domingo, 2 de mayo de 2010
Mi Niña Mujer
Tenía sólo 14 años cuando enfrenté una realidad...ser madrina de un niño que en la actualidad tiene esa misma edad. Zara era o es el nombre de una chava que encontró su felicidad siendo madre a los 15 años.
En una cálida tarde de verano en Los Mochis y, mientras ella escuchaba canciones de José José en su casa semiderruida, decidió decirme que tenía 4 meses de embarazo.
Sin mamá ni papá y hermanos mayores que se ocuparan de esta menor, se alimentaba de todo lo sano que para ella significaba una dieta con base a sus posilidades: calabacitas, habas, frijoles, huevo, tortilla y leche.
Era una compañera de prepa, muy inteligente. Sin duda, con un poquito de oportunidad hubiera sido una gran galena cómo ella comentaba que era su sueño.
En la ceremonia de bautismo, al ver cómo mojaban con agua bendita a mi ahijado, Edson, me sentí tan distante, sabía que era algo que no haría en por lo menos más de una década.
El chavo con el que tuvo a ese bebé era o es un buen tipo, quien estaba estudiando su primer año de medicina y, al saber que Zara estaba esperando un hijo suyo, paró sus estudios y empezó a trabajar en lo que sea.
En lo que sea se convirtió en un carrito de hot dog mientras vivían en una casa prestada por uno de sus familiares. La familia creció pero no las posibilidades. Esto lo vi cuando regresé a casa cinco años después en unas vacaciones, mientras estudiaba la universidad.
No hay trámite en esta historia sino tratar de ejemplificar por qué para las mujeres de allá en mi tierra es tan común tener familia antes de los veinte.
Es una costumbre de crianza que hace pensar a las niñas, por diferentes circunstancias de vida, que la felicidad de una mujer nace de tener a su propia familia.
Y no es que piense lo opuesto, sólo que desde muy chica, supe que en mi adolescencia nunca me enfrentaría a eso... desde ese bautizo sólo decidí hacer otras cosas, entre ellas tener un hijo cerca de los cuarenta más que de los veinte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
ah chirrión si todavía no es domingo, a poco ya se me subieron las copas jajajaja
ResponderEliminar¡Que bueno que se te subieron las copas y publicaste un poquito antes! yo ya me estaba poniendo triste por no leerlos.
ResponderEliminar¡Gran responsabilidad ser madrina a los 15! ¿Qué es de tu ahijado?
Yo solamente tengo un ahijado y las circunstancias me han alejado de él, eso no se siente nada bien. Mejor le paro porque hoy me asaltó la melancolía y si le sigo termino chillando. ¿Tienes una copa de tequila para mi Thi? Por favor cuando veas a tu ahijado dale un abrazo doble... el segundo es el que me gustaría darle al mío.
Nunca he sabido lo que es tener una madrina. La de bautizo es una tía que rara vez veo, la de confirmación es alguien a quien elegí por no tener otra opción, y por supuesto que no volveré a ver jamás; ¿la de primera comunión? no tuve.. la hice en un retiro... pero supongo que debe ser padre cuando esta persona realmente cumple con su "deber".
ResponderEliminarDe repente la vida te pone -como en película- en una escena en la que no te da tiempo de pensar cómo llegaste ahí, seguramente es por el apoyo que sabes darle a la gente cuando lo necesita. =)
ResponderEliminarOigan, ¿y Toño? jajajjaja
ResponderEliminarCómo llegué aquí? nadie lo sabe. Frase muy común.
ResponderEliminarUna pregnta al resto de los callalités. Los sigo con ahinco siempre pero van dos sábados sin post. Por?
Mi querida Adri, pues no sé qué será de mi sobrino, como dice Princess Jane, yo tampoco he tenido de cerca a mis madrinas y no es la excepción con mi deber, no lo he hecho, les pedí la pista cuando tenía cinco años, pero bueno lo poco que lo vi pues me trataba de darle sus regalos de cumple y de navidad por adelantado. Y no era tequila el de ayer era vodkita, pero seguro que te invito uno!!!!!
ResponderEliminarY mi estimado Toñito... por qué ya no postea????
ResponderEliminar