaria en Guadalajara.

También, ahora que no están mis papás...

Sé que tengo una gran vida gracias a su apoyo y sacrificio, la frase "no están mis papás", más que un recuerdo de travesuras ha sido sinónimo de aprendizaje.

Y en esta tarde que tampoco están... sólo sé que los extraño.

sábado, 15 de mayo de 2010

'Me dices siempre solamente mentiras: Lo juro, lo juro'



Durante un mes, mis papás se fueron de viaje a Las Vegas y como soy el hijo mayor, "responsable" y "bien portadito", me dejaron al mando de mis dos hermanos.


Los primeros días la pasábamos muy bien, hacía de cocinar, veíamos películas y nos dormíamos muy tarde... Pero el peligro comenzó con el primer fin de semana.


El viernes teníamos una fiesta en las trajineras de Xochimilco y lo primero que me advirtió mi hermana antes de salir de la casa fue:


"Antonio, se que te vas a ahogar, pero por favor júrame que no les vas a decir que vengan a seguirla a la casa".


Y yo muy en mi papel, le dije que sí, que no se preocupara, que como iba a hacer eso si no estaban mis papás.


Obviamente, los que me conocen muy bien saben que esa promesa nunca la cumplí.
Todavía no terminaba el dichoso recorrido por los hermosos laguitos, cuando comencé a organizar el after en mi casa.


A mi hermana no le quedó más remedio que acceder con la condición de que sólo le dijera a poquita gente. Se Se..


Bajando del lugar, literal ahogado, comencé a invitar a gente que ni conocía y que iba en otras trajineras, pero eso sí, todos los extras, de muy buen perfil (Y eso que todavía no trabajaba con Ojo Espía).


Para no hacerles el cuento largo, dije: si mis papás están en Las Vegas, pues yo me voy a reventar como si estuviera allá (sin apuestas, ni juegos, ni nada de eso, solo excesos).


La fiesta duró tres días, yo me despertaba y seguían ahí cuates y "nuevos amigos", botellas por todos lados, las camas echas un relajo, cajas de pizza y comida que quién sabe quien llevó, y mi hermana ni sus luces.


Afortunadamente decidió huir y se fue a dormir a casa de una amiga, mientras el responsable seguía armando alborotos brincando en los sillones, mojándose en el patio y haciendo demás cosas, que no puedo contar, porque ya no me quiero quemar más, jaja.


Y bueno el título es sólo porque me gusta la canción.

viernes, 14 de mayo de 2010

Una simple jarra de limón


Ya les he adelantado el tipo de travesuras que marcaron mi infancia; para los que no las han leído, por favor tómense un minuto para leer el post ‘El recuento de los daños asertivos’.

Agregaría a estas anécdotas mi primera “borrachera” con agua de limón. La casa para nosotros solos no cambiaba tanto nuestra rutina, ya que debido al trabajo de mi mamá, mi hermano y yo teníamos demasiado tiempo libre.

Así que la novedad eran las escasas reuniones, en las cuales venían los hijos de los compañeros de oficina de mi madre, y teníamos nuevos “amiguitos” con quienes inventar.

Aquella noche quisimos copiar a los adultos, a los cuales a esa edad no comprendes, ni intentándolo, ¿qué de divertido tiene sentarse a cenar hoooraaaas, tomar vino y platicar? Tremenda aburrición. La mejor manera de tratar de entenderlos fue recrear la situación.

Bajamos a la cocina, en vez de la sopa con crutones y tantas cosas que ponerle, tomamos un plato de cereal; en lugar del lomo al oporto, mermelada para aderezar nuestro manjar, y nuestras copas de vino se convirtieron en una jarra de agua de limón para tres sedientos escuincles.

En el escalón más alto de la escalera de mi casa, escuchando cual espías la conversación más aburrida de la historia, tomamos a toda velocidad nuestros licores, a forma de shots, brazos cruzados, tapitas de corcholatas, castigos, hasta que la risa y la actitud, cual teporochos, delató nuestro escondite. Muy en nuestro papel, después de ser descubiertos, interrumpimos aquel momento para ser examinados.

No daban crédito del contenido de nuestros vasos. Sólo nos faltó vomitar los 6 litros de agua para demostrar que no ingerimos alcohol; aunque, he de confesarles, poco nos faltó.

jueves, 13 de mayo de 2010

El arcón


Las escenas cachubi por TV siempre han sido, si no la lechuga, sí el jitomate de la ensalada adolescente en la que las hormonas empiezan a volverse locas. Y yo no niego mis orígenes: le entré al consumo visual de boobies y pompas al aire, especialmente cuando mis padres dejaron la casa sola.

