viernes, 28 de mayo de 2010
"Mamáaaaaaaaaaaa..."
Desde niña, tuve en mi casa diversas mascotas: tortugas, conejos, gatos, perros, hamsters, pájaros, peces, hasta una tarántula de mi hermano que nos duró menos de dos días por diversas razones: una, que a pesar de tapar el recipiente donde la encerró en la baño, y calcular que no podría salir, el tremendo animal se aplastó a sí mismo para poder escapar por debajo de la puerta por un orificio de 4 centímetros; y, la segunda, porque inmediatamente después me “fui de la casa” -a una cuadra- a “vivir” con mis abuelos.
Después, tuvimos a un “Cocker Spaniel”, llamado Thor, quien nos acompañó, a través de su ventana, por mucho tiempo.
Así, en la adolescencia tardía, después de varios años sin mascotas, me entró el capricho de querer nuevamente un perro. Por lo que inicié una campaña de mensajes, recaditos y perros de peluche con letreros de “adóptame”, que mi madre ignoró y fingió que no eran graciosos o, al menos, ingeniosos, una y otra vez, hasta que pensó que podría sacarme esa idea de la cabeza.
Un buen día, sin planearlo, la ex novia de mi hermano llegó con la monada -de lo que le dijeron que era- un “San Bernardo” en una canastita. Era el animalito más hermoso que he visto en mi vida. No podía creer que esa bolita de pelos se tropezara con la torpeza de un recién nacido.
Después de varias pláticas en secreto, confabulando cómo le haríamos para adoptar al nuevo integrante, estábamos completamente seguros de que sería rechazado por la jefa del hogar. Y, en efecto, llegó el momento de las palabras esperadas: “Ni de chiste, ni lo piensen, siempre dicen lo mismo y la que se va a encargar de ella soy yo”.
Seguido de mil promesas al aire: “No mamá, te lo juramos, nosotros la cuidamos, educamos, sacamos a pasear, limpiamos sus gracias, pagamos su comida y toooodo lo que nos pidas”.
“Ese animal se va, no hay marcha atrás”.
Nuestras caras y risas nerviosas no cambiaban el destino fatídico que nos esperaba.
Tras varias idas a la cocina y miradas de reojo, se le salían ciertos comentarios que fueron creciendo poco a poco. “Está simpática, qué bonita, ¿ya le dieron agua?”. “Ahora qué vamos a hacer”, “qué ideas éstas de dar un regalo que sólo pone en aprietos y le complica la vida a la gente, no es un chiste, es un ser vivo” –anoten que mientras hablaba ya la acariciaba y, por supuesto, acabó en sus brazos; además, como si comprendiera su situación de peligro, el cachorro dejaba de llorar con aquellas primeras muestras de cariño-.
“Bieeeeennn hecho, Lolaaaaaa”, dijimos los hermanos tetos.
“Ni le pongan nombre, no empiecen; hoy se va a dormir en mi baño –ojo cuadrado de ambos- y mañana se va”. Gran error. Lola lleva cerca de cinco años en mi familia, y es el gran amor de mi madre.
…
Hace un par de años, bajé a la cocina por algo de cenar, abro la puerta y me encuentro con una inundación marca diablo. Mi primera reacción, la cual aún nos causa mucha gracia, fue gritar: “Mamáaaaaaaaaaaaaaaaa, Lola inundó la cocina”, como quien acusa a un hermano menor.
“¿Quéeeee?, ¿¿¿¿Cómoooooo?????” y bajaba matándose a toda velocidad la escalera.
Después de descubrir la causa de la fuga, aún seguíamos pensando que había sido ella; a ninguna de las dos nos saltaba lo absurdo de aquella hipótesis: encontramos la boquilla de un garrafón mal cerrada.
Yo sólo sé.. que ya estaba así cuando yo bajé.
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Esa frase de "mamá, te prometo que nosotros lo cuidamos, lo sacamos a pasear.. bla bla bla..." la conozco más que de memoria. Y sí, en efecto, las madres terminan haciendose cargo del pequeño cachorrito que termina siendo un gran problema.
ResponderEliminarJusto hoy recordamos esa frase cuando Luis me llegó con "chucho", un "pomeranian" de peluche, el cual, además de animarme, avivó mi deseo de tener uno real y dije: "les prometo que lo voy a cuidar".
Nadie se hace cargo nunca, lo viví yo misma.
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJA ¿realmente creiste que era Lola? jajajaja ¡me encanta la idea! está bien que era un San Bernardo pero ¿inundar la cocina?
ResponderEliminarPor otra parte yo no cedí al "lo vamos a cuidar" pero una hermana un buen día llegó con un perico y sin más se lo regaló a mi niña. El méndigo perico se escapó de la jaula, tuve que comprar otro para que mi niña no llorara, tarea nada fácil pues era blanco. Lo conseguí, la vendedora me dijo que eran animalitos de pareja y que sin pareja morían, así tuvimos dos pericos de los cuales uno resultó ser el "perico asesino" pues mataba a todas sus parejas. Y cada vez que sucedía yo solamente decía "ya estaba así cuando yo llegué". ¿Qué fue del perico asesino? le conseguimos hospedaje con otro perico asesino... no se cuál sobrevivió.
Jajaja ahora entiendo tus risas culpables durante la función de "Marmaduke".... Pd. Quiero conocer a Lola, igual y ella también habla seis idiomas
ResponderEliminarA estas alturas no sé si tu madre pueda vivir sin Lola, la procura más que a ustedes jajajjajajjaja!!
ResponderEliminarOlvidaste comentar que conforme Lola fue creciendo la raza San Bernardo fue desapareciendo cada vez màs, ahora la vez y lo ùltimo que piensas es que es un San Bernardo, jajaja.
ResponderEliminarLola, hoy en dìa es una hermana màs, pero la favorita y la siempre fiel compañera de mi madre.
Por que no escribes algo de lo que paso la semana pasada, jajajajajajajajajajajajaja
Con la poca experiencia perruna que tengo sólo puedo decir que Lola sería incapaz de algo así, es una perrita súper bien portada
ResponderEliminarLos perritos siempre empiezan con un "no" rotundo de parte de los padres. Ya lo demás, es muy cagado. Los aman más que al marido.
ResponderEliminarSan Bernardo????????? si ahaaaaaaaaaa, ja ja, también tuvieron un gato blanco que un día nos encontramos regresando de la peda, pero de él no recuerdo que pasó, creo que el problema fue que se le dió mas amor de un habitante de la casa pover que el que el gato necesitaba, ja ja ja, lo de la tarantula priceless, el cartón con el que Pablo la tapó, apresuradamente antes de irnos a un antro, lo hubiera movido un grillo o diez hormigas muy bien organizadas, pero jamas olvidaré que cuando lleguamos Dan tenía miedo de meter la mano hasta en su ropa para hacer su maleta, ja ja ja Sergio
ResponderEliminarLolaaaaa si la quiero, y mira que solo la he visto un par de veces, pero si recuerdo su carita de cachorrita jijiji, y siempre has de hacer lo mismo, sino es "Lola" es la "Bola" jajaja besos
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