martes, 11 de mayo de 2010

El pobre diablo


Para aquellos que me conocen, no es novedad que soy un ñoñazo, que soy el que siempre se preocupa por seguir las reglas al pie de la letra, el que no se atreve a ver el gris en las normas de comportamiento.

La verdad es que es una de las características que me definen, que me hacen ser yo mero.

Así, no es difícil imaginar que nunca fui de aquellos que le manejaran lo que viene siendo el "home alone", más bien, recuerdo las pocas veces que mis progenitores se ausentaron por haber sufrido accidentes.
Una de las que recuerdo claramente fue con una bici, que había heredado de la hija de mis padrinos, grandes personas y buenos amigos de mis papás.

Todo sucedió demasiado rápido, recuerdo que jugábamos a echarnos a toda velocidad por una de las bajadas del condominio donde vivía, había llegado a la meta cuando la salpicadera de la roja y vieja bicicleta frenó de golpe la rueda delantera de mi vehículo.

Toditos mis 40 kilos fueron proyectados de forma abrupta, por primera vez experimenté el sentimiento de volar.

Fue hermoso viajar por el aire a unos 20 km/hr, mi vida adquirió una nueva perspectiva... hasta que la gravedad hizo de las suyas.

Al final de la parábola perfecta que había dibujado con mi cuerpo, esperaba un ladrillo que rompió parcialmente uno de mis dientes... y mis papás no estaban.

La vecina que era dentista se dio a la tarea de extraer la otra mitad de diente, que pendía a punto de caerse.

Ya con mis padres de regreso, el ratón de los dientes me dejó, en lugar de un billete de 20 pesos, dos monedas de 10, una por cada pedazo de diente.

4 comentarios:

  1. Los accidentes también son parte del home alone, al igual que las travesuras. El ratón fue muy ingenioso, aunque de menos un regalito extra por el golpazo. =)

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  2. En la forma de ser y en lo que caracteriza a mi Tim hoy, es obvio que nunca experimentó el home alone, eso es algo que hay que agradecerle a las mamás, el exceso de atención brindada :)

    Y bueno, un poco codo el ratón he... se vio muy listo.

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  3. Me imaginé perfecto tu vuelo a 20 km/h jeje y recordé una de mis memorables cicatrices, también por una bici!
    Por cierto, el otro día encontré dos de mis mini dientes de la infancia bien guardaditos en un estuche, ¿será que si los pongo bajo la almohada el ratón venga a reclamarlos y me deje un dinerito? Lo intentaré! jaja

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  4. Ésa no la recuerdo =) y siento decirte que el home alone en tu caso se manifestaba cuando yo decía "buenas noches" y bajaba a mi recámara. Si tú no recuerdas... yo te puedo recordar muchas. Afortunadamente para ti elegiste amigos nada ñoños que hicieron contrapeso (algunos sobreviven gracias a tu ñoñez y tú aprendiste cosas gracias a su osadía). En esas noches de estudio (con chelas y todo) hubo más de una, pero lo prudente era "no darse cuenta" sobre todo si habían hecho hasta lo imposible por reparar el daño. ¿Qué me dices del sillón de la sala roto por Mariano? jajajaja por citar un ejemplo. Lo único que puedo decir es que disfruté profundamente sus tarugadas y espero que esta casa haya sido un verdadero hogar.

    ¿Cooodo el ratón? nop, de ninguna manera. Pregúntenle a sus padres sobre la crisis del ¿86? todos llegamos a ser millonarios, la bronca es que el super de una semana te costaba 4 millones. Copiando a un amigo, los de nuestra generación somos hijos de la crisis.

    Muñoncita: yo en tu lugar los dejaría, ya nos dirás si el ratón fue espléndido. =)

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