Mientras llegaba Internet a apropiarse del mundo con todo y sus 6 millones de páginas XXX, los de la generación anterior nutríamos la líbido con lo que quedaba al alcance: el pacto con el puestero de periódicos para que nos vendiera PlayBoy o Penthouse, la amistad con los cuates cuyos padres escondían ilusamente sus películas porno en el cajón de los calcetines o... lo que la TV pudiera ofrecer. Tener parabólica era un plus, o en su defecto, ya jodido, Multivisión. Si uno no quería depender de lo que las Gatitas de Porcel ofrecieran en cada episodio, había que ser paciente, perseverante y hábil para encontrar escenas sabrosonas en la tele. Ah, y la video en Rec-Pause parpadeando.

La ausencia de mis padres, cuando se dio el caso por algún viaje o cena, ayudó a desterrar mi morbo de niño. Y para ello hube de borrar de un VHS el partido de mis Broncos de aquel entonces para ir sustituyendo cada jugada en el campo por una escena cachubi que hallase en la tele de paga. Así pues, mi cinta se fue llenando de fragmentos XXX única y exclusivamente rescatados de mi oportunismo y habilidad para encontrar "escenas". "¡Ay que ascooooooo, qué libidinosoooooo, qué cochinooooooo!". Uta, ya las oigo, pero como diría mi elegante tío abuelo: "Yo sólo soy el puerco de hasta adelante, mas no el único".

Si la memoria no me falla, en aquel collage audiovisual se incluía el siguiente repertorio:

- La pompa de Rene Russo en el filme Major League.
- La escena de baño de Michelle Pffeifer en Tequila Sunrise
- El video chenchualón de "Wicked Game", de Chris Isaak. (¿alguien sabe cómo se llamaba la morena de ojo verde?)
- Escenas varias de la Princesa Leia (elegir una es como echarse sólo una chela en la playa).
- La madriza de dos compadres que de tan intensa terminó en el cuarto en el que una pareja le "ponía", en Comando.
- El escandaloso clip de "Justify My Love", de Madonna.
- Tomas varias de la ex conductora de El Juego de la Oca. Sólo sé que se llamaba Patricia.
- El celebérrimo video de "I Touch Myself", de Divinyls, cuya vocalista presumía uno de los escotes más recordados y aplaudidos de aquella década.
- El intro de la novela La sonrisa del diablo, con doña Rebecca "Uh la la" Jones en plenitud.

Esto era a lo que yo llamaba consumir sexo por copeo. Y ni quien se enterara.

Ya era una premonición. Antes del iTouch... nosotros ya aplicábamos el "I touch" gracias a una pantalla.

miércoles, 12 de mayo de 2010

¡¡Verdeeeeee!!


Nota: Sé que al escribir esto me expongo a que alguien por ahí lea este post y vaya corriendo con el chisme, pero ya pasaron los años y creo que mi madre sabrá entenderlo.

Gracias a la profesión de mi papá y a las múltiples invitaciones que recibe durante el año para participar en congresos, tanto él como mi mamá solían viajar juntos frecuentemente, quizá dos o tres veces al año.

No recuerdo cuántas veces nos dejaron "solos", lo que sí tengo presente es que cada que un viaje se aproximaba, mi mamá tomaba el teléfono, marcaba a Culichitown y solicitaba la pronta presencia de algún miembro de su familia. Más tardaba ella en colgar que mi abuelita o alguna de mis tías en aterrizar a México.

En aquel entonces, no me preocupaba su destino ni intentaba incluirme en sus planes, sólo quería que llegara el momento de su partida para adueñarme de las zapatillas, vestidos y maquillaje de mi mamá para caracterizarme como "Doña Nena".

En algunas ocasiones la tristeza y melancolía fueron más fuertes que la emoción de tener la casa para nosotros solitos, como aquella vez que vino la hermana de mi papá a cuidarnos. Fue un real martirio, no sólo para mí y para mis hermanos, también para mis primos que habían venido de vacaciones a México. Acostumbrados a comer SÚPER bien, basto y delicioso, nos llegó la hora de conocer lo que era la comida insípida, las mini raciones y los platillos poco apetecibles. Esa vez sí que estrañé a la reina del norte.

Un día, mi primo Raúl nos preparó una deliciosa paella con arroz blanco, salchichas, carne molida y no recuerdo qué otro ingrediente secreto, quizá no suena tan bien, pero estaba exquisita. Al día siguiente y como niños hambrientos, nos levantamos con la idea de zamparnos el "recalentado", pero cuál va siendo nuestra sorpresa, la amante de los perros había echado a perder nuestra comida. La reina intentó "mejorarlo" y lo único que consiguió fue que todos dijéramos "no, gracias, ya no tengo hambre".

Pasó el tiempo y, como yo soy la mayor, llegó un punto en que mi mamá ya no consideró necesario pedir la ayuda de sus hermanas. Cuando llegaba el momento de su partida, no se conformaba con la lista de avisos previos; se paraba en la puerta del garaje y me recitaba una enorme lista de pendientes, obligaciones, recordatorios e instrucciones a seguir, de las cuales, obviamente, sólo retenía el 2 por cierto, cosa que a su regreso me costaba caro.

Una que otra reunioncilla con mi amiga Vanessa y su novio, hablar por teléfono hasta altas horas de la madrugada, como diría mi sacrosanta; fumarme un cigarro en el jardín, y una que otra travesurilla hice durante esos días de libertad, pero nada tan grave como chocar la camioneta de mi mamá.

Era un viernes, tenía como 17 años o un poquitin meno. Me levanté, tomé las llaves de la blazer de mi mamá, obligué a Silvia, la chava que nos ayudaba en la casa, a subirse al coche, y tomé la avenida. Cabe mencionar que ya "sabía" manejar, mi amigo Oswaldo y mi vecino Armando se habían dado a la tarea de enseñarme, pero mi mamá no confiaba en mi capacidad al volante y no me soltaba ningún coche.

Llegué a casa de mi amigo Alfonso y le marqué "ándale, baja, vine por ti para ir a mi casa" su cara no mostró sorpresa alguna y contestó "me cambio rapidísimo y bajo". Mientras lo esperaba, di una vuelta más por la calle, y cuando iba a regresarme a su casa, se atravesó un poste en mi camino y se estrelló contra la fascia del auto, pero eso no fue lo peor. Le dije a Silvia que se bajara a checar el daño, muy obediente, lo hizo, se tardó dos segundos y regresó "nada, no hay de qué preocuparse". Volví a respirar y a dos de pisar el acelerador escuché: "híjole, sí le diste", era nada más y nada menos la señora a la que mi mamá le compraba las verdurassssssssssssssssssssssss.

Obviamente ya no volví a manejar, pasé por mi amigo y él se encargó de regresarme a salvo. Entré corriendo a la casa y, muy a mi pesar, le llamé a Luis Armando, mi ex novio, "plis, ayúdame, acabo de chocar la camioneta de mi mamá". Su papá era dueño de varios talleres mecánicos, lo cual me generaba cierta tranquilidad. Pasó por mí y me llevó a uno de los talleres para que me hicieran un presupuesto. "Hola Pedro, ella es mi novia, le acaba de pegar a la camioneta, échame la mano y danos buen precio ¿no?" eso de "mi novia" no me había parecido nada, pero no estaba en posición de reclamar. El tipo salió, vio el golpe y me dijo "por poco y te llevas la calavera, serán 800 pesos" ¿que quéeee? lo único que tenía en mi cuenta Mic de Banamex.

Ese mismo día ,en la noche, mis tíos pasarían por mis hermanos y por mí para llevarnos a dormir a su casa, lo cual complicaba demasiado la operación, pues no podían llegar y ver el espacio de la camioneta vació en la cochera. Le di el dinero a Silvia y Luis fue por ella el sábado muy temprano. Confié en la capacidad del mecánico que arreglaría el pequeño desperfecto e intenté relajarme. Obviamente, mi estrés era demasiado y mi primo se dio cuenta, le confesé mi pecado y lo hice mi cómplice. Ya tenía dos.

El domingo, antes de entrar a mi casa, le pedí a mi primo que verificara que la camioneta estuviera en su lugar y, sobre todo, sin golpe. Por suerte, por Luis, por el mecánico, por mis súper ahorros, por Silvia, por mi primo, porque mis hermanos eran pequeños e inocentes, y porque Dios es muy grande, todo estaba en orden y nadie más supo lo sucedido.

Mis papás regresaron el lunes, y jamás se percataron del golpe. La verdad, el mecánico logró igualar perfectamente bien el tono VERDE de la camioneta.

Juré que me llevaría el secreto a la tumba. Hasta hoy, sólo mis dos cómplices, Luis, Oswaldo y el mecánico sabían de mi pequeña travesura, pero a estas horas, creo que mi madre ya está planeando mi castigo retroactivo.

martes, 11 de mayo de 2010

El pobre diablo


Para aquellos que me conocen, no es novedad que soy un ñoñazo, que soy el que siempre se preocupa por seguir las reglas al pie de la letra, el que no se atreve a ver el gris en las normas de comportamiento.

La verdad es que es una de las características que me definen, que me hacen ser yo mero.

Así, no es difícil imaginar que nunca fui de aquellos que le manejaran lo que viene siendo el "home alone", más bien, recuerdo las pocas veces que mis progenitores se ausentaron por haber sufrido accidentes.
Una de las que recuerdo claramente fue con una bici, que había heredado de la hija de mis padrinos, grandes personas y buenos amigos de mis papás.

Todo sucedió demasiado rápido, recuerdo que jugábamos a echarnos a toda velocidad por una de las bajadas del condominio donde vivía, había llegado a la meta cuando la salpicadera de la roja y vieja bicicleta frenó de golpe la rueda delantera de mi vehículo.

Toditos mis 40 kilos fueron proyectados de forma abrupta, por primera vez experimenté el sentimiento de volar.

Fue hermoso viajar por el aire a unos 20 km/hr, mi vida adquirió una nueva perspectiva... hasta que la gravedad hizo de las suyas.

Al final de la parábola perfecta que había dibujado con mi cuerpo, esperaba un ladrillo que rompió parcialmente uno de mis dientes... y mis papás no estaban.

La vecina que era dentista se dio a la tarea de extraer la otra mitad de diente, que pendía a punto de caerse.

Ya con mis padres de regreso, el ratón de los dientes me dejó, en lugar de un billete de 20 pesos, dos monedas de 10, una por cada pedazo de diente.

lunes, 10 de mayo de 2010

Hogar DULCE hogar


Tengo que admitir que tuve mis épocas de rebeldía, los cuales constaban principalmente en salidas al antro y reuniones caseras, pero de aquellos ayeres y travesuras hablaré en otra ocasión.
Hoy me entró la nostalgia y me vino a la mente uno de los primeros recuerdos de la que fuera mi casa durante casi 25 años.
Llevábamos un par de meses habitando nuestro nuevo hogar, el cual estaba todavía en construcción (me emocionaba ver los avances, los nuevos muebles y los cambios día con día). Tenía cerca de 6 años y para mí era como un paraíso: pisos y pisos de diversión, un enorme jardín, un parque enfrente, cerrada para andar en bici por las tardes, nuevos vecinos, horas de jacuzzi con mis juguetes, espacios para construir una ciudad para mis adoradas Barbies, cuarto para MÍ solita, mi propio perro, invitar a tooodos mis amigos…en fin, podría pasar horas contándoles cientos de detalles y memorias.
Me acuerdo que mis papás estaban casados y se fueron como 20 días a Europa y la nominada para cuidar a los 4 fantásticos Ávila fue la querida Tía Mary, hermana de mi mamá.
Buenoooo….fueron 20 días de sano entretenimiento. Cantábamos todo el día, contábamos chistes y ella actuaba que tenía nuestra edad, nos acostábamos tarde viendo pelis, nos enseñaba canciones, bailábamos, se ponía a cantar con mi hermana y descubrió sus dotes de artista, se ponía sus mejores trapos y grabábamos diferentes escenas por toda la casa, incluso, la entrevistamos varias veces. Era lo máximo para nosotros, sobre todo para las 3 mujercitas del hogar; era una amiga más.
Pero eso sí, la verdad es que nos portábamos bien, solo queríamos estar en la casa para jugar o compartir un rato ameno con la tía, en otras palabras, nos encantaba el desmadre, jeje.
Fue justo llegando de ese viaje cuando mi papá decidió irse de la casa y separarse de mi mamá. Talvez, esos días con la tía nos ayudaron a recargar pilas para salir adelante de ese trago amargo, el cual fue totalmente inesperado para la más pequeña de la casa, su servidora.

Esa casa ya tiene comprador desde la semana pasada.
Creo que nunca me había costado tanto trabajo aceptar y desprenderme de algo, además porque siempre ha sido “NUESTRA casa”, nunca imaginé tener que deshabitarla, parecía tan lejano.
Una cosa es casarte y visitar a tu mamá (porque aparte se convierte en tu bodega) y otra, muy diferente, es decirle adiós al hogar de tu vida y entregárselo a otra familia. De hecho conocí a los futuros “nuevos dueños”, entre ellos a dos chavitos como de 6 y 9 años, divinos, quienes estaban los más emocionados. Quería compartirles tantas historias, decirles que por nada del mundo cambiaría una sola de estas, que fui muy feliz, que me divertí millones y que, además, les dejábamos la mejor de las vibras y más...
Confío en que ahora con la mudanza recupere los videos que grabamos en La Herradura, entre ellos el de la Tía Mary.
Sólo deseo, de corazón, que esta familia disfrute la casa tanto como nosotros y, si la habitan 25 años (ojalá), que sientan el mismo cariño por ella, ¡con eso me conformo!
Ahora, hay que ser fuertes y darle vuelta a la página para construir nuestra NUEVA casa….

sábado, 8 de mayo de 2010

LOS CIGARROS DE PLATA SON PARA...



Por ahí dicen que es muy difícil dejar un vicio, pero creo que cuando la situación lo amerita, vale la pena.


Un ejemplo ha sido mi papá, quien muy a su pesar me ha sorprendido por abandonar su vicio de tajo.


Y no es para menos. Hace un año le diagnosticaron enfisema pulmonar causado por las dos cajetillas diarias que ha fumado desde hace 25 años, haciéndose acreedor al premio CÁLLATA a los Cigarros de Plata, jaja.


Según él, le iba a bajar, cosa que no hizo y las consecuencias de ese acto hicieron su aparición la semana pasada cuando le dio un paro respiratorio y un pre infarto.


Ahora sí, no hay de otra o deja de fumar o se lo lleva la ch...


Gracias a Dios, entró en razón y ahora no fuma nada; los que la pagamos somos nosotros porque anda con un genio de los mil demonios, pero aún así agradecemos por tenerlo cerca.


Yo empecé a fumar hace como un año y la verdad es que ahora lo hago como chacuaco; el fin de semana, tras estos problemas traté de no hacerlo, pero las ansias me ganaron.


Ahora procuro hacerlo poco, pero no ayudan nada las idas a comer con los callalités y además, con eso de que casi no me gusta nada el traguito, no lo he podido lograr al 100.


Sin embargo, le he bajado un poco y espero en el transcurso del año poder dejarlo totalmente.

viernes, 7 de mayo de 2010

Humeando la vida


Mi historia de humo comenzó en mi viaje de backpacker, en el que las horas de soledad, a la orilla de las vías del tren, transcurrían lentas.

Observaba a la gente alrededor y veía a muchos viajeros solos, expecantes, que encendían un cigarrillo y se veían interesantes, pensativos y seguros.

Así, a los 25 años –tarde dirían algunos- compré mi primera cajetilla en una máquina despachadora, como a 7 euros; he de confesar que jamás imaginé que hoy fumaría esa cantidad diariamente.

Hoy en día, comparto la idea de que te puede faltar cualquier cosa, menos tus cigarros.

Si eres flojo, no dudas en levantarte de la cama y bajas a la tienda más cercana, incluso, si eso requiere sacar el coche y avanzar un par de cuadras, y, recalco, sólo por ese motivo.

Por ellos, eres capaz de hablarle a la persona que peor te cae para pedirle, con tu mejor sonrisa falsa, uno de los suyos.

También, fumar las marcas que odias, colores, tamaños y sabores, casi casi pasto.

Puedes compartirlo con más de dos personas si es el último, aunque tenga un toque de quemado espantoso.

Si no traes encendedor, situación aún más desesperante que las anteriores -ya que tienes la tentación a la mano y te dan ganas de tallar dos piedras hasta crear una mínima chispa-, prendes uno tras otro para no perder el fuego.

Estás que no puedes ni dar un respiro después de hacer un poco de ejercicio, y, para reponerte, enciendes otro para estabilizar tu ritmo cardiaco.

Tienes tu reserva secreta por si entras en desesperación y no quieres compartir alguno.

Te quieres morir cuando te piden uno de tus tres restantes; pero tú, “con toda la pena”, le robas el penúltimo y el último a cualquiera; y, lamentablemente, yo sí creo en el dicho de: “si no hay cigarros, se acabó la fiesta”.

No hay nada mejor que un tabaco después de una buena película que te deja meditando; tras un viaje en avión de varias horas; con un café, una cerveza; cuando quieres hablar de algo difícil, pensar, concentrarte, desconcentrarte; cuando estás nervisoso, cuando tienes miedo, alegría... y todo lo que, también, podrías hacer sin él, pero que no es igual.

Este vicio me ha acompañado en los mejores años, intenté –sólo una vez y por una promesa sin sentido- dejar de fumar, y tres días me duró el gusto.

Acepto que, como las relaciones humanas, ha evolucionado; se ha vuelto un aliado, un confidente, un escape y cómplice de tantas charlas, estados de ánimo y confesiones.

Es probable que un día, no muy lejano, me despida de él, pero, por el momento, lo disfruto inmensamente…

Así que no, no se acabaron los cigarros en este momento de mi vida.

jueves, 6 de mayo de 2010

El cigarrillo de Mrs. Robinson


Lo dicho: odio el cigarro.

Sin embargo, debo admitir que hace algunos años, cuando vi The Graduate (tachada como la sexta mejor película de la historia), se me quedaron almacenadas en la cabeza las imágenes y poses mamucas de doña (me pongo de pie) Anne Bancroft, sosteniendo un cigarrillo y haciéndole insinuaciones jariosas al entonces chavito Dustin Hoffman.

Es simple: no a todas las mujeres se les da eso de agarrar el cigarro y seducir con la mismísima fumada. Incluso hay un arte implícito en el modo de echar el humo, de subir la cabeza y de expresar eso que se denomina "cachondez". Al respecto, Bancroft, mejor conocida por Mrs. Robinson, era una maestra.

The Graduate es de 1967 y el entonces personaje de Bancroft la sugería como una sexy cuarentona casi cincuentona, aun cuando en la realidad apenas contaba con 36 años. Al respecto, se ha mencionado en varios medios que sin el cigarro atrapado en los labios de Mrs. Robinson, el filme habría tenido considerablemente menos éxito. La moral era inversamente proporcional a la nicotina.

Ya anciana, Bancroft participó en Great Expectations en 1997 como Mrs. Dinsmoor, una vieja loca que hacía de Paradiso Perdutto su lugar de vida y su lecho de muerte. También ahí usó el cigarrillo y el mundo pudo comprobar que el toque no se había perdido.

Se pueden terminar los cigarros, incluso los latidos, pero la elegancia y el porte permanecen.

Alabada sea Mrs. Robinson.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Se acabaron.... y sobrevivo


Quienes no tienen el vicio del cigarro difícilmente comprenden la desesperación que causa el estar en una fiesta, reunión, comida, convivio, oficina, restaurante, bar, antro o cualquier lugar donde no puedas fumar, o peor aún, que se terminen los cigarros en un momento especial o a la mitad de una excelente charla.

Cuando estudiaba la universidad, solía hacer una hora de mi casa a la uni, tiempo suficiente para disfrutar de un par de cigarros; no es necesario decirles que, cuando se me acababan, muchas veces estuve tentada a bajarme en pleno periférico y pedirle a algún conductor que se apiadara de mí y me obsequiara un tabaco, o ya de perdis, una fumada, pero nunca me atreví. Lo que sí hice, en complicidad con Mafer, fue pedir encendedores prestados a cualquier vecino "de tráfico".

En la oficina también hemos aplicado el, "chin, se me acabaron los cigarros, ¿traes?", claro que eso implica terminar con la cajetilla de tu amiga, lo cual se traduce en, mínimo, 23 pesos menos en su bolsillo, y en tiempos de crisis, no es nada agradable.

Pero esas anécdotas terminaron hace poco más de un mes, quizá dos, cuando pesqué del ambiente un extraño bicho que se metió en mis vías respiratorias. Falté al trabajo un par de días, dejé de dormir durante dos o tres semanas, Luis podrá precisar la información, y lidié con una tos de perro todo un mes. A partir de ahí, dije "se acabaron los cigarros", eso aunado a que mi amado novio no fuma, y para él era demasiado molesto besar mis labios "perfumados" o llegar a nuestro depa y aspirar el delicioso olor a tabaco podrido que se desprendía del bote de basura, en el cual, un par de horas antes, tiraba mis colillas (por cierto, ¿por qué después de una hora de estar en la basura huelen así?)

Sinceramente, no me ha costado mucho trabajo, quizá porque al principio pensé que volvería al vicio en cuanto mi garganta se recuperara, pero no. Hoy puedo decir que prácticamente la tos ya desapareció, y los cigarros también. Creo que con el humo de los cigarros que Ojo Espía, Nano y la Thi se fuman, es más que suficiente para mis pulmones.

Las pláticas en la terraza, las salidas, las reuniones y las charlas amenas siguen intáctas, lo cual me llevó a descubrir que el cigarro y yo nunca fuimos uno mismo, ni ocupó un lugar tan importante en mi vida.

Eso sí, mi gusto por el tabaco continua, así que Inphi y yo decidimos adquirir un narguile y aromatizar con tabaco de sabores nuestras noches de conversaciones en el sillón café.


martes, 4 de mayo de 2010

Chido tu piso… brother


Recién habíamos llegado mi inseparable amigo y fiel compañero El Wuero y John (léase yo…jn) a nuestro nuevo hogar.

Como en cualquier periodo de adaptación había que poner límites y como su servidor es obsesivo de los números, había hecho cuentas hasta del número de cigarros que su cartera podía sustentar, así que las primeras tres veces que mi roomie aplicó la de “regálame un cigarro brother” accedí y después le menté la madre y le sugerí amablemente que comprara su propio vicio.

En realidad, todo iba de maravilla a excepción de las alfombras verdes que había en las recámaras, feas como una patada en los… ojos.

Eso no nos desanimaba, ya que habíamos acordado con el dueño que podíamos hacer reparaciones al departamento y, con su consentimiento, después descontarlas de la renta.

Así que mi brother cotizó, se puso las pilas en la negociación con Don Víctor y a cambiar esas alfombras por un bonito piso laminado.

Nos pusimos de acuerdo, me pidió que recibiera a los instaladores porque el tenía que estar en la graduación de Perri (por posts anteriores se pueden dar cuenta que su educación fue como una licenciatura en la Universidad Icel).

Así, llegaron los instaladores y poco tiempo después llegó el Dr. El Perra, yo me encontraba en una situación de escasos cigarros así que decidí salir a comprar.
-Wuero, voy por cigarros, ¿quieres algo?
-Nel
-¿Quieres cigarros?
-Bueno, cómprame unos de 14
-No seas wy, por 3 varos más te llevas la de 20, te conviene
-Bueno
-¿De cuales?
-Marlboro azules… no, mejor mentolados… no, mejor Camel
-Orele

Regreso con dos cajetillas de a 20 de Camel y el Wuero me sale con que me había pedido mentolados… ¡Chin…! ¡Chu…los…vos! Ni modo, que se queden de reserva, total no tienen caducidad.

Y en eso sale uno de los instaladores del piso.
-Abusando de su amabilidatttt joven, ¿le puedo robar un cigarrito?
-Sí claro

En ese momento el Wuero se sintió aliviado, si ya le había permitido el hurto a un instalador de pisos que no conocía, él que tiene años de amistad conmigo, podía dar rienda suelta a su adicción.

Mientras tanto el primer instalador le ofrecía al segundo instalador uno de mis cigarros, el Wuero también apañaba y John que no puedo estar viendo fumar a otros sin encender uno, pues seguí con ellos.

El chingado instalador número uno abuso de mi confianza en una docena de ocasiones y no sólo se acabó la cajetilla, sino que también voló la de reserva.

Ya sin dinero, los trabajadores tuvieron que entender que la docena de fumers que se prendió cada uno fue su propela.

En mi pueblo se podría describir esta historia a través de la frase “fui ñereado”.

Pero eso sí, que bonito quedo el piso.

lunes, 3 de mayo de 2010

Viaje de Bigote…..


Por: CT o en este blog mejor conocido como Chris Michael (así me bautizó la banda )

Fecha: Domingo 11:37 de la mañana de un fin de semana cualquiera hace unos 5 años
Lugar: una playa virgen (que de virgen sólo tiene el nombre…)
Ingredientes: una camioneta Durango, tres tanques de gasolina, cada quien su backpack, una hielera bastante amplia, 12 six de chelas, un flip top de Marlboro, un par de casas de campaña, sleeping bag y un presupuesto de $200 diarios pax, muchas anécdotas que vivir….y muy buena música….
Concepto: Viaje de bigote, si, así es, puro machín en el cual 6 camaradas, cada uno con su propia historia, algunos dolidos, otros en transición o en plena renovación y unos más que sólo buscaban un buen pretexto para estar con sus amigos, desconectarse de todo y cargar la pila por iniciativa propia, si claro! Salían de la estridente, conflictiva, transitada pero divertida Ciudad para buscar la paz y tranquilidad que te ofrece un lugar así; una playa en el Pacífico donde no hay comercio (sólo del negro) lleno de enramadas, donde te cocinan personas muy amables, quienes cuentan con un baño que difícilmente alguien utiliza. Pero finalmente a eso vienes a estar en un lugar semi desértico, a convivir con la naturaleza en su máximo esplendor y disfrutar de unas secciones de playa y mar aún no tocadas por la mano del hombre ni por la industria hotelera.

A este destino llegas cruzando una laguna después de un viaje de 5 horas en carretera donde, por cierto, nos tocó un paro laboral de campesinos…..imagínense un mitin de 500 brothers con machetes exigiendo trámites rápidos por una onda de una bacteria que les echó a perder una cosecha importante y lo único que pedían era que se fumigaran dichas cosechas con un pesticida natural que no les hiciera daño ni causara ningún tipo de alergia o reacción alterna- sí, sé que se preguntan ¿por qué estaba tan enterado? Me di cuenta que este paro podría echar a perder la logística del viaje (el cual fue organizado por un servidor), ya que percibí cierta molestia en el equipo por lo sucedido y sentí que caerían en la desesperación y abortarían la misión. De ahí que se me ocurriera mi grandioso plan: caminé cerca de kilómetro y medio lleno de coches hasta llegar al centro del conflicto para conocer al líder sindical con el que tuve oportunidad de platicar, cabe mencionar que, literalmente, tenían machetes y se veían poco amigables, pero ya saben que cuando vas con la banda tienes que sacar al Pancho Pantera que llevas dentro y pues a lo buey me lancé al matadero, claro muy seguro de mi mismo.

Llegué a exponerles mi situación, a la cual accedieron sin más ni más por lo convincente que soné; que me iba de peda con mis cuates y que no jodan nuestros planes con su numerito mal vibroso, ya que nos iba a retrasar la llegada al “paraíso” y, claro, el punto más importante era que se nos estaban calentando las chelas, todo sin dejar de tomar en cuenta que llevábamos más de 4 horas de camino…. Obvio esa era mi molestia!!! Pero en realidad, lo que le dije es que yo era un alto funcionario de la Sagarpa, que conocía a personas influyentes, entre ellos al duque de Tepoz y que mi primo, quien venía en la camioneta, se estaba desmayando debido a una extraña enfermedad (peda en exceso) y que sólo se le quitaba con un antídoto que se encontraba en el siguiente pueblo (una Tecate helada), así que regresé a la camioneta y vestido de héroe les dije “ahora si pu…..ñales no que no, ya nos dejaron pasar” A lo que me respondieron al unísono con un “a hueeee”. No me creían, así que tuve que tomar los controles de la camioneta (no la fueran a regar) y a mi primo le metí un chingadazo para medio apendejarlo y que se viera convincente su malestar, jejeje. Rebasamos todos los coches (y yo, me cae que no me la creía), cruzamos el área de conflicto y continuamos con nuestra aventura.
Sí, sí y todo esto ¿qué tiene que ver con el tema? Que precisamente en el trayecto, por estos contratiempos, mis compadres fumaron como chimenea y al llegar, cuando tuvimos que bajarnos al bote que nos llevaría a nuestro destino final, a estos hijos de Neanderthal se les olvidó bajarse el resto del cargamento de tabaco que traían. Cosa que a mí me importaba un carajo ya que yo no fumo ni he fumado (tabaco, jejeje), y sólo tenían del otro lado de la laguna una cajetilla cerrada y una a medio morir. Al principio, la risa nerviosa de un integrante, quien por cierto es de los que más humo genera diciendo “qué? aquí conseguimos o qué, pus qué o qué no?????” Como si la bestia, hijo de papi, fuera a encontrar un Oxxo en una playa virgen jejeje. A lo que le cuestioné: “seguro también vas a encontrar una sucursal de Nautica para que te compres otro trajecito de baño que te combine con la guayaberita azul que traes, pues ¿a donde crees que fuiste mamila?”

En fin, comenzó la organización del tema de las tiendas de campañas y un six, nos empezamos a relajar y otro six, cotorreamos un rato y un six más y ya estábamos filosofando e inclusive, creo que hasta otra constelación hallamos, obvio le pusimos nombre; sí, y otro six más. Entre risas, chelas, música de Bob Marley, una noche estrellada y uno en plenas netas con la banda se fueron agotando los 36 cigarros que quedaban…hasta que sucedió lo que tenía que suceder, por más que los fueron compartiendo a lo profesional, ya que sólo 4 de 6 fumaban, como si estuvieran en concurso, aunque en realidad los estaban cuidando como si fueran oro….
Y se acabaron, lo bueno es que en la peda de policía de crucero de Iztapalapa que traíamos ya se les había olvidado, pero ahí no estuvo tan grave la situación, sólo uno se tuvo que ir a dormir quesque porque no puede estar en el convivio si no fuma… cada quien su grado de adicción….
Crítico se puso la mañana siguiente, en la resaca de un día como el anterior, en el que sientes que te persiguen y amaneces tembloroso pero que vagamente recuerdas las etapas y regresas a las risas, pues ahora se volvieron carcajadas al ver a un par de dependientes del tabaco ¡buscando las colillas que habían dejado anoche! para darles una repasada y así complementar el desayuno Punk con unas caguamas heladas en un lugar para recordar….
Al ver esta escena tengo que reconocer que es de las veces que más me he reído a costa del sufrimiento de alguien más…..¡pero no me sentí mal por estos bueyes!

Por ahora creo que me acabé la tinta de la compu, así que nos vemos en la próx.
Saludos a la banda.

Pd: disculpen a muñoncita, quien se encuentra muy cansada ya que mi sweter se está mudando y me puso a hacer su jale…
Pd2: creo que me merezco que se me tome en cuenta para aportar temas….
Pd3: Sí le pasé el caso a un cuate de la Sagarpa, no sé si les pudieron ayudar a esos compas del mitin…..

domingo, 2 de mayo de 2010

Mi Niña Mujer


Tenía sólo 14 años cuando enfrenté una realidad...ser madrina de un niño que en la actualidad tiene esa misma edad. Zara era o es el nombre de una chava que encontró su felicidad siendo madre a los 15 años.

En una cálida tarde de verano en Los Mochis y, mientras ella escuchaba canciones de José José en su casa semiderruida, decidió decirme que tenía 4 meses de embarazo.

Sin mamá ni papá y hermanos mayores que se ocuparan de esta menor, se alimentaba de todo lo sano que para ella significaba una dieta con base a sus posilidades: calabacitas, habas, frijoles, huevo, tortilla y leche.

Era una compañera de prepa, muy inteligente. Sin duda, con un poquito de oportunidad hubiera sido una gran galena cómo ella comentaba que era su sueño.

En la ceremonia de bautismo, al ver cómo mojaban con agua bendita a mi ahijado, Edson, me sentí tan distante, sabía que era algo que no haría en por lo menos más de una década.

El chavo con el que tuvo a ese bebé era o es un buen tipo, quien estaba estudiando su primer año de medicina y, al saber que Zara estaba esperando un hijo suyo, paró sus estudios y empezó a trabajar en lo que sea.

En lo que sea se convirtió en un carrito de hot dog mientras vivían en una casa prestada por uno de sus familiares. La familia creció pero no las posibilidades. Esto lo vi cuando regresé a casa cinco años después en unas vacaciones, mientras estudiaba la universidad.

No hay trámite en esta historia sino tratar de ejemplificar por qué para las mujeres de allá en mi tierra es tan común tener familia antes de los veinte.

Es una costumbre de crianza que hace pensar a las niñas, por diferentes circunstancias de vida, que la felicidad de una mujer nace de tener a su propia familia.

Y no es que piense lo opuesto, sólo que desde muy chica, supe que en mi adolescencia nunca me enfrentaría a eso... desde ese bautizo sólo decidí hacer otras cosas, entre ellas tener un hijo cerca de los cuarenta más que de los veinte.